UN DÍA LLUVIOSO.

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La mañana comenzaba lluviosa, hacía cinco minutos que había dejado a su hija en el colegio y ahora conducía hacía su trabajo tarareando las canciones infantiles que ella y su hija minutos antes cantaban a todo pulmón, dejó de mirar la carretera cuando su móvil comenzó a sonar, le parecieron cinco segundos lo que tardó en mirar de nuevo hacía la vía cuando divisó a Alycia delante de ella, frenó con brusquedad, pero eso no evitó que el cuerpo de la morena impactara contra el capó de su coche. Se quedó unos segundos asumiendo lo ocurrido, sus manos temblaban y su corazón bombeaba con brutalidad contra su pecho, se bajó del coche con rapidez, su vista estaba nublada debido a las lágrimas acumuladas en sus ojos y la lluvia que caía no mejoraba la situación, se agachó al lado del cuerpo de la morena, su frente y su nariz sangraba y se encontraba inconsciente.

-No, no Alycia por favor despierta.-Sollozó la rubia cogiendo parte del cuerpo de la ojiverde entre sus brazos.-Despierta cariño, no me puedes hacer esto, no otra vez.-Limpiaba su frente con la manga de su blusa blanca, pero la sangre no cesaba.-Por dios que alguien me ayude.-Gritó apartando su mirada de la ojiverde buscando a alguien, pero no vió a nadie en medio del diluvio. Volvió a mirar el rostro de Alycia, pero esta vez la confusión se hizo con su cuerpo, no era a Alycia quien tenía entre sus brazos, si no a Lexa. Sus ojos estaban con el mismo maquillaje de guerra como lo recordaba y su ropa no era el esmoquin que normalmente solía vestirse para trabajar, no. Era su ropa de guerra con su armadura.

-¡LEXA!-Chilló incorporándose en su cama, su respiración era desbocada, un rastro de sudor corría por su sien, miró hacia su ventana, llovía sí, pero lo que sucedió hace apenas unos segundos atrás, había sido un sueño. Posó una de sus manos sobre su pecho y suspiró aliviada, vaya susto se había llevado.

Se levantó de su cama sabiendo de antemano que Richard estaría preparando el desayuno antes de que su hija despertara y leyendo su periódico de los sábados, aún era temprano y podría perfectamente tener una hora más de sueño, pero decidió asearse y vestirse con un conjunto de esmoquin gris debido al lluvioso día, se maquilló con algo simple y bajó las escaleras adentrándose directamente en la cocina y sonrió al ver a su chico aún en pijama sentado con una taza de café en una de sus manos y con un periódico en la otra.

-Buenos días preciosa.- saludó el chico apartando el periódico.

-Buenos días cariño.-Se acercó a él y lo besó tiernamente en los labios.

-Te levantaste un poco pronto hoy ¿no?

-Si, tengo mucho trabajo acumulado y quiero adelantar algo.-Le contestó acariciando su pelo.

-Y te irás ahora o luego no tendrás tiempo.

-Así es.-Le sonrió al chico.

-¿No quieres nada de desayunar? he preparado huevos con bacon.-Le puso un puchero sabiendo por adelantado su respuesta.

-Nop, no tengo hambre pero seguro que Lexa lo disfrutará por mi.

-Está bien, quedaré revisando un caso hasta que la princesita se despierte y probablemente iremos al cine hoy a la tarde ¿No te quieres apuntar?

-Uiis me encantaría cielo, pero no creo que pueda.-Hizo una cara triste.-Pero prometo recompensaros mañana.

-Está bien, confío en tu palabra.-Sonrió sincero.

-Me voy ya, nos vemos más tarde.-Lo besó en forma de despedida y corrió hasta su coche tapándose con su bolso para evitar mojarse en cantidad.

Conducía con más lentitud de lo normal, llovía a cántaros y un accidente era lo que menos quería en esos momentos, puso el aparato de reproductor de música en marcha y sonrió al escuchar Let it go de Frozen sonar, nunca quitaba el disco infantil de su hija y a decir verdad las canciones eran entretenidas y muy pegadizas, por lo que no le importó conducir tarareando dicha música, iba llegando a un semáforo cuando su móvil en el asiento copiloto comenzó a sonar, desvió un segundo su mirada de la carretera para ver de quien se trataba, pero decidió ignorarlo cuando supo que era un cliente bastante pesado para su gusto, volvió su vista hacia la vía y frenó abruptamente cuando vió a Alycia cruzar el paso de cebra con un paraguas y ella apunto de pillarla.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora