FRÍO, VÉRTIGO Y SOLEDAD.

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 Muy frecuente las lágrimas, son la última sonrisa del amor.

 STENDHAL.

Arrancó su coche sin hacer caso a la voz de Clarke que la llamaba, no quería verla ni oírla, toda las sensaciones que su cuerpo estaba experimentando era puro dolor y decepción, retrocediendo en el tiempo donde deseaba que sus lágrimas se transformara en éxtasis y poder olvidar que el dolor existe, cada lágrima que derramaba era más pesada que la anterior, no tenía fuerzas, todo era demasiado grande y cargado para que su cuerpo pudiera con ello. Grita a medida que sus lágrimas caen libremente por sus mejillas y su pie pisa el acelerador, se salta un semáforo en rojo, no le importa los claxon que suena en el exterior, solo quiere llegar a su destino. Se pregunta, si habrá un punto de agotamiento para el amor que aun siente a pesar del daño causado, que si será esa historia algún día, un árbol quemado y reducido a cenizas donde el viento se encargará de que los restos de los estragos causados, desaparezcan. ¿Realmente tiene un punto final el verdadero amor? La respuesta es clara, tan clara que Alycia prefiere oscurecer su claridad, la palabra Amor, acaba de ser la palabra que más odia en todo su vocabulario seguido por Lexa.

Aparca su vehículo sin observar en lo mal que lo dejó y avanza decidida con todo tipo de sentimientos mezclados, entra al ascensor y pulsa directamente el botón indicado ignorando las miradas en su persona por su clara apariencia, solloza con más fuerza al atreverse a mirar su reflejo, sus ojos, son las puertas de su alma; cualquiera que la mire, sin esfuerzo puede ver cuan destrozada se siente. A paso decidido y veloz avanza hasta su objetivo, cuando acerca su mano al manillar, esta se abre y chilla sin medir su tono de voz.

-¿¡Por qué no me lo dijiste!?-La empuja con fuerza en medio del llanto.-¿Por qué?-Vuelve a empujarla pero con menos fuerza que la anterior.-Dímelo.-Exige intentando empujarla nuevamente pero su fuerza se agota y se deja caer entre sus brazos.

La persona que la sostiene asimila la situación en silencio abrazándola con fuerza, no le da tantas vueltas a las respuestas que su mente cuestiona ante la situación, no hace falta, sabe que solo una cosa la dejaría de esta manera.

-Lo siento.-Susurra con sinceridad. Alycia no le responde, solo la abraza con más fuerza a medida que llora desconsolada en brazos de Raven quien siente pena por la circunstancia. Tras unos pocos minutos Alycia deshace el abrazo, necesita respuestas.

-¿Quién es Lexa?-Pregunta directa, mira los marrones ojos de la latina, suplica una explicación, no se ve capaz de soportar por más tiempo algo que la atormentó durante tanto tiempo.

-Lo siento, pero yo no soy la más adecuada para responderte eso.-Raven la mira rogando para que entienda cuál es su postura. Alycia niega con la cabeza donde un nuevo baño de lágrimas acaricia su rostro, pasa sus manos por su cabello y camina de un lado a otro, está tan cansada de buscar respuestas que nunca llegaron ni llegan, suspira, solloza y se detiene, escucha cómo su corazón cada vez se rompe más, dejándola totalmente desnuda ante sus pocas posibilidades de que todo sea un malentendido y nada parece ser así.

-¿De verdad es su hija?-Vuelve a conectar sus miradas, sabe de sobra esa respuesta solo que una parte de ella sigue sujeta, haciendo malabares sobre una fina cuerda ante un precipicio, de que todo sea un sueño.

-Sí, lo es.-Responde sincera Raven.

-¿Por qué Lexa?-Pregunta sintiendo una daga clavandole de manera despacio y dolorosa en la boca de su estómago. Cada respiración que hace es más costosa dando comienzo a una hiperventilación, el mareo se hace presente al oxigenar de manera descontrolada su cuerpo. Siente dolor, dolor insoportable en su pecho. ¿Alguien la entiende?¿La entendes? Cada minuto que pasa, siente que se le ha ido la cabeza, que está perdiendo el juicio cuando viaja en el tiempo y ve con claridad como le gustaba su respiración contra su oído, lo que le gustaba sus besos contra sus labios, cómo todo se vino abajo y no pudo levantarse, sentir lo que hasta ahora siente y terminar pagando la factura de los destrozos que causa un amor ciego. Porque así es el amor de Alycia hacia Clarke; ciego, sordo y mudo. Le cuesta admitir lo que tanto tiempo lleva negándose, pero le han cortado las alas y ahora sabe con certeza absoluta que siempre fue un segundo plato, las sobras de comida que animales salvajes que deambula a través de la noche se encargan de hacerse con los desechos. Sus piernas flaquean y sus rodillas acaban por sostener su peso sobre el piso, Raven se agacha a su altura en el momento que esta cae, dándose cuenta de que su amiga está en el borde de un ataque de ansiedad.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora