Capítulo 38

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Cada paso que he dado desde que bajé del autobús se ha hecho más y más pesado. Camino con desgano hasta mi casa luego de una hora y media de viaje en la que no dejé de llorar.

Me duele la cabeza, la siento pesada y también estoy cansada.

Dejé a propósito mi celular en el apartamento de Dean para que no tuviera cómo comunicarse conmigo. Necesitaba un tiempo para pensar e intentar comprender por qué había dicho lo que dijo.

Está bien que haya mal entendido la situación porque el mensaje así lo proponía; pero que no confíe en mí es lo que más me hiere.

Al entrar en mi casa, lo primero que veo es a mi mamá revisando el correo. Levanta la mirada para observarme, no dice nada solo viene hacia mí y me abraza, cosa que agradezco con el alma.

Me aferro a ella y dejó que acaricie mi espalda hasta que los espasmos a causa del llanto se detienen.

— Dean lleva más de una hora estacionado al frente. — me separo de mi madre y veo por la ventana confirmando la información. No sé cómo fue que no lo ví. — Tienes que hablar con él.

— No tengo fuerzas para aguantar otra discusión.

— No me refiero a eso. — toma uno de los sobres que está encima del comedor y lo tiende hacia mí — No lo he abierto, pero estoy segura de lo que dice.

Lo tomo, sin saber muy bien de qué se trata y cuando me percato del sello que tiene, mi respiración y el tiempo parecen detenerse.

Lo había olvidado por completo.

Saco la carta con movimientos torpes y empiezo a leer.

«Nos complace informar que gracias a sus excelentes notas, ha sido una de las personas seleccionadas a acceder a una beca completa para el siguiente semestre en una de las mejores universidades de Argentina. (...)

Debe viajar el viernes 7 de julio para instalarse con tiempo.»

Eso es en quince días mal contados y dentro del sobre también encuentro el tiquete

— Lo conseguiste, ¿no es así? — la voz de mamá me saca del estupor.

— Así es. — respondo con un hilillo de voz — Realmente no recordaba que la respuesta debería llegar en estos días, ni siquiera recordaba que la había solicitado.

— ¿Le vas a contar?

— Debo hacerlo. — continuo hablando sin despegar mi vista de la carta — No sé cómo se lo va a tomar.

— Lo entenderá, cielo. — soba uno de mis brazos — Ahora ve y habla con él para que resuelvan lo que sea que está mal.

En el trayecto que me lleva hasta su auto, voy ensayando lo que se supone que debo decirle, sigo aturdida por la sorpresa y deseo que lo tome de la mejor manera.

Cuando entro, ninguno de los dos hace un solo ruido, mantenemos la vista al frente por un buen rato. Mi silencio se debe a que no sé muy bien qué decir.

— Lo lamento. — No volteo ni un centímetro — Sé que está vez la he cagado hasta el fondo. — No emito sonido alguno — Y si quieres dejarme, puedo comprenderlo.

— Puedes comprender que quiera dejarte, pero no comprendes que con Ethan no hay nada. — mis palabras salen bajas pero lo suficientemente claras. — No soy ninguna puta y mucho menos quiero que me trates como tal. Creo que te he demostrado con suficientes hechos lo que realmente soy y si eso no te basta o no te ha quedado claro, no entiendo qué diablos haces conmigo.

— Me he comportado como un auténtico imbécil, te he hecho daño y también te he insultado. Por supuesto que no eres una puta y me arrepiento con todas las letras de haberte llamado de esa forma.

»No hay excusas para lo mierda que fui hace unas horas. No hay palabras que logren repararte porque sé que te lastimé de forma monumental y no te puedes hacer una idea de lo mucho que me estoy odiando en este momento, principalmente por decir lo que dije, por no confiar en ti y por no permitir que te explicaras. — mi corazón continúa estrujandose — He sido el peor novio por no ser capaz de leer entre líneas, sino tomar todo tal y como estaba. He sido una mierda de persona por no creer en ti y por descargar la rabia que siento hacia ese tipo contigo, como si acaso lo merecieras. — toma mi rostro entre sus manos y lo gira para verme directamente — Y sé que esto no arregla nada, pero te amo y te amo siempre. Lo eres todo, absolutamente todo para mí y no puedo ver mi vida sin ti. Me duele verte de esa manera y saber que estás así por mi culpa. — No puedo retener las lágrimas, dejo que salgan a raudales — Odio que llores y estés triste y más aún que sea por mí.

— Estoy decepcionada, Dean. — confieso al fin — De todo lo que esperaba que dijeras, jamás pensé que podría ser eso. Puedo esperarlo del que sea, pero de ti, nunca. — cierro los ojos cuando retira las manos de mis mejillas — Estoy triste porque lo único que necesitaba era que estuvieras a mi lado, no que te pusieras en contra y estoy furiosa por todo, por lo que dijiste, por el mensaje de Ethan, porque no me creíste cuando te dije que no sé de donde sacó mi número. — me armo de valor para decir lo siguiente — Y lamento decirte esto, pero lo quieras o no vas a tener que aprender a vivir sin mí presencia...

— ¿Estás terminando conmigo? — me corta.

— ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! — me apresuro a contestar.

— Entonces, ¿de qué hablas? — del bolsillo saco el sobre que no hace más de veinte minutos abrí y se lo entrego para que lo lea por el mismo. — ¿Qué es esto?

— Cuando lo leas vas a entender.

Toma la carta y se concentra de lleno en ella, cuando levanta la mirada me observa entre sorprendido y fascinado.

— ¡Te has ganado una beca, Chispita!

— En otro país. — le recuerdo. Su expresión de felicidad decae al caer en cuenta.

— ¿Te vas a ir? — pregunta con miedo.

— Me voy a ir.

— ¿Y nosotros?

— Nosotros no tiene que acabar. Son solo seis meses; pero si esto es demasiado para ti, puedo entenderlo. El futuro de esta relación la dejo en tus manos.

— Seis meses separados...

— Esta es una oportunidad muy importante para mí, no puedo simplemente dejarla pasar. — le explico — Con esto no quiero decir que es más importante que tú, pero apliqué a ella antes de incluso saber que existías. Las cosas se han dado de esta forma, no las he planeado porque para empezar, no esperaba conocer a alguien que pudiera querer como a ti.

— Yo tampoco quiero que desaproveches esto que te has ganado con tanto esfuerzo.

— Pero...

— Pero no lo sé.

— Piénsalo, Dean. Yo no quiero terminar contigo y por esto es que la decisión de continuar juntos o no, es tuya. — me acerco a él lo suficiente para besar sus labios y hacerlo. — Toma el tiempo que necesites, pero ten en cuenta que en menos de quince días me voy.

Tomo la carta y el sobre de sus manos, recojo mi celular que se encuentra en el salpicadero y bajo de su auto con el corazón en la mano y sintiendo que lo quiera o no, esto ha sido prácticamente una despedida.

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Dos capítulos en un día, Yei!!!!
Quedan tres o cuatro, —aun no lo decido— y acabamos con esto.

XOXOXOXOX

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora