20. Doble golpe. [Especial 4 mil].

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 ¡Joder! ¡Eran las 8! Ese día iría a buscar a mi hermana Emily a las 9, al aeropuerto. Pero, como siempre, estaba llegando tarde.

 Me levanté de la cama lo más rápido que pude y me puse un lindo vestido de verano, de color blanco. Fui hasta al baño y me lavé la cara, luego me maquillé y por último fui hasta la cocina para desayunar algo. Como era de esperar, Avril seguía durmiendo. Fui hasta su habitación con mi café en la mano y la sacudí hasta que se despertó.

 -Avril, recuerda que en una hora mi hermana llega. Llegaremos apróximadamene a las once menos cuarto. Por favor, no estés durmiendo cuando llegue.

 Ella me miró con su peor cara por haberla despertado a esa hora.

 -¿Que no la ibas a llevar a su hotel?- refuñó.- Déjame dormir, odio que me despierten- miró su reloj.- a las 8 de la mañana.

 Negué con la cabeza.

 -No, Avril. ¿Que no recuerdas? Ántes la traeré hasta aquí para que conozca nuestro apartamento.

 -¿Que no la puedes invitar por la noche?

 Lo pensé por unos segundos y me dí cuenta de que tenía razón.

 -Puedes seguir durmiendo, vaga.

 Salí de su habitación y llevé la taza hasta el fregadero. Luego de mirar el reloj unas treinta veces, salí de casa y subí a mi coche, asegurándome que tenía todo listo.

 ***

 -¡_____!- aún con mis típicas gafas, mi hermana me reconoció por lo lejos.

 Corrí hasta ella y la abrazé muy fuerte. Pude notar mi cuello húmedo a causa de sus lágrimas.

 -Vaya, ¿tanto me has extrañado?- le pregunté riendo mientras nos separábamos.

 -Si. No sabes cuánto.- me volvió a abrazar.

 Me separé de ella rápidamente, no me gustaba que me abrazaran. Si, soy así de extraña. A no ser que fuera mi novio (lo que no tenía) no podías abrazarme por más de 5 segundos.

 -Uy, olvidé la regla de los 5 segundos, lo siento.- ella comenzó a reir. Se quitó su gorra y dejó caer su cabello dorado por los hombros. Se lo había cortado por debajo de los hombros.

Caminamos hasta la entrada del gran edificio. Yo le ayudé con las maletas, que eran 2. Bueno, mi hermana era de esas personas que no necesitaban muchas cosas para viajar, no importaba le tiempo que se quedara. Cogió un cigarrillo de su pantalón y se lo puso en la boca. Buscó el encededor y luego de econtrarlo, lo llevó hasta éste y lo prendió.

-Uf, sigues con ese vicio, eh...- dije un poco triste. Odiaba que fumara, sabía que esa mierda traía todo tipo de enfermedades.

-No he podido dejarlo, lo siento.- Bajó la cabeza y miró su móvil.- ¿Iremos a tu casa?- preguntó, cambiando de tema. Siempre hacia eso si se trataba de sus cigarrillos.

Negué con la cabeza y le robé el cigarrillo.

-No, iremos al hotel. Puedes venir a casa por la noche, ¿que te parece?- pregunté.

-Está bien. Pero devuélveme eso.-dijo, señalando el ciagrrillo que tenía entre mis dedos.

-¿Cuando cambiarás?- dije, mientras se lo devolvía con pocas ganas.

-Jamás cambiaré. Jamás.

***

-Bueno, es una pena que siga fumando.- dijo Avril.

Luego de volver a casa, me la encontré en el sofá tomando su típico té. Me enojé un poco con ella, me había hecho cambiar de planes ya que la señorita no se quería levantar temprano, ni siquiera por mi hermana. Pero claro, al volver, me le encuentro en el sofá. Miro mi reloj y veo que son las 10.

Una Nueva Vida. [El Rubius y Tú]. ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora