Aaron CAP:1

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Capítulo 1:


-¡KELS! - Oh. Por. Dios. No otra vez.- Kels, juro que si no te despiertas voy a tener que meter tu sucio trasero en la sucia ducha por mí misma, y sabes muy bien que lo haré. - Abrí un ojo y vi a Tris mirándome con sus manos en sus caderas.
- Hola - Saludé con una media sonrisa y volví a cerrar los ojos.
- Es en serio, sabes que este metro setenta puede patear tu trasero cuando quiera, levántate. Nuevo día, nueva escuela, nuevos chicos...
- Misma yo. - La interrumpí volviendo a poner mis sábanas en mi cabeza.
- Noooo... - Alargó con tono divertido sacando las sábanas de mi cabeza.
Maldito sea el día en que decidí vivir con mi mejor amiga.
- Nueva tú. No quiero negativismo, ni quejas. No quiero que mires mal a las personas y no quiero que estés de mal humor en las mañanas.
- Pues creo que va a ser imposible cumplir tus requisitos, mi queridísima mejor amiga, ya que sería cambiar mi manera de ser y como tú siempre dices "Si no te gusto, vete a la mierda." - Finalmente caminé hacia el baño, Tris me siguió.
- Eso sólo aplica a chicos con malísimo gusto, es decir, ¿A quién no le gustaría esta belleza? - Mientras abría la ducha, ella posó y yo la miré fijamente.
Tacones de aguja, que la hacían ver tres veces más alta, sus piernas eran largas y doradas. Llevaba un vestido estampado con flores de todos colores, el pequeño collar que le había regalado cuando nos hicimos mejores amigas y su pelo rubio estaba perfectamente ondulado.
- ¿A la gente normal? - Ella me miró mal y salió del baño para dejarme ducharme. Quité mi ropa y la dejé en el cesto. Me metí en la ducha y automáticamente me relaje.
Esto es bueno. Esto es realmente bueno.
Luego de quince hermosos minutos bajo el agua caliente, salí y enrollé una toalla en mi cuerpo y otra en mi pelo. Caminé a la habitación y vi a Tris maquillándose en frente del espejo. Le sonreí a través de él y ella arrugó su nariz.
- Eres una exhibicionista, puedes ir presa por eso.
- Claro que no si estoy en mi propio departamento.- repliqué.
Tomé unos jeans ajustados, una camiseta suelta con el número '23' que dejaba al descubierto la mayor parte de mi espalda y saqué la toalla de mi cabello. La dejé tirada en el suelo y me metí de nuevo en el baño.
- ¡HEY! ¿Puedes dejar de ser desordenada por una vez en tu vida? Llevamos aquí tres meses y te he dicho más de mil veces que no tires las malditas toallas en el suelo.
Reí mientras me ponía mi ropa interior limpia.
- No soy desordenada, iba a levantarla luego. Llevamos aquí tres meses y tú no puedes dejar de darme órdenes sobre cosas que haré dentro de cinco minutos.
- Pues espero que en cinco minutos esa toalla no esté en el suelo, porque yo no pienso levantarla.
Mentira. Podría apostar a que ya lo había hecho.
Me sequé el cabello, me puse mi maquillaje liviano de todos los días (porque vamos, está bien que no estaba emocionada por el primer día, pero tampoco quería espantar a todo el mundo con mi cara de las mañanas) tome mis medias y mis converse negras y me las puse. Tris ya había acabado y estaba tomando su rico desayuno.
Me acerqué a ella y tome la tostada que estaba a punto de poner en su boca.
- ¡Vamos Kels! Sabes que no se juega con la comida de una chica.- Yo me encogí de hombros.
- Es robo a mano armada o comer helado en las mañanas, tú decides. ¿Acaso quieres que tu mejor amiga se convierta en una chica que desayuna helado? Porque eso arruinaría tu reputación.
Ella revoleó los ojos. Yo sonreí y tomé un vaso con jugo de naranja que ella me había servido.
Dulce néctar de la vida.
- ¿Sabes todo de memoria, cierto? - Me preguntó cuando me senté en la mesa. Sus ojos azules resaltaban por el delineador negro que se había puesto y me miraban fijamente.
- Sí Tris, no soy estúpida. - Ella me miró con una cara de obviedad y yo con una de indignación. - ¡NO SOY ESTÚPIDA! - repetí. Ella arqueo una ceja.
Odio cuando hace eso. Yo no puedo hacer eso. Odio cuando la gente hace eso. Maldita sea.
- "Hola, ¿Qué tal director Franklin? Mi nombre es Kelsey Brooks y ella es Tris Steven. Aunque en realidad no sabemos si esos son nuestros verdaderos nombres ya que nuestros padres nos abandonaron, pero esos son los que formulaban en los documentos."
Tris levantó las manos en un acto de rendición y miró su teléfono.
- "Ambas tenemos 16 años, y estamos aparentando ser hermanas. Nos conocimos en el sucio orfanato en Kansas, pero ninguna viene de allí - reí - Bueno, no sabemos si no venimos de allí porque en realidad no tenemos la más puta idea de donde mierda venimos. Nos escapamos hace un par de meses porque intentaron adoptar a Tris unos idiotas que tenían planes de prostituirla. Robamos las cuentas bancarias de dos empresarios, pero nunca se dieron cuenta, porque Tris es un maldito genio con las computadoras y ni siquiera sé de dónde salió. Compramos celulares que no se pueden rastrear, y un pequeño departamento en un edificio de tres pisos en este pequeño pueblo de mierda que sólo tiene tres tiendas, una escuela y un hospital. ¿El hombre y la mujer que vinieron a inscribirnos? Les pagamos para que se hicieran pasar por nuestros padres. Oh, y nos encanta aprender, de verdad que sí, somos muy aplicadas." - Tris me miró y yo seguí comiendo mi tostada.
- ¿Has terminado con toda tu mierda del sarcasmo? Porque vamos a llegar tarde.
- Si madame, ya he terminado con mi mierda.
- Pues podeos iros a cagar cuando sea de vuestra conveniencia.
- Sera un placer, estaré pensando en usted cuando lo haga. - Pusimos nuestros platos y vasos en el lavabo, tomamos nuestros bolsos y salimos por la puerta.
(...)
- ¿Sabes que odio más que las niñas mimadas de pueblo? Los chicos mimados de pueblo, definitivamente. - Dije mientras llegábamos caminando hasta la escuela. - ¿Y sabes que odio más que los niños mimados de pueblo? Tener que caminar hasta aquí.
- Sólo han sido un par de manzanas. Dijimos que nada de quejas. - Dijo ella sonriendo mirando ilusionada a la escuela.
- ¿Sabes que odio más que caminar hasta aquí? Tu positivismo de mierda. - Ella me miró.
- ¿Sabes que odio yo? Tú, en las mañanas. - Sonreí. - Vamos Kelsey, es la primera vez que venimos a la escuela. Hemos estado encerradas en ese edificio asqueroso desde que somos bebés, por fin vamos a tener vidas normales. Es lo que siempre quisimos.
- ¿Sabes lo que siempre quise? No tener que caminar hasta aquí. - Ella rió mientras estábamos a media calle del bendito edificio. - ¿Por qué no usas tus poderes mágicos con las computadoras, robas por aquí, robas por allá y nos compras un auto? - Ella me fulminó con la mirada.
- Dijimos que nada de todo ese tema en la escuela. - Revoleé los ojos - Y no lo hacemos porque robar está mal, tú lo sabes y yo lo sé. Lo hicimos por necesidad. Y sabes que cuando podamos...
- Vamos a devolver el dinero, sí, lo sé, has repetido eso desde que nos fugamos.
- Anímate Kels... - la miré - Es nuestra gran oportunidad, ¿puedes, por una vez, no actuar como una adolescente de dieciséis amargada y hacer amigos, conocer chicos, ir a fiestas? ¿Por mí?
- Sólo lo hago por los chicos, aunque no creo que haya chicos guapos en este pueblo.
- Hey, los milagros existen.

Aaron Lawrence Donde viven las historias. Descúbrelo ahora