Capítulo 9

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En las últimas dos semanas mi rutina se ha basado en Dean llevándome al trabajo, cumplir mi horario laboral, asistir a clase y volver a casa.

Papá ya empezó a cuestionarme sobre mi repentino chófer personal y no se cree que simplemente sea un amigo aunque le haya dicho en un montón de ocasiones que jamás ha sucedido nada —no porque yo no quiera— y sólo se limita a contestar que los hombres no hacen cosas por nada y que me mantenga bien alerta porque en cualquier momento querrá sacar provecho de ello, incluso se ofreció él mismo a llevarme; sin embargo me negué rotundamente y no tuvo más que aceptar.

Está por acabar mi última clase y he intercambiado un par de mensajes con Dean a lo largo del día. Me cuenta que hoy fue día de grabación y aún no termina y yo le digo que en nada saldré directo a mi casa.

— Muy bien, muchachos, saben que se acercan los exámenes parciales de este corte, no olviden estudiar todo lo que hemos visto y nos vemos la próxima clase. — nos despide el profesor

Guardo mi libreta y mi esfero, me pongo de pie y cuelgo mi bolso al hombro, le hago señas a Emma de que la espero afuera y salgo de salón.

Necesito un poco de comida. Me dirijo a la máquina expendedora y saco algunas papitas de paquete, al dar la vuelta veo a Emma viniendo hacia a mí y nos encaminamos a la salida.

— No quiero estudiar más, Alex. En serio que estoy muy agotada. — se queja mi amiga

— Y que lo digas. Quiero que se acabe este semestre lo más pronto posible — la apoyo

— Celebraremos con fiesta cuando eso ocurra. — suelto una carcajada y saco mi celular del bolsillo para responder el mensaje de Dean.

Dean: ¿Me compartes un poco de la chatarra que estás comiendo?

Inmediatamente levanto la mirada para buscarlo y como todas las mañanas, se encuentra recargado contra la puerta de su auto.

— Emma, vinieron por mí. — señalo a Dean y él muestra su mano en un saludo vago — Te veo mañana, cuídate.

— Creo que esa debería ser mi línea. Te cuidas y te proteges, ¿no? — guiña un ojo antes de reírse, niego con la cabeza y voy hacia Dean, cual metal hacia imán.

— Con que aún no salías de grabación, ¿eh? — lo pincho un poco mientras dejo un beso en su mejilla

— Quería verte y de paso darte una sorpresa. — me dice tranquilo — Vamos, sube que te voy a llevar a comer.

Entro al auto y me abrocho el cinturón al tiempo que lo hace él. Observo su perfil con suma atención, queriendo grabarlo en mi cabeza. Gira el rostro hacia mí —me ha pillado— y me mira juguetón.

***

El restaurante es bastante lindo y para mi asombro había hecho una reserva, así que estoy sentada frente a él charlando de cosas triviales en lo que esperamos que nuestra comida llegue.

— Entonces, cuéntame cuántas veces tuviste que repetir el beso de la escena de hoy — este es el único defecto que le veo a Dean, porque por su profesión está en constante contacto con otras/muchas mujeres y de manera comprometedora. No sé si sea capaz de soportar el hecho de que durante el tiempo que esté grabando debo compartirlo.

— Hoy no hubo beso, Chispita. — responde seguro

— ¿Por qué "Chispita"? — cuestiono

— Eres una mujer de cuidado, Alex. —empieza a decir — Tienes principios que quieres hacer respetar y cuentas con un carácter bien formado; es por esto que hay que saber llevarte porque a la mínima se te enciende el genio y sin embargo irradias luz en el cuarto en el que te encuentres — me explica

— Parece que ya me conoces — apunto obviando la última parte de su discurso con toda la intención.

— Quiero conocerte por completo. — Afirma con voz seductora y yo me atraganto con el sorbo de agua que acababa de tomar. Toso hasta que me siento mejor y cuando voy a responder llega el mesero para alimentarnos.

***

Vamos caminando a paso lento hacia su auto, entrelace nuestros brazos para tenerlo más cerca. Nos detenemos al lado de la puerta del pasajero y nuevamente se recarga en ella.

— Gracias por la comida — le digo mientras juego con las correas de mi bolso

— No es nada — asegura — quería pasar tiempo contigo. Ven acá — me toma de la cintura y me acerca a él lo suficiente como para que yo tenga que echar la cabeza hacía atrás y poder ver sus ojos, —sus preciosos ojos— apoyo mis manos en sus hombros y le sostengo la mirada

— Igual gracias — repito — el restaurante es precioso y la comida estuvo deliciosa — confieso

— ¿Y la compañía? — pregunta mirando mis labios

— Agradable — susurro y trago duro porque esto ya se puso comprometedor

Se acerca un poco y yo no me muevo ni un centímetro, me observa pidiendo permiso y yo doy un pequeño asentimiento con la cabeza. Cierra la distancia que separa nuestros labios y los une de forma delicada.

Por acto reflejo cierro mis ojos y pongo mis manos detrás de su cuello cuando él me abraza por la cintura. Este beso supera en todo a los que me imaginé, es la cantidad justa de lengua y saliva y no quiero que se detenga.

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XOXOX

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora