Epilogo

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6 meses después...

Seis meses llevo viviendo en Argentina. Seis meses desde que me despedí de mi familia. Seis meses desde que vi por última vez a Dean.

Me duele pensar en él, porque a pesar del tiempo que ha transcurrido, el sentimiento sigue estando vivo; sin embargo esta situación ha sido por su decisión.

Durante el primer mes lo llamé y siempre dejó que timbrara hasta que saltaba el buzón, le envié mensajes y la respuesta que obtuve fue el silencio. Se volvió totalmente inútil intentar conversar con él, quería conformarme con escuchar su respiración y aunque lo llamé de números diferentes, nunca, ni una sola vez contestó mis llamadas.

El mensaje estaba totalmente claro.

Los siguientes meses fueron difíciles, muy difíciles; pero no lo busqué más porque el único motivo que tenía era el amor y sin embargo no era suficiente.

No bastaba con amarlo.

He tenido un par de citas; pero no logro congeniar con nadie. Martina, mi compañera de piso siempre está insistiendo en que debo conocer a alguien, así que todos los sábados me saca del departamento a cualquier fiesta, incluso me ha arrastrado a citas dobles que han resultado desastrosas y aunque ya lo sabe, no se da por vencida.

Me han ofrecido extenderme la beca por un semestre más, tomé la decisión de aceptarla y quedarme a terminar mi carrera. Aún no sé si quiero volver, este ha sido un escape para mí y puede que sea una maldita cobarde; pero aquí no tengo los lugares y las cosas que me recordarían todo el tiempo cada uno de los momentos que viví con Dean.

Mientras voy camino a la universidad me pregunto qué estará haciendo en este preciso instante, tal vez grabando una de sus novelas —que por cierto jamás volví a ver—, tal vez saliendo con una chica, incluso puede que ya tenga una novia. Sé que mi hermano continúa en contacto con él y sin embargo después del primer mes, dejó de ser un tema de conversación entre nosotros. Jay, Laura y Sofía saben perfectamente que es un límite inquebrantable.

Llego a clase y me siento a un lado de Aileen, una de las primeras chicas con la que hablé recién llegué.

— ¿Qué tal, Alex? — Pregunta mientras mantiene la vista en su celular.

— Bien Leen, ¿y tú? — Cuestiono mientras saco de la mochila una libreta y un lápiz.

Levanto la mirada justo al tiempo que ella y ahoga un grito.

— ¿¡Por qué demonios tienes unas ojeras del tamaño de esta maldita ciudad!? — interroga.

Ah, si. Ella no puede decir una sola frase sin maldecir.

— No he dormido muy bien estos días — digo en susurros.

No quiero seguir pensando en Dean de esta forma, porque no puedo dormir y tengo un humor del infierno.

— ¿Es por la universidad? Tienes un promedio excelente, mujer. No debes preocuparte. Sé cómo el demonio que te metes de lleno en esto; pero relájate aunque sea un poco. — me aconseja y yo solo opto por asentir con la cabeza, si supiera...

★★★

Son las 2:30 pasadas y acabo de terminar mi última clase del día. La próxima semana presentaré mis exámenes finales y luego daré por terminado este semestre, aún no sé si voy a visitar a mi familia y mi madre está insoportable llamándome todos los días esperando que le diga que tomaré un vuelo para ir a verlos. Realmente preferiría que vinieran ellos, así cambian de ambiente y puedo enseñarles la ciudad —y yo no tengo que volver a donde no quiero ir—.

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora