36. Todo cambiará.

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— No pienso quedarme ni un minuto más en esta casa.— le comenté casi llorando a Rubén.

Él me miró de reojo, mientras se paseaba por la sala. Desde que llegó, no hacía más que revisar la casa, como si un fantasma se pudiera ver a simple vista.

Fuí hasta él y lo cogí del brazo, girándolo hasta mi, cansada de verlo sólo caminar y caminar de un lado a otro.

— Rubius, sé que las cosas no están bien, sé que la cagué, pero por favor... ayúdame a salir de ésta.

El me miró fijamente. Sus ojos no brillaban como cuándo estábamos juntos, no. Sus ojos no reflejaban ese amor que solía transmitir a través de todo mi cuerpo cuando nuestras miradas conectaban. Había algo extraño en su manera de mirarme, algo que me hizo estremecer.

No dijo nada, solo permaneció quieto, sin dejar salir ni una sola palabra de su boca.

Yo suspiré, separándome de el.

— Lo entiendo, me odias.

El negó con la cabeza.

— No te odio, jamás podré hacerlo.

Algo en sus ojos brilló en aquél momento.

— ¿Entonces por qué no me diriges la palabra?.— le espeté.

El se encogió de hombros.

— Estoy cansado de pelear, _____.

— ¿Qué? Bueno, digo, yo también pero...

— Creo que si esto sucedió, por algo fué.

Yo me quedé quieta, mirándolo a sus verdes ojos. Tragué saliva, esperando lo peor.

— ¿Qué quieres decir? ¿A que te refieres?

— Tal vez fué lo mejor haber terminado.

Un dolor se apoderó en mi pecho, cortándome la respiración casi al tope.

— ¿Qué?. — dije sin poder creer sus palabras.

Muy bien, reconozco que fuí una estúpida al irme corriendo sin dejar que él me explicara lo que en realidad había sucedido. Pero, ¿como hacerlo? Las pruebas eran muy evidentes. ¿O tal vez exageré? De todos modos, ya era tarde. Rubén sostenía una mirada decidida, y sabía qué, cuándo me miraba de aquella manera, era por qué hablaba en serio.

— _____... no podemos salir si siempre se repetirá la misma historia. Estoy cansado de que no confíes en mi, ¿entiendes?

Lo miré perpleja, a punto de salir corriendo e irme lejos de todo y de todos.

— Tú no entiendes. Eres una de las pocas personas que de verdad quiero y que jamás me traicionó... tengo miedo de perderte. Es por eso que actúo sin pensar.

— ¿Esa es excusa para comportarte así? _____, ya hemos peleado muchas veces por lo mismo. Creo que mejor será que nos tomemos un tiempo. Tal vez... conocer a otras personas y...

— ¡No! Rubén, no. No quiero perderte a tí también, ¡ya no tengo a nadie más!. Estoy tan cansada de  perder personas... no puedo imaginarme a mi misma con otra persona que no seas tú.

El bajó la mirada, mientras se cruzaba de brazos. Su pié golpeaba el piso repetidas veces, muy nervioso.

— Piénsalo... tú y yo no nos parecemos en nada.— dijo al fin. Comenzó a caminar mientras formulaba las plabaras, como solía hacer cuando estaba cabreado o/y deprimido.— Tú eres famosa, talentosa, tienes al mundo a tus pies. Tienes millones y millones de fans que te aman... en cambio yo, yo solo soy un tío común y corriente, que hace el gilipollas frente a una cámara y sube vídeos a internet.

Una Nueva Vida. [El Rubius y Tú]. ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora