Capítulo 20. Llaves.

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Estaba sin palabras, ¿cómo era posible que un dragón pudiera convertirse en un hada?

Babieca- En realidad no estoy realmente aquí -dijo-. Cuando mi espíritu se desvaneció como los otros dragones elegidos para entrenar magos no desaparecimos totalmente. Con la poca magia y fuerza que nos quedaba la mezclamos con magia de otras criaturas mágicas cercanas a nosotros en ese momento. Al menos eso fue lo que hice yo. Aunque lo que hizo Igneel fue de locos -murmuró con miedo en sus ojos.

Yo- Entonces tú eres un hada pero en realidad eres un dragón -ella asintió.

Babieca- Aunque me conocerás por otro nombre -una leve sonrisa apareció en su cara-. Antes de fusionarme con el hada Babieca era Grandine, la dragona de Wendy.

Ahora si que estaba confusa, ¿eso significa que los demás dragones siguen vivos en alguna parte como Igneel y Grandine? ¿Y cómo es que Igneel sigue conservando su forma original?

Grandine- La Diosa hizo un trato con él, le devolvería su forma original si él participaba en el proceso del proyecto -me informó mientras se sentaba en el sofá-. Muchas cosas ocurrieron desde entonces. Gracias a mi nueva forma pude pasar desapercibida y pude estar cerca de La Diosa sin que sospechara de mí.

Yo- Entonces, ¿que tiene Aloys que ver en esto? -pregunté sentándome también.

Grandine- Él es solo una pieza importante, sin él no habría llegado tan lejos -aún sentada se sirvió una taza de té-. Al igual que yo... -sorbió el líquido con la mirada perdida-. Sé que tienes curiosidad en saber más del tema pero no puedo contarte mucho más. Será mejor que te vayas preparando para irte lejos de aquí -dejó la taza en una mesa cercana, cogió una mochila en la que metió frascos con hierbas y comida-. Te he metido algunas hierbas curativas por si te haces alguna herida o lesión grave, y también agua y alimentos para un par de días -me entregó mis llaves las cuales abracé inmediatamente.

Me despedí de Grandine, aún con Aloys debajo de la capa, y me dirigí hacia lo más profundo del bosque en donde se encontraba ese extraño armario.

Merodeé horas por ese bosque sin encontrar nada y la tercera luna ya estaba en lo más alto del cielo. Las piernas me dolían, en cuanto encontré una cueva entré sin dudarlo y me senté en el frío suelo. Saqué comida de la mochila pero en cuanto me llevé algo a la boca mi brazo derecho empezó a doler y palpitar.

La marca que había obtenido tras conseguir las llaves del zodiaco había cambiado. Antes era tan brillante como las estrellas, pero ahora tenía un color apagado y había unas manchas negras alrededor como si estuvieran devorando la marca. Intenté frotar la marca para ver si no era más que suciedad pero cuanto más la tocaba más dolía. No mucho dedspués todo se volvió negro.

-·-·-·-·-·-

Abrí los ojos a duras penas ya que había una luz cegadora ante mí.

???- Veo que ya has despertado -abrí más los ojos para acostumbrarme a la luz y miré hacia donde venía la voz. Aloys estaba sentado al lado de mí comiendo un trozo de pan. Él era el que resplandecía de esa manera-. ¿Quieres? -preguntó ofreciéndome el mismo trozo que estaba comiendo.

Yo- No gracias -dije, me senté apoyando la espalda en la pared de la cueva- ¿Cómo has salido de la roca? -mordió el pan mientras señalaba delante de mí-. ¡Virgo! -corrí a abrazarla nada más verla-. Te he echado tanto de menos...

Virgo- Yo también Hime-sama, en realidad todos -no mucho después de eso la cueva se transformó en un jardín rodeado de estrellas. Mis demás espíritus estaban alrededor de nosotros al igual que el Bigotudo. Estábamos en el mundo celestial.

Yo- Chicos... os he echado tanto de menos -en ese momento mi brazo volvió a palpitar como antes, sentía mi brazo a duras penas-. ¿Qué está pasando?

Bigotudo- Lucy, la causa de tus dolores repentinos y desmayos son por culpa de la magia que tienes implantada. Al parecer estos días has estado absorbiendo mucha más magia de la que tu cuerpo puede aguantar.

Virgo- Lo que sea que hayas hecho estando en Garleon te ha cambiado. Aún nosotros, que estábamos en el mundo celestial, notamos como algo no encajaba allí. Nuestras llaves no se sentían igual que antes -continuó.

Yo- Sigo sin entender muy bien por qué están haciendo tales cosas en Garleon. Todo esto es tan extraño y repentino.

Loke- Lo sabemos, hasta hace poco no sabíamos de los verdaderos planes de La Diosa pero parece ser que llevan siglos planeando esto -hizo una pausa momentánea-. Pensábamos que solo querían más poder para beneficio propio y para protegerse de otros pero no era nada de eso.

Yo- ¿Cómo sabéis eso?

Libra- Porque todas las magas celestiales de la familia Heartfilia estuvieron en tu lugar. Tu madre en especial se preocupó para que no tuvieras que pasar por lo que ella pasó -la piel se me puso de gallina.

Yo- ¿Ah-Ahriel?- tartamudeé. Ellos negaron con la cabeza.

Sagitario- Layla -susurró-. Me preocupa cómo te han lavado la cabeza allí.

Yo- ¿Y dónde está?

Bigotudo- Está ocupada arreglando unos asuntitos de nada -apartó la mirada mientras lo decía-. ¿Por qué la pregunta?

Yo- Necesito hablar con ella -respondí.

Loke- La verás cuando haya terminado sus asuntos Lucy -respondió antes de que el Bigotudo volviera a hablar.

Yo- Ahora tengo que irme lejos de Garleon y buscar a Igneel -no podía esconderme como una cobarde sin ayudarle.

Virgo- Hime-sama, ya sabe que con nosotros puedes hacer cualquier cosa -todos sonrieron y asintieron tras sus palabras.

Bigotudo- Pero antes de que te vayas tienes que prometerme que te disculparás con los de tu gremio anterior por las acciones que cometiste -asentí recordando lo mal que me comporté ese día.

Mi vida como D.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora