Tártaro II, La maldición del arquero (Historia Completa)

capitulo 23

Explosión

Todos miraron a Elizabeth y Alex, ellos eran los que conocían el edificio, Alex les hizo un gesto y salieron tras el, Memphis llevaba el bolso de tenis en su espalda, al igual que Alex, la alarma era general, no había forma de saber dónde estaba el fuego del edificio.

-¿alguna idea?- preguntó Annabel mirando a Elizabeth

-evacuar, pero no sé si el fuego está bajo o sobre nosotros-

-es igual, hacia abajo no podemos escapar- dijo Alex saliendo al pasillo, no había rastro de humo, abrió una puerta donde habían letras en árabe con una flecha verde, los cual los chicos ajenos al idioma, interpretaron como salida. La escalera estaba libre, sin gente ni rastros de fuego, al ser una escalera caracol, se veía cada piso del edificio.

-no creo que sea una alarma real- dijo Helena

-no siento fuego- dijo Ada

Memphis se acercó a Ada y le dijo algo al oido, ella lo miró sorprendida.
-si tu quieres está bien- dijo Ada

Alex comenzó a acelerar el paso escaleras arriba, Ada y Memphis lo siguieron de inmediato, mientras el resto comenzó a quedarse un poco más atrás.

Al llegar al pasillo de las habitaciones entraron cada uno en su habitación y saco su bolso, pasaporte, la espada de los Boors y los escudos con las espadas japonesas cortas que había conseguido Memphis la última semana.

Siguieron su camino llegando al vestíbulo del hotel y recién se encontraron con más gente, la cual venía bajando desde las habitaciones superiores.

-¿Alex, sabes que sucede?- preguntó un hombre cerca de él.

-no capitán, vengo del -3 y no ví rastro de fuego o humo-

-dicen que la alarma viene de arriba Alex, lleva a tu gente al exterior-

Alex asintió y miró hacia atrás, el grupo ya estaba completo, aunque la abogada se veía bastante agitada.

Siguió caminando hacia la puerta.
-Memphis, ¿cual es el plan?- preguntó Alex

-Annabel está a cargo- respondió lleno de sarcasmo.

Alex sonrió, era cierto, al llegar a la puerta miró a Annabel y preguntó -¿que haremos ahora?.

Annabel que estaba preocupada por Javiera, se vio totalmente sorprendida por la pregunta. -pues... Creo que deberíamos salir y buscar otro punto de refugio, si ya ha sonado la alarma quizás el edificio no es seguro-

-entonces vamos a mi furgón- dijo Elizabeth

-yo me iré en mi furgón, no nos vendría mal tener otro- añadió Alex al momento de salir del edificio.

-Elizabeth, Memphis- llamó una voz de acento español, era la ingeniera Química con la que Memphis había hablado.

-sube a mi furgón Inés, luego hablamos- ordenó Elizabeth
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Desde el edificio del frente se veía claramente como el grupo abordaba los furgones y comenzaba a moverse, al final, la marioneta de arena no había logrado su objetivo de destruir el edificio.

Seth escupió el suelo y ordenó mentalmente que la marioneta se alejara de ahí, lo sentía claramente, Horus estaba dentro del edificio, sentía su poder, a pesar de que el cetro lo tenía él.

La presencia de Horus era abrumadora, tanto que había avisado a su hermano para que evacuará ese edificio, su ideal era cambiar el mundo, pero con el menor número de muertes posibles, y al parecer su hermano había encontrado la forma de sacar a todo el mundo de ahí.
Observó cómo, lentamente las furgonetas que le interesaban se alejaron del edificio.

Suspiró, necesitaba un poder más grande para poder acabar con Horus o debilitarlo, y sabía dónde encontrarlo, pero si no lo podía controlar, sería la perdición de la humanidad.

-debido detener a Horus- murmuró en voz alta, mientras sentía como ese oscuro poder lo llamaba desde el desierto.

-primero lo intentaré con mis propias manos...- bufó.
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Alex seguía al furgón de Elizabeth gran velocidad. Era difícil manejar en ese sector de la ciudad donde solo habían pasajes estrechos y calles en mal estado, sabía que a Memphis le gustaba manejar, pero no podía permitirse entregar ese volante, técnicamente era su única manera de ayudar...

Una fuerte luz lo segó por un instante, el reflejo de ella en sus retrovisores lo hicieron frenar mientras trataba de ver otra vez. Sus acompañantes en la parte de atrás, la cual era para llevar personal pero no tenía ventanas, se quejaron por el frenazo.

Cuando pudo ver se dió cuenta que había quedado a escasos centímetros del otro furgón.
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Horus estaba en la azotea, viendo como la gente salía del edificio, pero era imposible que ellos supieran que estaba ahí, comenzó a sentir olor a humo, se asomó por el borde y vió que salía desde una ventana.

-Así que el incendio los saco a todos...- gruño. -entonces ya no necesitan este edificio.- dijo caminando hacia el centro de la azotea.

Puso sus manos en el piso y esta comenzaron a brillar.

Horus soltó un bufido de concentración y la luz de sus manos se expandió.

A medida que la energía solar se expandía, más pisos recorría, llegó hasta el último piso, y soltó la energía a destajo, generando una explosión de características similares a la del cuartel de la policía, se transformó en el halcón dorado y se alejó, mientras la onda de choque golpeaba todo a su alrededor.

La nube de polvo fue intensa, Horus se posó en el edificio más cercano y volvió a su forma humana, cubierto de sudor, ese cuerpo aún no se acostumbraba a las cargas físicas de tener que usar poder de aquella magnitud.

-te estaba esperando, Horus- dijo una voz metálica, Horus volteó y vió dos marionetas de Seth.

-no tengo tiempo para jugar con muñecos -dijo Horus

-venimos a negociar- dijo la marioneta más próxima
-ustedes mataron a mi maestro- bufó Horus lanzando una esfera de energía, la figura de arena se deshizo cayendo la arena al suelo y esquivó la esfera, la marioneta se rearmó y se sintió la explosión de un edificio cercano al recibir la esfera.

-Seth no le hizo nada a tu maestro- dijo la figura más lejana, mientras la cercana volvía a perder su forma sólida.

- yo no creeré en sus palabras- dijo generando una esfera mucho más pequeña que las anteriores, su poder se estaba agotando.

La arena a sus pies se movió rápidamente atrapando sus tobillos y haciéndolo tropezar, arrojó la esfera a la arena, la cual, debido a la temperatura se cristalizó al instante, miró al frente aún con sus pies atrapados y vió que la segunda gran marioneta se venía encima, se cubrió su rostro con sus manos para evitar el golpe, pero sintió el mazazo de la estructura de arena en su estómago.

El impacto produjo tres cosas, primero lo hizo volar hasta la pared de la pequeña estructura que daba a las escaleras, segundo, al volar hacia atrás fue arrancado del cristal, provocado severas heridas en sus tobillos y pies y por último, se quedó sin aire, anulando su concentración.

La marioneta avanzó mirando la arena que estaba en el suelo, su compañero no se movería más después de semejante ataque.

Horus intento ponerse de pie, pero le fallaron sus piernas, cayó de rodillas humillado, no podía creer que perdiera frente a una marioneta, y bastante lenta por lo demás.

Levantó su mirada y tuvo otra idea.

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