Capítulo 8. El chico de cabellos rosados.

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Después de eso me encontré de nuevo con Minerva, ella me guió a mi nueva habitación y me entregó 1.000.0000 jewells en metálico. Estaba sorprendida, esto era muchísimo dinero. Le di las gracias y abrí la puerta de mi habitación, vi que era más pequeña que la de Sting y Rogue, pero era obvio ya que ellos eran dos en una habitación.

Fui al pueblo a comprar unos cuantos muebles para decorar la desolada habitación. Estuve como unas dos horas, comprando y amueblando toda la sala. Al terminar me senté exhausta en la silla del escritorio. Saqué unas hojas en blanco de un cajón del escritorio y continué escribiendo la novela que llevaba tanto tiempo escribiendo. Después de unos minutos oí unos golpes en mi puerta.

Yo- Pasa, la puerta está abierta.- dije sin dejar de escribir. Alguien carraspeó un poco y me volví a ver quién era.- ¿Qué quieres Sting?

Sting- ¿No decías que querías entrenar?- preguntó mirando la habitación de arriba a abajo mientras silbaba.- Has aprovechado bien todo el espacio de la habitación.

Yo- Gracias, ¿y podrías esperar unos minutos hasta que termine una cosa?- pregunté, el asintió por lo que guardé las hojas en el primer cajón del escritorio.

Sting- Te espero en el patio de atrás.- dicho esto se giró no sin antes despedirse agitando la mano.- ah por cierto-dijo parando en seco.- toma esto -me lanzó una capa negra la cual me tapaba de pies a la cabeza-, lo necesitaras. No te olvides de ponértelo siempre a partir de ahora.

Cuando se fue me vestí con la ropa adecuada para entrenar y salí de la habitación, no sin antes haberme puesto la capa que me había dado.

Estuve bastante tiempo buscando y merodeando por el gremio hasta que a lo lejos vi a Sting hablando con una persona, tenía una cabellera rosada corta y tenía más o menos de mi estatua. El chico estaba dado la vuelta hablando con Sting, y yo sabía perfectamente quién era.

Sting- Eh, ven aquí Lu-

Yo- Luan- dije interrumpiéndole.

Cuando escuchó mi voz el chico se dio la vuelta. Rápidamente me toqué la cabeza para ver si tenía puesta la capucha, y por suerte si que la tenía. No me atrevía a mirarle a la cara, así que solo me limité a observar el suelo.

Chico- Hola, tú debes de ser Luan, encantado- dijo mientras estrechaba fuertemente su mano.- ¿Por qué llevas una capa?

Yo- Pues......- iba a continuar hasta que Sting empezó a hablar.

Sting- .... Es una prueba para ver si puede unirse al gremio.- dijo rascándose la nuca nerviosamente.

Chico - Y....¿De qué trata la prueba Sting?

Sting- Pues.... Luan tiene que aguantar con eh... la capucha puesta el eh.. ¿mayor tiempo posible?- estaba muy nervioso.

Chico- ¿Por qué parece que lo estás preguntando?- en ese momento me atreví a mirarle a los ojos.

Yo- Es solo una prueba Natsu- cuando dije su nombre me di cuenta de que había cometido un error muy grave, y Sting parecía más atacado que antes.

Natsu- ¿Nos conocemos?- preguntó mientras acercaba su mano para quitarme la capucha, pero una alguien detrás de mí sujetó su mano firmemente antes de que lo consiguiera.

Rogue- Se quitará la capucha cuando lo vea necesario Natsu.- dijo con un semblante más serio de lo normal.

Natsu- Al menos dime de qué me conoces.- dijo este zafándose del agarre de Rogue.

Yo- Pues....Te conozco porque eres el famoso Salamander de... Fairy Tail.- no se por qué pero me costó un poco decir las últimas dos palabras.

???- Claro que te cuesta decir esas palabras, has abandonado, preocupado y traicionado a Fairy Tail.

Yo- ¿Quién eres y a qué te refieres que he traicionado a Fairy Tail? Nunca haría daño a mi familia.

???- Lo descubrirás más adelante Lucy.

Natsu- Al menos dime si conoces o si has estado con Lucy, porque hueles similar a ella.- dijo mientras me examinaba.

Yo- Ehh.....- me alejé de él- mira que tarde es, mejor me voy que si no no llego a coger el.... el tren, eso el tren.

Natsu- Pues, hasta luego.- me estrechó de nuevo la mano- Que sepas que nos volveremos a ver, Luan.- y me sonrió como la primera vez que lo vi en Hargeon.

Mi vida como D.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora