Capítulo 23

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Dean

El timbre del apartamento hace que aparte los ojos de Alex, doy un beso en su frente y me dirijo a la puerta para saber quién se encuentra detrás de ella.

— ¿Madre? — me sorprendo al verla cuando abro, no esperaba una visita de su parte.

— Hola, mi amor. — Me abraza y deja un beso sonoro en mi mejilla y se adentra en mi casa— Sé que no me esperabas, pero... hay algunos chismes por ahí y yo quería saber de mi propio hijo qué es lo que está sucediendo.

— ¿Cómo estás, mamá? — cierro la puerta con un suspiro — Es verdad, me encuentro en una relación. — mi madre chilla de una forma exageradamente escandalosa.

— ¿Quién es? ¿Dónde la conociste? ¿Cuánto llevan juntos? — hace una pregunta tras otra subiendo gradualmente su voz y ni siquiera parar a respirar.

— ¿Quieres bajar la voz? — Le pido — Está durmiendo y no quiero despertarla.

— ¡La tienes aquí! — Exclama abriendo demasiado sus ojos — Tráela, tráela que quiero conocerla.

— No la tengo aquí — suena como si la hubiera secuestrado— ella está aquí. Voy a ver si está despierta, pero por favor no hagas escándalo, ni la asustes con tus muestras de amor excesivas.

Dejo a mi madre en el salón y voy por Alex. Cuando pensé en presentarla a mi familia no creí que sería tan rápido, quería organizar una cena exactamente como sucedió cuando conocí a mis suegros y mi cuñado, no esta forma tan inusual. Abro la puerta y como esperaba, sigue dormida, tomo asiento a su lado y doy caricias a su cabello esperando que de esta forma despierte; pero no sucede, esta mujer tiene el sueño sumamente pesado.

— Alex, amor, despierta. — toco su cara, le doy besos en la nariz, frente, mejillas, labios, incluso en sus ojos y nada. Estoy pensando seriamente en volcarle un vaso de agua encima y justo cuando me pongo de pie me toma por la muñeca.

— ¿A dónde crees que vas? — pregunta con voz adormilada.

— A ninguna parte — me hago el desentendido — ¿Puedes levantarte? Afuera está alguien que quiero presentarte.

Se queja pero me dice que en unos minutos irá, salgo de la habitación y ya está mamá dando vueltas por todo el salón como la impaciente que es.

— ¿Y? ¿Dónde está?

— Mamá, cálmate, ¿quieres? Ya viene. Toma asiento y trata de controlar tu ansiedad.

— Por el amor de Dios, Dean. — Eleva sus brazos al cielo exasperada — Tienes una novia y yo me entero por los chismes, porque mi propio hijo no puede coger el teléfono, llamar y contarme. ¡Muy bonito, eh!

— Está bien, acepto que estuvo mal, no me excuso pero he tenido días muy ocupados y ya estás aquí para conocerla.

— ¿Cómo se conocieron?

Aquí viene el interrogatorio...

— En una discoteca — pone una mano sobre su pecho y gime indignada — No es lo que crees. — me apresuro a decir para que no saque conclusiones equivocadas

— ¿Qué es, entonces?

— La conocí en una discoteca, sí, pero está lejos de ser la vagabunda que estás imaginando. Ella es... — un carraspeo me interrumpe y giro mi torso lo suficiente para ver a Alex en la entrada del salón con cara de cachorrito — Ven aquí.

Estiro el brazo, ofreciéndole mi mano para que la tome y la posiciono a mi costado, la abrazo por la cintura infundiéndole el apoyo que necesita.

— Así que tú eres la novia de mi hijo — dice mamá con un tono más amable, es probable que se haya dado cuenta que la juzgó mal.

— Un gusto conocerla, señora. Mi nombre es Alex.

Da un paso adelante para estrechar la mano de mi madre e inmediatamente siento frío en el costado de mi cuerpo que estaba pegado a ella.

— ¿Cómo que señora? Soy Meredith, puedes llamarme Mer. — Guiña uno de sus ojos y toma a Alex por las dos manos para sentarla a su lado en el sofá — Ahora, tú vas a contarme cómo hizo mi muchacho para conquistarte.

La vergüenza me embarga y hago el amago de retirarme pero Alex no lo permite, prácticamente me obliga a sentarme a su lado cuando se dispone a contar cómo nos conocimos, cómo me hizo sufrir para poder conseguir una cita con ella, cómo me convertí en su chófer personal — cosa que no me importaba mientras pudiera verla a diario y pasar tiempo con ella — Las sorpresas que le di y aquella forma poco convencional de pedirle que fuera oficialmente mi novia. Cada cierto tiempo mamá hace sonidos y mohines de ternura o abre su boca a tal punto de creer que mi puño cabría por ese orificio o hace exclamaciones cómo «¡No te lo puedo creer!» y de paso, como la confianzuda que es, le da palmetazos en las piernas a Alex.

Me mira asombrada con cada palabra que sale de los labios de Alex, ella le confiesa que con mis pequeños gestos logré hacer que me viera cómo más que el molesto idiota que la fastidiaba en la discoteca, mamá se ríe a carcajadas también y cuando Alex termina su discurso, mi madre se pone de pie y me abraza, susurra en mi odio que está muy feliz por mí y quiero creer que esa es su forma de expresar la emoción que le produce saber que alguien por fin se ha hecho paso entre mis murallas y ha logrado tomar mi corazón entre sus manos.

No me importaría que Alex lo destruyera, no me importaría caer por ella.

— Me encuentro extasiada con todo esto que me has contado. No puedo esperar a que Josh y Evan te conozcan, dime, preciosa, ¿qué día de esta semana te viene bien ir a casa a cenar?

— ¿El miércoles? — duda al responder

— El miércoles será. — Finaliza mamá con emoción — Los dejo para que descansen.

Se despide de mi novia con un abrazo muy efusivo y a mí simplemente me da un beso en la mejilla ¿ah? Y yo soy el hijo.

— Tu madre es muy simpática. — dice cuando mamá ha cerrado la puerta

— Sabía que iba a adorarte. — la abrazo por los hombros y beso su frente, paso mi otro brazo por detrás de sus piernas y la levanto cual bebé.

— Bájame. — dice entre risas

— Shhh, te voy a llevar a la cama.

Una vez en la habitación, la deposito sobre mi cama, le saco los tenis que se había puesto y la arropo. Apago la luz que emite la lámpara de su lado, me saco la camisa, los zapatos y hago lo mismo de mi lado. La abrazo por la espalda y la pego a mi pecho.

— Descansa, Chispita.


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¡Buenas, buenas, buenísimas!

Déjenme saber cómo les ha parecido este capítulo narrado por Dean.

XOXOXOXOXOX

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora