Capitulo 11

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Caminamos por la acera conservando una distancia prudente entre nosotros y tampoco hay conversación, es la sensación más incómoda que pueda existir.

Entramos a un restaurante que está a un par de calles de la agencia, tomo asiento y él hace lo mismo frente a mí. Toco algunas veces la mesa con mis uñas, porque el silencio me está desesperando y si soy sincera, quiero irritar a Derek.

- No me gusta que hagas eso, Alex - reprocha

-Como sea - replico y continúo con mi actividad.

Va a responder pero el mesero nos interrumpe haciendo nuestra orden para luego retirarse.

- ¿No vas a hablarme?

- No tengo nada que decir. - reconozco

- Sé que es abrumador que estemos trabajando en la misma empresa y si te sirve de consuelo, yo no sabía que trabajabas allí.

- No estoy diciendo que lo sepas, porque si fuera más que abrumada me sentiría horrorizada de que estés persiguiéndome. - Expreso bastante sincera.

- Puedo asegurarte que no lo estoy haciendo, - ríe - pero verte dos veces en tan poco tiempo y sin tenerlo planeado es una señal.

- Creí que ya estábamos claros en ese tema. - me siento recta en mi silla.

- No entiendo por qué no quieres darnos otra oportunidad.

- No voy a hablar de esto de nuevo, Derek, se vuelve tedioso y pesado. No voy a darnos otra oportunidad y déjame tener mi hora de almuerzo sin dramas, gracias. - hablo más que molesta y él levanta sus manos en señal de rendición

***

- ¿Cómo está una de las mujeres más importantes de mi vida? - contesta Migue al otro lado de la línea. Hablar con este hombre es mejor que cualquier antidepresivo.

- No tan bien como quisiera; pero ¿tú cómo andas? - le pregunto antes de soltarle todo lo que me ha sucedido hoy.

- ¿Qué sucedió? ¿Dean ya se dio cuenta de lo mala que eres en la cama y te dejó? - bromea y yo me río a carcajadas

- ¡Pero qué te pasa! - Rechazo horrorizada - Apenas si nos hemos besado.

- ¡Ajá, pecadora! Y cuándo es que pensabas contarme - me reprocha

- Justo ahora. - declaro

- Hay algo que no me cuadra: si ya se besaron, ¿por qué estás teniendo un mal día?

- No me lo vas a creer, -empiezo- pero yo pensaba que era consciente de la magnitud de mi mala suerte, hasta que la desgraciada me pateó el trasero hoy y me demostró lo equivocada que estaba.

-¿Y ahora qué te pasó? - interroga a la expectativa

- Derek está trabajando aquí. -suelto de sopetón

- ¿Cómo que aquí? ¿En la agencia? - pregunta incrédulo

- Sí, Migue, en la agencia. -Afirmo- Hace parte del departamento de edición y no siendo eso demasiado, voy a tener que trabajar de su mano en algunos proyectos.

- Hoy voy por ti. - asevera

- No vas a hacer un espectáculo, Miguel, este puesto es muy importante para mí y no voy a perderlo por tus ganas de pelear. - advierto en un tono bastante serio

- No voy a hacer nada, -se defiende- solo quiero recogerte y tal vez intimidarlo un poco. - admite

- Ya te dije que no quiero problemas.

- Lo sé. Te abandono porque Rebeca está esperándome en mi cama. Te amo.

No logro decir nada porque ha cortado la llamada sin esperar mi respuesta.

Paso el resto de la tarde enfrascada en las cosas que debo adelantar para evitar seguir con el humor de mil demonios. He hablado un poco con Dean, aún no le he contado la buena nueva -nótese el sarcasmo- y este se ha ofrecido a recogerme a lo que me negué y le expliqué que mi mejor amigo vendría por mí.

Pasan de las cinco de la tarde y la carga de trabajo ha disminuido considerablemente, se abre la puerta de mi oficina y estoy preparada para echarle cantaleta al que no se ha tomado el atrevimiento de tocar primero, hasta que una cabeza trigueña se asoma por la abertura.

- Ha llegado tu héroe. - me pongo de pie y voy a abrazar a Miguel

- ¿Cómo estuvo tu acostón? - interrogo divertida

- Estuvo bien.-dice restándole importancia

- ¿Sólo bien? ­- levanto una ceja con curiosidad

- Es que creo que ya estoy cansado. - declara con disgusto y yo suelto una enorme carcajada

- Te lo dije. - le echó en cara

-Tú me convertiste en esto mujer. - me ataca señalándose así mismo

Cuando éramos niños -tal vez teníamos 13 años- tuvimos una especie de relación que no duró más de unos 15 días y desde entonces para él soy la culpable de que no pueda practicar la monogamia.

-Tienes que superarlo, han pasado años desde entonces. - me rio fuerte. Va a refutarme, pero unos golpes en la puerta se lo impiden. - Adelante.

- Alex, quieres que te lleve a... - empieza Derek y su voz se desvanece en cuanto ve a Miguel-casa. -se retan con la mirada esperando a ver quién de los dos dará el primer golpe, pero me anticipo a ellos.

- No es necesario. Vamos Migue, estoy lista. - tomo a mi mejor amigo de la muñeca y voy saliendo de la oficina. Derek se encuentra en la puerta, por lo que se aparta para dejarnos pasar, cierro la oficina y ellos continúan con su duelo.

- Voy a darte la paliza de tu vida cuando menos te lo esperes, grandísimo hijo de puta. - amenaza Miguel y en su defensa diré que le saca por lo menos una cabeza a Derek.

- Estaré esperándote - contesta desafiante, levantando su rostro para no verse intimidado.

Agarro del brazo a Miguel antes de que se olvide que estamos en la agencia y estos dos se prendan a golpes, me despido de Karen, la recepcionista y hasta que no siento el aire de la calle no respiro tranquila.

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Gracias por leerme XOXOXOX

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora