Buscó cobijo en la piel cálida que debería de estar a su lado. Con una pesadez perezosa abrió sus ojos y su lugar estaba vacío. Miró el reloj electrónico de su mesita de noche, 6:02 a.m. Empezaba a cansarse de ese horario, llevaban casi dos meses juntas y poco a poco sus ausencias descendieron a un ritmo considerable, lo cual agradecía enormemente. Llegaba a su trabajo agotada y adormilada, tenía sueño acumulado que aún no había conciliado.
Gimió al tocar el gélido piso y se cubrió con la cobija antes de ir en busca de su novia a la fuga. Antes se despertaba a las 4 de la mañana y la encontraba llorando en el sofá sola y desconsolada como una niña. Luego el horario cambió a las 5 y se la encontraba sentada mirando a la nada, para no romper su silencio se sentaba a su lado mostrando su apoyo y ahora eran las 6 y no sabía que esperarse al bajar.
Se paró en medio de las escaleras y frotó sus ojos por si estaba delirando y sus deseos se reflejaba tratando de tapar su realidad. Pero no, ahí estaba ella en medio del salón meciendo sus brazos y caderas al son de una música que reproducía en sus auriculares y retumbaba en lo más profundo de su conciencia.
Sonrió de lado y se sentó para observarla un poco más. Le gustaba verla así, despejada y haciendo cualquier cosa que no fuera su fragilidad flotando en el aire.
-Espero que estés disfrutando del espectáculo.
Se sobresaltó al escucharla.
-¿Cómo puedes saber que estoy aquí? Tienes los ojos cerrados.
-Puedo sentir tu hermosa energía a miles de kilómetros de distancia.
-La última vez dijiste que mi energía era cargante.-Susurró con voz de niña.
-Eso fue antes de que te ducharas con sal.
-Antes de que me obligaras a ducharme con sal.-Corrigió.
-¿Por qué no vienes aquí y dejas de reclamar?
Conectaron sus ojos, los azules se veían divertidos y sumisos y los verdes rojos y brillantes.
-¿Dime que puedo hacer para que te sientas mejor?- Rodeó su cintura con sus brazos arropando sus cuerpos con la sábana que llevaba.
-¿Más de lo que haces?-Le sonrió.-Escucha esto.
-Love, Lana del Rey. -Susurro moviéndose lentamente junto al cuerpo de Alycia.
-Su visión del amor es un tanto retorcida y dolorosa.
-¿Y por eso llorabas y bailabas? ¿Porque te pareció entrañable su oscura visión del amor?
-Lloraba por querer salvarme a mi y... bailaba porque no tengo ni la mínima idea de como hacerlo pero tengo la intención.-Río.
-Déjame ayudarte.
-Levantándote cada vez que notas mi ausencia es más que suficiente, deberías dormir, odias las ojeras.-Acarició sus mejillas con ternura ante el giro de ojos de la rubia.-Ya pase la etapa de la negación, aceptación y bla bla bla, ahora solo trato de nose... Volver a ser yo.
-No puedes. -Respondió contundente. - Volver a ser tú digo, porque nunca te fuiste, sólo eras tú en diferentes etapas. Mira solo... Filtra tu dolor y hazte a su ausencia, búscalo en tus oraciones y calma tu corazón con saber que diste todo de ti y que él lo sabe.
La morena aflojó su agarre alrededor del cuello de Clarke, cuál la acercó más a su cuerpo.
-No importa las veces que te despiertes, siempre me vas a encontrar aquí. Yo estoy aquí, no me he ido y no me iré. -Le presionó la rubia con atisbos de duda, no quería que Alycia la alejara como tantas veces lo hizo.
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QUÉDATE CONMIGO 2.
FanfictionSegunda parte de QUÉDATE CONMIGO. Portada por: @GabaSantos.