capitulo 31

56 9 23
                                    

Ataúd de hielo y arena.

Ada se  incorporó al instante, a ciegas tratando de no pisar alguna otra trampa, el polvo no la dejaba abrir los ojos y sentía que respirar le costaba demasiado, debía recuperar su calma y su respiración para poder generar luz, sintió que alguien se movía a su lado y asumió que era Helena, ya que era ella la que estaba más cerca al momento del accionamiento del artefacto.

La antorcha había desaparecido, sintió como alguien la tiraba hacia arriba y le ayudaba a levantarse pasado un minuto, vio el rostro de Anubis de frente.

-lo lamentó mucho...- murmuró Anubis al soltarla e ir en ayuda de Helena.

Ada abrió aún más sus pequeños ojos y volteo, vió sombras extrañas pero no pudo deducir a quien pertenecían.
Sintió toser a Helena y Anubis dijo -no se muevan, con el polvo no veo si hay más trampas o no-

Se sintió una corriente de aire bastante fuerte y el polvo se dispersó, Ada observó que era June la que movía el polvo.

Comenzó a aparecer una estructura metálica colgando de unas oxidadas cadenas, era un gran bloque de metal con alrrededor de unas quince puntas con forma de cuchilla, oxidadas y con mucho filo.

En medio de la estructura habian dos personas, en el último segundo Alex se había puesto entre la estructura que caía y Elizabeth, pero no había sido suficiente, el metal había atravesado a ambos a la altura del estómago, Annabel intentaba mover la estructura que les cerraba el paso pero no se movía, sabía que si sacaba a alguno del metal el sangrado sería aún más rápido y los mataría... Alex y Elizabeth estaban aún concientes y Anubis se les acercó.

-sus almas descansarán en paz- dijo Anubis

-lamento haber sido una carga para ustedes- jadeó Alex -siempre quise un abrazo de Elizabeth pero jamás pensé que sería así-

Estaban totalmente juntos, Elizabeth atrás de él.

-Ada, ¿hay alguna manera...?- comenzó Helena pero Ada negó con la cabeza, las heridas eran muy grandes y profundas, sólo la misma cuchilla evitaba que se desangraran más rápido.

-Anubis... ¿volveré a ver a mi abuelo?- preguntó Elizabeth con un susurró
Anubis asintió, Elizabeth extendió sus manos y rodeó a Alex - nunca olvidaré cuando me defendiste de los otros agentes...-

Alex cerró los ojos y sintió la calidez de su abrazo a pesar de que ambos se enfriaban rápidamente. -Memphis me ayudó...-

-pero tu reaccionaste primero y al principio yo solo creí que deseabas solo algo más superficial-

-para nada- dijo Alex y tosió, su boca se llenó de sangre... -yo solo amaba verte sonreír cuando hablabas de Inglaterra, tus ojos y tu sonrisa me cautivó-

-nunca me lo dijiste- murmuró Elizabeth mientras Alex seguía tosiendo

-nunca dejaste que me acercara...- jadeó - pero tú eres la única persona que realmente me importa en este ... Lugar.- dijo y su vida se apagó.

Elizabeth comenzó a llorar y lo abrazó con más fuerza.

-¿lo volveré a ver?- preguntó Elizabeth jadeando

-en encargaré que hagan juntos el camino a la balanza- dijo Anubis

-aun debo decirle muchas cosas- murmuró Elizabeth - muchas cosas que hay en mi coraz...- dijo y su voz se silencio quedando su rostro apoyado sobre la espalda de Alex.

Anubis volteo y vio como cada una de las chicas estaba llorando,
-tenemos que volver... Ya no podemos pasar - dijo Anubis.

-no podemos dejarlos ahí- dijo June

Tártaro II, La maldición del arquero (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora