NEGARME A TI.

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Escuchaba claramente como pequeños géminos escapaban de su boca de forma involuntaria, su respiración poco a poco pesaban más, se creía que estaba soñando porque de ser así no quería despertarse, la sensación de algo húmedo y caliente recorrerle despertaba su excitación, logró orientarse en el momento que algo la penetró con suavidad, abrió los ojos, aquella realidad le gustó mucho más que un sueño. Sonrió en medio del placer que su boca entre sus piernas le otorgaba al acordarse donde estaba y con quién, sobre todo con quien.

Conectaron miradas, se perdió completamente entre sus ojos lascivos, excitantes y divertidos. En realidad, aquella mirada acababa de tomarse un buen puesto en su ranking de miradas favoritas, porque madre mía, su pelo despeinado, sus ojos azules cargados de una intensa necesidad y su boca pegada a ella, era jodidamente excitante de ver, vayas vistas, sí señor.

Apretó las sábanas con sus manos y arqueó la espalda ante un cambio brusco de velocidad entrando y saliendo de ella, profundo y con firmeza, contuvo el aliento para ahogar un gemido estancado en su garganta pero lo soltó casi al segundo de aguantarlo por la agresividad en la que Clarke volvió a penetrarla en busca de ese punto que le hacía gemir más alto, por inercia, llevó sus manos a su cabeza, tratando de atraerla más a su sexo como si no estuviera lo suficientemente cerca, acción que le volvió loca al escuchar sus gemidos reverberando contra su intimidad.

Trataba inútilmente de controlar su respiración, pero estaba en ese punto donde nada podía frenar la vibración que recorría por su cuerpo, empezó a mover sus caderas, uno, dos, tres... despacio marcando un ritmo lento, quería ser delicada, pero Clarke la estaba manejando a su antojo y era ridículamente imposible mantener la delicadeza de por medio. Siempre le había gustado la intensidad de la rubia en lo referente al sexo o al menos como la recordaba, apasionada, intensa, salvaje, agresiva, pero delicada en cada toque, una mezcla que hacía un resultado cojonudo como el que empezaba a experimentar tras comenzar moverse contra sus dedos y boca con un poco más de firmeza y rapidez.

No tardó mucho en notar como su cuerpo se iba tensando poco a poco, sintiendo la mítica presión en la cabeza; esa que nubla cualquier pensamiento y hace que sientas con mucha más intensidad lo que está por venir. Sus jadeos cada vez eran más pesados, su respiración más arrítmica y una fina capa de sudor por la tensión de su cuerpo cubría su piel. Unas pocas embestidas más y gimió con fuerza aprisionando la cabeza de Clarke contra su vagina en el momento que algo explotó en su interior con muchísima fuerza y se prolongó por toda su anatomía. Soltó la respiración despacio que había contenido en medio del éxtasis, su cuerpo convulsionaba levemente y volvió a sonreír al notar besos por su estómago de forma ascendiente mientras su peso presionaba su cuerpo contra el colchón; amaba esa sensación.

-Deliciosa.-Escuchó su voz ronca y cargada de deseo.

Abrió sus ojos y no le dio ni tiempo a conectar sus miradas para poder contestarle porque la rubia había atacado su boca con tremenda desesperación arrancándole pequeños jadeos ante la sensación de posesión, lujuria y su propio sabor entre sus labios. Sus bocas peleaban erráticamente intentando mantener una respiración regular que estaba lejos de ser así, se besaban con tantas ganas que parecía un beso de despedida queriendo ser marcado a fuego lento en la memoria, un beso de paz, un beso merecido de un premio memorable al ''Mejor beso del año'', parecía irreal, pero Clarke le estaba transmitiendo mucho, le abrumaba semejante forma de sentir lo inexplicable y admitía que tenerla así, desnuda sobre su cuerpo, besándola como si quisiera darle su último suspiro, sintiendo como su calor le atravesaba y quemaba la piel, era una fantasía que tenía en mente hace mucho tiempo y sí, se había equivocado cientos de veces con ella y cientos de veces va volver a equivocarse de nuevo con tal de tenerla así de cerca y volver a marcar esos momentos como eternos y porque los mejores puzles son aquellos que no encajan bien, pero con el tiempo sí y por eso en sus brazos se sentía tan bien, no quería otros, solo los suyos.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora