Abrió sus ojos lentamente, sentía las sábanas pegadas a la perfección sobre su cuerpo desnudo, sonrió al recordar la noche de pasión que vivió con su chico y palpó su lado con la mano antes de girarse, pero su espacio estaba vacío, él ya no estaba en la cama. Volvió a cerrar sus ojos para volver a abrirlos de golpe.
-Mierda, mierda, mierda.-Dijo levantándose rápidamente de su cama. Miró su móvil y volvió a maldecir por la hora que era.-¡Joder!-Corrió hacia el baño, se metió de golpe en la ducha y no le importó para nada que el primer chorro no fuera caliente, pues prácticamente si no se daba prisa, llegaría tarde al encuentro que tendría con su nueva empleada y ni siquiera se sabía aún su nombre. Salió de la ducha, se peinó y se secó el pelo, se maquilló con algo simple pero resaltando el color de sus ojos, se vistió con una falda de tubo negra que le llegaba un poco más arriba de sus rodillas, una camisa color blanca sin mangas ceñida a su cuerpo, tacones negros y chaqueta americana. Cogió su bolso y bajó con prisa las escaleras dirigiéndose hacia la cocina donde se encontró a Richard comiendo tortitas con su hija.-Buenos días.-Dijo llamando la atención de los dos.
-Buenos días mami.-Le respondió Lexa.-Richard me ha hecho tortitas.
-Que bien cielo.-Le contestó a su hija.-Me voy ya que llego tarde.-Le posó un beso en la cabeza de su hija y otro en los labios de Richard, quien le insistió que comiera algo pero ella le respondió con un ''os quiero´´ y salió hacia su coche. Miró su reloj de muñeca cuando se paró en un semáforo, 8:40 a.m. suspiró más relajada cuando supo con seguridad que aún faltaba 20 minutos y le daba tiempo suficiente para ir a por su café mañanero y leer con calma el informe de la nueva empleada.
Pero no, no tenía tiempo suficiente porque había una maldita carrera de bicicletas que cerraba su paso y se vio obligada a conducir por otro camino, un camino que había más tráfico y tardó más de lo que pensó. Cuando por fin aparcó su coche en el parking de la empresa, entró corriendo devolviendo el saludo a la recepcionista, adentrándose en el ascensor y marcando directamente su planta. Miró su reloj de muñeca bastante molesta por el gran retraso que estaba teniendo.
-Mierda, que no sea puntual por favor.-Susurró rogando que la nueva integrante no fuera puntual, pues faltaban cinco minutos para verse con ella y aún no se sabía su nombre. Salió del ascensor apresurada y sonrió con gratitud cuando vio a Spencer en su puerta con un vaso de café desechable.-Dios ¿Te he dicho alguna vez lo mucho que te quiero?-Le dijo a su secretaría cuando ésta le tendió el vaso.
-Sí, todos los días me lo dices.-Le contestó con diversión.-Tienes el informe encima de tu mesa y tienes tres minutos aproximadamente antes de que llegue, si me necesitas ya sabes donde buscarme.
-Gracias Spencer, no se que haría sin ti.-Le dijo Clarke abriendo la puerta de su oficina.
-Sinceramente yo tampoco.-Oyó a su secretaría antes de cerrar su puerta y sentarse delante de su escritorio, respiró profundo cuando apoyó su café y su bolso en la mesa, lista para abrir el informe de su nueva integrante y leerlo por encima cuando su móvil empezó a sonar dentro de su bolso. Lo cogió pensando que podría ser Richard, pero decidió colgar al leer el nombre de su mejor amiga en pantalla. No pasaron ni diez segundos cuando comenzó a sonar de nuevo y otra vez le colgó.
-Maldita sea Raven, deja de despistarme.- Dijo molesta cuando su amiga volvió a insistir.
Claro que por el otro lado, Raven tenía un motivo claramente importante para insistir que su mejor amiga le cogiese el teléfono.
Estaba en la terraza de una cafetería al lado de la empresa de Clarke, no había más de tres metro de distancia. Tomaba su café mañanero junto a Octavia, quien había llegado de viaje ayer y decidieron verse y charlar un rato antes de dirigirse cada una a su trabajo.
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QUÉDATE CONMIGO 2.
FanfictionSegunda parte de QUÉDATE CONMIGO. Portada por: @GabaSantos.