39. Tanto pero a la vez poco.

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El torbellino de emociones que sentía dentro de mí en aquél momento no se comparaba con nada. Si pudiera describirme a mi misma en un par de palabras, sin dudas sería la <Drama Queen>. ¿Existirá algúna persona en este Mundo con más drama en su vida que en la mía?.

Aceleré un poco más mis pasos y me puse la capucha de mi sudadera, mientras mi respiración se volvía cada vez más agitada por el llanto que contenía dentro. No quería llorar, estaba tan cansada de esto, aunque sabía a la perfección que tarde o temprano lo iba a soltar todo.

Visualizé a lo lejos aquella plaza dónde Rubén y yo tuvimos nuestra primera cita. Con toda la voluntad que pude, logré llegar hasta allí y sentarme contra uno de los árboles. Puse mis rodillas contra mi pecho y apoyé mi cabeza contra el tronco.

-No te rayes, no.. te... rayes.- susurré para mi.

Respiré hondo, cerrando los ojos e intentando tranquilizarme.

Bien, nada podía empeorar ahora mismo. Extraño a mi hermana, y confieso que también extraño a Avril, la que solía ser mi mejor amiga ántes. Extraño a mi padre, extraño ver como entraba a mi habitación para interrumpir mis escrituras y para ver como iba todo. Extraño su sonrisa, su voz, sus abrazos... su presencia.

Pero, sobre todo, extraño a mi mamá. No, no a la de ahora. A la de ántes, a la que se preocupaba por mí y la que solía sonreirme y apoyarme en todo momento, es decir, apoyarme en todo lo que amaba hacer. ¿Por qué se había vuelto tan fría, tan distante? Yo no tenía la culpa de que él nos abandonara, yo no tenía la culpa de que Emily también lo hiciera.

Mis ojos comenzaron a arder y las lágrimas bajaron por mis mejillas, silenciosamente. Ya lo sabía. Levanté la mirada y observé a una pareja jóven que no estaba tan lejos de dónde yo estaba. Con ellos, había una pequeña niña que saltaba y reía como loca. La pareja la observaba corretear al lado de ellos desde una banca, mientras él pasaba uno de sus brazos por los hombros de ella.

Sentí unas punzadas de celos, pero de los buenos. Detestaba sentirme así, ¿por que no podía ser feliz de una vez? Tal vez no estaba valorando lo que tenía a mi lado, pero siempre me daba cuenta de las cosas tarde. Pensé en Emily, que ya no la tenía junto a mi. Jamás pensé que de un día para el otro ella ya no la podría ver nunca más ni abrazarla, ni sentirla cerca de mi... ni escuchar su dulce voz.

También pensé en mi padre, su muerte me tomó más por sopresa. Lo extrañaba demasiado, necesitaba sentirlo cerca, necesitaba su voz diciéndome que todo estaría bien y que nada está perdido, como siempre solía decirme cuándo las cosas no estaban bien en casa o en el colegio. Quería al menos tener la oportunidad de tenerlo un día conmigo, decirle todo lo que siento, todo lo que me está pasando y pedir algúno de sus fiables consejos.

Me sentía exactamente igual que el día del entierro de Emily. Sola, perdida, con un gran dolor sobrecargado en mi pecho. Sentía que no podía hacer nada al respecto, que nada podía tranquilizarme excepto... él. ¡Maldita sea! La he liado perfectamente bien. Sentía que solo él podía entederme. Tener tanto, pero a la vez no tener nada...

Sentí mi móvil sonar en algún lugar, pero estaba tan perdida que por más que mi mano viajara por todos mis bolsillos, no podía localizarlo. Luego de una lucha constante por encontrarlo, miré la pantalla y ví que tenía una llamada entrante de Rubén. Decidí contestar, ya no podía seguir con aquello.

-¿Qué quieres?- intenté sonar cabreada, pero la verdad es que estaba rota.

-¿Dónde estás? Intenté seguirte, pero eres más rápida que yo.

-Eso no interesa.

El bufó al otro lado de la linea. Tragué saliba, mientras seguía observando a la pareja y a su hija. Se veían tan felices...

Una Nueva Vida. [El Rubius y Tú]. ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora