INFRAGANTI

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Su espalda sigue pegada en la puerta de su nevera y su pecho se fricciona contra otros senos voluminosos, perfectos, sabe que son operados; pero eso no le importa, solo aumenta sus deseos de tocarlos, chuparlos, saborearlos. Su cuerpo recibe constantemente descargas que terminan en su centro, húmedo y palpitante. Aprieta mandíbula, contenerse está siendo un trabajo duro, esa fragancia...Chanel, Chanel Nº 5 para ser exactos, está consiguiendo nublarle los sentidos que retiene sus impulsos de hacerse con dicho cuerpo del pecado. Se tensa, una mano recorre sus costados al compás de una pesada respiración controlada. Ladea la cabeza cuando siente una caricia en su cuello, se estremece ante la humedad de la traviesa y caliente lengua que acaricia esa zona. La temperatura se nota, contiene un gemido ante la nueva caricia sobre su cuello, más intensa, más brusca, más excitante.

-¿Có-ómo supiste donde vivo?-Logró pronunciar.

-Tengo mis contactos.-Respondió un susurro cargado de elegancia.

-No, no, espera, espera.-Se escapó de aquellas manos ágiles que comenzaba a desabrochar sus pantalones. Ya no tenía el control de su respiración, su cuerpo estaba deseando ser saciado.-Creo que deberíamos ir al plan inicial.-Rió con nerviosismo, en realidad intentaba hacer caso a su lado racional.-Ya sabes, unas copas, hablar y esas cosas.-Consiguió como respuesta una sonrisa maliciosa y una mirada llena de lujuria, se sonrojó, su excitación era palpable.

-Acabariamos de la misma forma que estamos ahora, adelantar los acontecimientos es... no perder el tiempo.-Se acercó mordiéndose el labio inferior después de humedecerlos, las cosas no estaban siendo nada fácil para Alycia.-A no se que...-Acarició con demasiada seguridad y con la presión exacta su centro siendo imposible ahogar un jadeo.-Que no te apetezca.

-Oh mierda.-Cerró sus ojos tras sentir una nueva caricia en su intimidad, con esfuerzo se apartó, ni siquiera sabía el por qué no avanzaba, el impulso de resistir salía solo.-Megan...

-Te lo voy a poner más fácil.-Dió dos pasos hacía atrás, se llevó sus manos a su costado y de manera lenta, se bajó la cremallera del ajustado vestido negro que se ceñía a su definido cuerpo, lo dejó caer y su ropa de encaje interior terminó por empapar a Alycia.

-¿Qué haces?-Su voz apenas salía, sabía lo que la morena de ojos claros hacía, joder lo sabía perfectamente pero...no quería hacer nada, bueno sí... pero no.

-Quiero que me folles, aquí y ahora.-Demandó, se acercó con lentitud dejando el tiempo suficiente para que la ojiverde admirara su cuerpo, desde los tacones que llevaba puesto hasta sus ojos.-Duro, una y otra vez.-Susurró desabrochando la camisa que llevaba la ojiverde, ya no se negaba al pecado.-Me pones muy cachonda con tanta resistencia.-Le mordió el cuello, con eso bastó para que Alycia reaccionara.

Cogió el rostro de la morena entre sus manos y conectaron sus labios en un eufórico, furioso, erótico, excitado, necesitado beso gimiendo ambas con ganas. Entran en una lucha donde perder o ganar no importa, mordiéndose los labios donde el dolor es puro placer, saboreando la esencia de sus cálidas lenguas, jugando en sus recintos donde el aire pesado de las respiraciones va y viene sin tapujos, la saliva se transforma en una, en un solo sabor de una exótica fruta madura.

 Sus manos comienzan a tener la necesidad de descubrir aquel cuerpo expuesto para ella, solo para ella y ese pensamiento de alguna manera la excita demasiado, acaricia sus glúteos antes de apretarlos con ganas y recibir un fuerte gemido sin vergüenza contra sus labios. Gira el cuerpo semidesnudo y lo pega al suyo mientras que sus manos se deslizan por debajo de aquel sujetador descubriendo el sabor del pecado en aquellos pechos que necesitan atención, su boca reparte húmedos besos en sus hombros, cuello, cualquier piel expuesta que esté a su altura la saborea recibiendo la excitada música que los jadeos y gemidos acarician sus oídos. De pronto el telefonillo suena.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora