Capítulo 10

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— Entonces... ¿te gustó nuestra cita? — interroga

— Puede que sea mi favorita hasta ahora.

— Estamos de acuerdo en eso. — llevamos un poco más de 30 minutos estacionados frente a mi edificio hablando de todo un poco. Quisiera quedarme por más tiempo pero ya es más de media noche y me siento cansada, mi bostezo lo confirma — Anda, pequeña, ve a dormir y en unas horas paso por ti.

¿Escuchan eso? Es el aleteo feroz de las mariposas en mi estómago. No sé cómo despedirme ahora, pero voy a lo seguro y le doy un beso en la mejilla.

— Creí que ya habíamos superado ese nivel. — le sonrió coqueta y ahora sí que voy por ese beso.

Junto nuestros labios y él sostiene mi rostro entre sus manos. Consideren este lugar como mi favorito oficialmente. Recarga su frente en la mía y dejo los ojos cerrados.

— Gracias por esta cita. — susurro

— Gracias a ti por darme tu número en primer lugar. — suelto una risita y deposito un casto beso en sus labios

— Te veo más tarde, chófer — me despido y salgo del auto.

Ahora tengo que tragarme mis palabras, pues mi chófer personal ya no es simplemente un amigo.

***

Acabo de entrar a la oficina y lo primero que veo es una nota en mi escritorio en la que informa que mi jefe requiere de mi presencia lo más pronto posible, así que dejo el bolso, me quito el abrigo y voy a ver cuál será el motivo por el que me necesita tan urgente.

Toco un par de veces la puerta y la abro, Javier se encuentra sentado frente a su computador hablando por teléfono, me hace señas para que entre y me siente, cierro la puerta y me acomodo mientras termina su llamada.

— Buenos días, Alex — saluda al tiempo que acomoda unos papeles

— Buenos días, Javier. Dime para qué soy buena.

— No es nada grave, por si estás pensándolo. — me relajo — Hicimos una nueva contratación para el área de edición y me gustaría que hablaras con él y le explicaras como funciona la agencia.

— Por supuesto, no hay ningún problema. — afirmo segura

— Perfecto, manos a la obra. — se pone de pie sale de la oficina y yo lo sigo. Llegados al departamento de edición nos acercamos a uno de los cubículos.
Saludo a Camilo y le pregunto por el nuevo a lo que sólo responde que mejor esperemos.

— Alex, él es la persona de la que te hablé. — dejo mi conversación con Camilo y miro hacía el lugar en el que se encuentra mi jefe con la persona nueva.

Mi mandíbula cae al piso y abro los ojos con asombro, no me creo que esto esté sucediendo. No así. No de esta manera.

— Te presento a Derek. — Esto.No.Puede.Estar.Pasándome — Derek, ella es...

— Alexandra Russell, lo sé. — termina la frase por Javier.

Está tan sorprendido como yo. Cómo es la vida de puta, durante más de un año deseé encontrarlo de casualidad en cualquier lugar, incluso me conformaba si lo veía de lejos y sin embargo, jamás, jamás sucedió; pero ahora está aquí y para mi mala suerte, tendré que verlo todos los días.

— ¡Ah, ya se conocen! — exclama Javier — Qué bueno. Los dejo para que Alex te explique todo. — da media vuelta y se va.

— Qué incómodo es esto — pronuncio las primeras palabras

— Es una grata sorpresa que coincidamos en el mismo empleo, ¿no crees?

— No, la verdad es que no. — respondo tajante — Pero a lo que vinimos.

***

Llevo toda la mañana de mal humor, es que no me puedo creer que esté aquí, a unos cuántos pasos de mí. Se siente como si estuviera robándome una de las pocas cosas que son mías, que considero MÍAS. Me refugie en esta empresa cuando nuestra relación se acabó porque necesitaba mantener la cordura y la mente ocupada, necesitaba dejar de pensar en él día y noche.

De todas las malditas agencias de la ciudad tenía que ser contratado en esta. ¿Qué fue lo malo que hice en mi vida pasada para que me esté sucediendo esto?

¿Por qué ahora que he salido adelante, aparece por todas partes?

¡Carajo, que me falta encontrarlo en la puta sopa!

Suaves golpes se escuchan del otro lado de la puerta, respiro unas cuantas veces para relajarme y pido que siga a quien sea que esté allí.

— Hola. — dice Derek asomando un poco su cabeza

— Pasa, pasa. — entra, cierra la puerta y se sienta frente a mí — ¿En qué puedo ayudarte?

— Verás... ya que eres la única persona en esta agencia que conozco bien, me preguntaba si es posible que almorcemos juntos hoy. — levanto la mirada de la agenda que tengo entre las manos

— Estoy muy ocupada. No creo que vaya a almorzar temprano. — rechazo su invitación a la primera

— Vamos Al, sólo por hoy. — lo intenta de nuevo, mientras yo siento heridas abrirse por la mención de ese apodo

— Alex. Mi nombre es Alex. — le recuerdo

— Está bien. Veo que aún no me perdonas del​ todo.

— Vamos a hacer esta convivencia tan profesional como lo sea posible. Te acompañaré a almorzar, pero sólo será por esta vez y quiero que estemos claros en eso. — soy seria en mi respuesta, esperando que capte el mensaje

— Me conformo con lo que tú consideres prudente.

Será la más larga, incómoda y desastrosa hora de almuerzo.

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XOXOX

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora