(Perdón la demora, solo disfrutad.)
Nunca se había ido, no porque no quiso sino porque carecía de fuerza para hacerlo. Cuando se decidió coger aquel vuelo donde sabía que ya no habría vuelta atrás, pasó unos días en casa de sus tíos a las afueras de Australia. Lloró, gritó, se odió, se desesperó y sobre todo se arrepintió de haber hecho las cosas como lo hizo. Apagar la luz que iluminaba sus días, nunca había entrado en sus planes, se sentía tan culpable de todo lo que le había pasado a Clarke, que no supo sobrellevar ese peso como tendría que haberlo hecho. No pasaba un día donde no lloraba en nombre de la rubia, donde gritaba a la nada que la amaba, nunca se sintió tan devastada, tan vacía, tan triste como se sintió en ese momento. ¿Qué si se replanteó alguna vez volver a su lado? Desde el momento que se despidió de ella pensó en darse la vuelta y correr hacia sus brazos, pero decidió ser cobarde y alejarse, porque en su mente; eso era lo mejor para Clarke, se conformaba con verla a escondidas en la distancia cuando iba a visitar a sus padres, dañándose a sí misma cada vez que veía a Clarke de la mano de su nueva chica, para aquel entonces estaba segura de que esa chica se trataba de la mismísima Lexa, fue inexplicable el dolor que sintió en el corazón cuando Clarke ni siquiera fue capaz de decirle nada al respecto de Lexa cuando se despidieron y volver a verla de la mano de alguien quien no dudó saber de quién se trataba, le dolió aún más. Hasta que llegó un momento decisivo que después de tanto torturarse a sí misma, se presentó en la cafetería que la rubia solía frecuentar, esperó durante dos horas y supo para aquel entonces que la carta que había escrito con el corazón en la mano, era la despedida definitiva, tras dejarle la carta a una señora que para sus ojos era bastante agradable, se marchó sin darse la vuelta.
No le fue nada fácil irse a vivir a las afueras, pero con el tiempo se obligó a sí misma a adaptarse a ese sentimiento de vacío en su pecho y del escalofriante frío constante que su cuerpo experimentaba cada día, transformándose en algo tan desagradable como monótono, se instaló en un pequeño piso, pero bastante acogedor cerca de su nueva universidad. Los primeros meses habían sido una continua tortura para ella, todo eran recuerdos que invadían su mente cada vez que entraba en su clase y buscaba con la mirada una rubia que nunca logró ver entre los rostros desconocidos, las fotos que compartía con Clarke, era lo único que la empujaba a llorar desconsoladamente cada noche, hasta que un día, ese dolor que se había instalado de forma permanente en su pecho, dejó de ser tan fuerte y con los años se había convertido en una mujer adulta e independiente, sin obviar el hecho de que su actitud había cambiado de forma drástica.
No volvió a entrar en una relación seria, desde entonces solo buscaba complacer su cuerpo con otro desconocido pero nunca sintió el placer que tanto había anhelado en esas noches salvajes de pasión, porque así eran; salvajes, sin tacto, sin cariño. Era fría con sus conquistas, pero ninguna la habían cuestionado, pues dejaba desde un principio las cosas claras.
Tras matricularse en arquitectura, fue contratada por Jacob Lutter en la empresa A-CERO. Con esfuerzo y dedicación logró a ser una de las mejores trabajadoras de la empresa, tanto, que le ofrecieron un puesto importante como jefa de uno de los grupos de trabajos cual ella rechazó cuando recibió la llamada de su madre comunicándole la devastadora noticia de que su padre tenía un cáncer de riñón. Tras empaquetar todas sus cosas e instalarse en su nuevo departamento cerca de la casa de sus padres; no lo dudó y llamó a Jacob, le comentó su situación y este de inmediato le comentó la posibilidad del traspaso de empresa, claro que para aquel entonces su prioridad era su padre y aunque su corazón dio unos latidos demás al saber que su jefe no iba a ser él, sino la mujer a la tanto amó en el pasado y la misma que la hacía estremecerse con solo pensar en cómo le había sentado estos diez años, pidió a su empresa el traspaso y su sorpresa fue grande cuando la llamó Spencer la secretaria de la rubia, dándole la noticia de que trabajaría de forma indefinida en la empresa Polis. Claro que pensó en otras opciones antes de que Spencer se comunicara con ella, pues juraba que Clarke no la aceptaría en su empresa después de todo lo que había pasado entre ellas, pero por lo visto la rubia no le guardaba tanto rencor o eso pensaba.
ESTÁS LEYENDO
QUÉDATE CONMIGO 2.
FanfictionSegunda parte de QUÉDATE CONMIGO. Portada por: @GabaSantos.