CABAÑA 4/5

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FRENESÍ, frenesí era lo que estaba experimentando en aquel momento entre sus labios, un cúmulo de emociones que hacía tiempo se habían apagado y que ahora acariciaban su alma. Le temblaba el cuerpo entero con aquella forma tan pasional, anhelante y tierna que tenía la ojiverde de besarla y esa era una excusa perfecta para aferrarse a su cuerpo. Gimió y suspiró suave por como su boca se entregaba en su totalidad a la de ella, por cómo Alycia hacía que el exterior se quedara colapsado y diera paso a los recuerdos del pasado, si, a esos recuerdos que se quedaron en el olvido, el recuerdo del principio de su historia de amor adolescente, del empeño que puso para encontrar a la persona que solo existió en su mente confiando en su instinto porque nadie más la creía, una prueba de que el amor adolescente no fue solo adolescente, sino que verdadero y puro, con sus errores, pero verdadero. El pensamiento de querer volver a aquellos tiempos donde solo bastaba una mirada para sonreír era constante al igual que la explosión que sentía su pecho cada vez que sus lenguas se acariciaban al compás de un beso profundo.

Estaba deseando seguir saboreando sus labios pero ya no podía darle a sus pulmones el poco oxigeno que conseguía, por lo que succionó su labio inferior con delicadeza antes de apartarse despacio para juntar sus frentes y poder respirar. Abrió sus ojos y se percató que Alycia aun los tenía cerrados y que sus mejillas estaban ligeramente ruborizadas, se atrevió a acarícialas para que conectaran miradas.

-No podré parar si sigues besándome así.-Y sus mejillas se ruborizaron más, por un momento Alycia volvió a ser la tímida y vergonzosa de antes, apenas podía mantenerle la mirada y eso le encantó más.

-No quiero que este momento acabe.-Le respondió en un susurro enterneciéndola.

-Ni yo pero debo hacerlo.-Francamente ya había roto y sobrepasado la barrera que tenía mentalizado no cruzar, solo quería hacer las cosas bien con ella, con Richard.

-¿Te arrepientes? ¿Te arrepientes de haberme besado?-Hubo unos segundos de silencio, luego un suspiro y finalmente una respuesta que consiguió estremecer a la ojiverde.

-No podría arrepentirme aunque quisiera, estaba deseando volver a besarte.-Sonrieron, aquella confesión era suficiente para ella.

-Cre...-No siguió hablando porque Clarke se había levantado enfocando su vista al embarcadero, se giró para descubrir qué había acaparado su atención.

Clarke tenía el corazón en un puño y cuando vió que saltaba al agua su capacidad de respirar había desaparecido, sus ojos se empañaron y lo siguiente que se escuchó, fue un grito rasgado lleno de desesperación.

-¡Lexa!-Se lanzó al agua sin pensárselo dos veces y nadó en aquella dirección gritando su nombre.

Alycia se quedó unos cortos segundos sin reaccionar, en estado de shock antes de lanzarse al agua y nadar con fuerza y rapidez. Gracias a sus conocimientos como socorrista del pasado, adelantó con facilidad a Clarke. Faltaba menos de dos metros cuando vió que la niña ya no chapoteaba, comenzó a entrar en pánico, sentía el corazón en su garganta a punto de salirle por la boca mientras nadaba todo lo rápido que podía. Cuando estuvo a escasas distancias, donde podía tocar ya el suelo, buceo agarrando con precipitación el cuerpecito de Lexa y llevándola a la superficie, en el momento que salió, Richard se lanzó al agua para ayudar a Clarke, quien chillaba de forma desesperada.

Alycia tumbó a Lexa de la manera adecuada sobre la hierba de la orilla del lago para hacerle el boca a boca y ayudarla a respirar con mayor facilidad dado que tosía de manera suave.-Ya está cariño.-Susurró cuando la niña comenzó a toser más fuerte para dar paso al llanto.

-Oh dios mío.-Dijo Octavia acompañada de Ricky y Raven, todos con caras de susto.

-¡Lexa!-Se escuchó la angustiada voz de Clarke acercándose, en seguida cogió a su hija entre sus brazos.-Ya está mi amor, ya está.-Susurró a la niña mientras la abrazaba temblorosa, este había sido el susto más grande que se había llevado en toda su vida.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora