PRIMEROS ESTRAGOS DEL AMOR

5.8K 331 116
                                    

Cuando sus amigas la dejaron con la palabra en la boca como una idiota, se dispuso a trabajar con la parte del proyecto que ella llevaba, en su despacho por supuesto. Era consciente de que el proyecto lo hacía en compañía, pero su compañía era lo que le despistaba de las mil formas posibles, su olor, su presencia, su mirada, sus ojos, sus labios, su cuerpo...todo de ella la distraía, aunque fuera sin intenciones, aquella mujer tenía un magnetismo imparable y admitía que le encantaba semejante fuerza, como para no admirarlo y trabajar así, cada una en su despacho, era lo más sano.

Miró su reloj, había pasado parte de la mañana sin verla y se dio cuenta que hasta sin su presencia, sus pensamientos la buscaba, era así de sencillo, era esa fuerza imparable que cada día se hacía más fuerte y menos manejable. Se levantó de su asiento, quería verla.

Tampoco se debatió mucho en tocar su puerta como normalmente lo hacía, ni esperó un permiso para pasar, ser su jefa, era solo una carta más a su favor. La sonrisa que traía consigo rápidamente fue borrada al verla con la cabeza apoyada sobre el escritorio.

-Alycia ¿Estás bien?-Fue lo primero que preguntó cuándo cerró la puerta de su despacho.

-Sí ¿y tú?-La escuchó perfectamente, pero no levantó su cabeza.

-Vale ¿Qué te pasa?-Se dispuso a colocarse a su lado, comenzaba a preocuparse por su comportamiento.-¿Te encuentras mal?¿Necesitas algo?-Y la ojiverde levantó su cabeza para que conectaran miradas.

-¿Te he dicho que me encanta cuando te preocupas por mí? Creo que no, así que me encanta.-Ahora comenzaba a poner en serias dudas ese espacio tiempo que necesitaba, porque fue escucharla y sonreír por las cosquillas que empezaba a sentir.-Estoy bien, solo es un poco de dolor de cabeza, nada de otro mundo, tranquila.

-Tengo algo que pueda servirte en mi despacho.-Acarició su pelo, suave y sedoso, cómo se lo imaginaba.

-Ya he tomado una pastilla, gracias de todas formas.

-Vale, pues...¿Quieres tomar algo en la cafetería?-Se lo propuso, era un impulso que salía sin querer pero que no le disgustaba.

-¿Me estás pidiendo una cita Clarke Griffin?-Sabía que se lo había dicho a broma, pero su corazón lo interpretó al pie de la letra, una cita con Alycia...Hacía mucho que no pensaba en eso, en citas.

-Te estoy pidiendo que me des la oportunidad de devolverte el café de la mañana y de pasar un ratito contigo sin trabajos de por medio.-Se sorprendió hasta de sí misma por haber sido tan directa y sin rodeos, se estaba poniendo nerviosa y eso, solo era el comienzo de poder hacer lo que quería sin remordimientos, pero joder, quería espacio tiempo y al parecer, su cuerpo, su mente irracional, no lo entendía.

-Bueno si me lo pides de esas formas, no podré negarme.- Vio perfectamente cómo le repasaba de arriba abajo antes de conectar su mirada y sonreírle de lado, sabía que lo que había visto le gustaba y saber que le gustaba, le gustaba el doble a ella.

-¿Y si te pido de estas formas otras cosas, tampoco podrías negarte?-Tuvo que tragar hondo porque aquello había salido totalmente sin previo aviso y porque Alycia se había puesto de pie y muy cerca de ella, quiso retroceder pero sus pies no aceptaban esas órdenes, trataba de huir cuando su cuerpo quería otra cosa totalmente diferente.

-Si la palabra chupar y meter están presentes, no, no podría negarme.-Lo dijo de forma demasiado calmada y pausada, ni siquiera supo cómo sus pupilas reaccionaron a esa respuesta tan...tan...tan ¡Joder!, pero su entrepierna había sentido muy bien esa punzada que comenzaba a necesitar atención, si es que siempre acababa de esa manera cuando se aventuraba a jugar a su propio juego. La vió sonreír de lado mientras que su cuerpo sentía una especie de adrenalina, vamos que estaba cachonda, así de simple. Se mordió el labio porque quería follársela allí mismo y parecía que estaba gritándoselo con la mirada porque la ojiverde alzó una ceja agrandando su sonrisa.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora