Mil disculpas por la tardanza, tengo mucho ajetreo y escribir es prácticamente imposible pero ya tenéis el capitulo, así que disfrutarlo:).
Clarke se encontraba dentro de su coche aparcado en el parking de la empresa con la respiración agitada, apretaba el volante con sus manos tratando de controlar el fuerte latido de su corazón. Era consciente de lo que acabada de pasar, de como un accidente se había transformado en una situación íntima, en una situación que la hizo regresar al pasado, pero no en un pasado feliz, si no en uno lleno de dolor. Estuvo tan cerca de Alycia que pudo percibir su fragancia, una fragancia que le encantaba, el desenfrenado latido de su corazón, de cómo sus músculos se tensaron al tocarle, de cómo su cuerpo reaccionó ante las últimas palabras que se intercambiaron y que iban con doble sentido. No pudo evitar sentir miedo, un miedo que la ojiverde lo percibió y que Clarke no se molestó en ocultarlo, porque quería de alguna forma, decirle lo rota que la dejó tras marcharse sin más y que su regreso, significaba para ella una nueva batalla contra el terremoto que había en su interior y que por un tiempo consiguió calmarlo, pero ahora era más fuerte y se veía incapaz de soportarlo por más tiempo, que la necesitaba lejos, porque de eso trató su abondono ¿No? de irse lejos porque estar cerca de ella la dañaba.
-Clarke te hizo daño, te abandonó, te destrozó, te hundió y resististe porque no podias hundirte más y la olvidaste, la superaste.-Se dijo así misma como si estuviera recitando un mantra.-Tengo que perderte de vista Alycia.-Y eso fue lo último que dijo en voz alta. Algo en Clarke había cambiado, estaba dispuesta apaciguar el terremoto que tenía en su interior y esta vez de forma definitiva.
Condujo hasta su casa inmersa en sus pensamientos, aparcó su coche en el sitio de siempre y se adentró en el interior de su hogar, buscó por el living a su hija y a su chico, pero ni rastro, iba a subir las escaleras cuando escuchó la voz de su hija proveniente del despacho que compartía con Richard. Caminó hasta la puerta entreabierta y sonrió muriendose de amor ante la imagen que tenía delante. Lexa estaba de pie con un vestido de princesa rosa y con el rostro lleno de pintalabios enfrente Richard quien se situaba sentado en el piso entre folios y pinturas esparcidas, vestido con ropa cómoda y un tutu color rosa en su cintura que probablemente sería de su hija.
-Richard no te muevas o no podré ponerte bien el pintalabios.-Dijo la pequeña con una barra de pintalabios rosa fucsia en una de sus manitas.
-Ey no me muevo.-Le contestó su chico en un tono infantil.
Clarke sonreía divertida al ver la interacción de su chico con su hija, a los pocos segundos observó cómo su hija comenzaba a reír de manera descontrolada mientras que el chico cogia una peluca rubia y se la colocaba comenzando a mover sus manos al estilo diva. La escena no tenía precio por lo que no contenió la risa que su hija había contagiado.
-¡Mami!-Chilló la niña cuando se percató de la presencia de su madre, corrió hasta su altura encontrándose en un tierno abrazo.
-Vaya que guapa está mi princesita.-Dijo la rubia posándole un beso en su frente.-Que maquillaje más bonito llevas ¿No?
-Sí, Richard me ha comprado un pintalabios rosa.-Le contestó la niña con una gran sonrisa.
-¿Y te maquilló él?
-Sí, aunque lo hace fatal.
-¿Perdona? ¿Pero te has visto en el espejo? estas preciosa, osea.-Ambas rieron por el tono de diva que había puesto el chico mientras se acercaba a ellas.-Hola mi amor.-Le dijo de forma cariñosa a Clarke.
-Hola guapa.-Le contestó alzando sus cejas repetidamente mientras sonreía divertida, Richard tenía más pintalabios por todo su rostro que en los labios.
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QUÉDATE CONMIGO 2.
FanfictionSegunda parte de QUÉDATE CONMIGO. Portada por: @GabaSantos.