DEJAR IR PARA PODER SER.

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LOSE TARDE DEMASIADO, LO SIENTO, NO HACE MUCHO QUE LLEGUE DE UN VIAJE DE TRABAJO Y ESCRIBIR 7560 PALABRAS LLEVA SU TIEMPO, PERO YA ESTOY, DISFRUTAR Y ESAS COSAS😄😄😙😙.

A final, se había quedo dormida sin contestarle, pensando en que cojones estaba haciendo con su vida, en cómo las cosas cambiaron de manera lenta, casi sin darse cuenta de que no podía seguir con su cojonuda relación perfecta teniendo al amor de su vida tocándole las puertas. No podía negar que tenía miedo a equivocarse, a dejar su vida construida con Richard por algo inseguro con Alycia; de eso estaba claro, pero también estaba claro que si no daba una oportunidad a lo que sea que las estuviera juntando otra vez, se iba a quedar con un ''Qué hubiera pasado si...'' en la punta de la lengua, amargándole todos los sabores exquisitos que podría darle sus labios. Y para no ir contra la naturaleza del destino, tenía que hacer las cosas bien o al menos evitar un drama de los gordos, de esos que te tienen que acompañar en las noches de llanto un helado y películas que te recuerden la mierda de vida amorosa que tienes cuando has hecho las cosas mal sin oportunidad de un borrón y cuenta nueva.

Se despertó temprano, esperando poder hablar con Richard antes de que se fuera a trabajar y esta vez no fue muy distinta a las veces anteriores, en conclusión; otro fracasado intento de hablar cuando el valor había hecho su acto de presencia.

Hizo su rutina diaria antes de irse a trabajar, sin hacer mucha referencia que a Lexa, se le había pegado las sábanas, le tuvo que chantajear y todo para que la pequeña se resignara a levantarse, ni sabía a quién había salido semejante pereza a la hora de levantarse, a ella desde luego que no.

Las horas en el trabajo habían pasado rápido, al menos las primeras habían sido llevaderas, a partir de las 4 horas, comenzaba a agobiarse, estresarse y enfadarse. ¿Culpable? Un proyecto mal realizado sin tiempo suficiente a ser modificado, uno de esos que te tienes que hacer cargo para no terminar pateandole el culo a alguien por que no entienden los requisitos claramente especificados que hay que seguir. Un auténtico dolor de cabeza le esperaba los siguientes días juntando todos los problemas emocionales, las horas que tenía que meterle al trabajo para terminar el proyecto a tiempo y lo más importante, dedicarle tiempo a su hija.

Respiró profundo mientras caminaba hacía su despacho para ponerse manos a la obra sin escuchar mucho lo que su secretaría le estaba diciendo, sentía que en cualquier momento iba a explotar si seguía escuchando que han dado negativo a uno de los proyectos que habían realizado uno de sus grupos de empleados.

-¿Se puede saber que cojones pasa? ¿Es que no hay ninguna buena noticia hoy?-Bufó irritada.-Ni que mis empleados no estuvieran cualificados, reúneme con ellos en cualquier hueco que haya, necesito saber qué es lo que está fallando.-Abrió la puerta de su despacho dirigiéndose directamente hacia su mesa de trabajo.-Mierda, necesito ayuda con esto, no lo terminaré a tiempo.-Susurró para sí misma tras abrir la carpeta del proyecto que llevaría.

-Si quieres, bajo a las plantas y reúno un grupo que pueda ayudarte.-Ofreció Spencer con pesar en su voz.

-Ni hablar, si el grupo A lo hicieron como la mierda, no quiero pensar en cómo lo harán los demás, lo mejor será que lo lleve yo.-Y no es que estuviera menospreciando a sus empleados, solo estaba asqueada por no tener a nadie que pudiera ver aquel proyecto tan claro como ella lo veía.- Lo que daría para que Jacob estuviera aquí y no jubilado.-Sonrió por no llorar, recordando a su socio, aquel hombre tenía una mente brillante. Iba a sentarse para ponerse manos a la obra cuando tocaron su puerta.-Por favor que no sea más malas noticias.-Dijo por adelantado haciendo sonreír a su secretaria por lo bajini, cerró un momento sus ojos mientras Spencer se encargaba de abrir la puerta, comenzaba a sentir un poco de dolor de cabeza.

Escuchó un 'hola, cuanto tiempo' por parte de su secretaria y abrió los ojos. Lo primero que vió fueron unos carísimos tacones de aguja de Gucci y estaba casi completamente segura de que era esa marca porque tenía unos semejantes a ellos. Subió su mirada, pantalón de esmoquin azul eléctrico y sonrió un poquito, de manera casi imperceptible, iba a seguir el repaso, pero fue impaciente y conectó directamente sus miradas, casi sintió un orgasmo de alivio al ver que realmente era ella enfundada en aquel traje que la hacía jodidamente sexy. Sonrió, joder, la noticia más buena de toda la mañana estaba de pie en la puerta de su despacho, sonriéndole un poquito desorientada, posiblemente sin entender su reacción.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora