Había presenciado esto tantas veces que se me hacía fácil ya hacerlo. No tengo remordimiento alguno, no tengo dolor hacia los familiares, estaba tan acostumbrado a sus lágrimas que se me hacía fácil ya realizar la tarea sin importarme.
He visto toda clase de atrocidades que erizan los vellos de una persona con alma.
Estoy acostumbrado a esta vida que se me hace difícil dejarla, es dinero fácil y cubrir nuestras huellas es algo de lo más simple en esta altura del juego. He aprendido a sobrevivir, he pasado hambre y frío y no volveré ahí. No lo haré.
No ahora que tengo la oportunidad de ser rico una y otra vez si deseo con los rescates de las personas que secuestro. Ya soy un profesional en todo esto.
Somos cuatro hermanos y cada uno tiene una obligación en cuanto al trabajo que ejercemos. Yo soy la cabeza, soy el que decido todo y ellos tienen que hacerlo sin rechistar, pues nunca he fallado un secuestro y jamás lo haré.
No he pensado en retirarme, no por ahora, no hasta que me sienta verdaderamente saciado de todo el dinero que consigo por este medio.
Escuché como el timbre de la escuela sonó, dándole paso a muchos niños, me puse alerta, pero aún no veía a la presa.
-Rob, ponte a la derecha del auto, solo hay que agarrarla y entrarla, no es tan difícil.- musité, este sin rodear mucho las cosas asintió, entendiendo a la perfección.
-no hay problema.
-Objetivo a la vista.- susurró Tom, lo que me puso alerta y miré atentamente a las chicas que salían del instituto, con sus minifaldas y camisas casi transparentes.
Un cabello castaño claro me llamó la atención. Era ella.
-listos.- susurré.
Alzó su mano y sonrió hacia una morena quien le sonreía de vuelta y caminaba hacia otro lado.
La miré y pude ver que no pasaba de los 16 pero tenía un cuerpo que muchas mujeres de 20 quisieran. Sus piernas largas estaban decoradas por unos calcetines que llegaban un poco más arriba de la rodilla, para luego encontrar piel desnuda y bronceada y luego la falda.
Sus pequeñas manos estaban decoradas por unas uñas largas y bien arregladas y su cabello largo con detalles rubios volaba por el viento. Era una buena imágen. La chica era atractiva a pesar de ser una niña.
Sus ojos pararon en los míos y me miró con aburrimiento. Sus ojos eran de un azul eléctrico que encontrabas en pocas personas, un azul energético que te hacía pensar en la luz. Sus labios rojos eran gruesos, carnosos, los dos del mismo tamaño, lo que llamaba mucho la atención.
Y su rostro perfilado, se veía que no traía maquillaje pero gozaba de un cutis realmente perfecto.
-Buenas tardes, señorita. Su padre nos mandó a buscarla.- hablé con diplomacia y me erguí hacia ella, provocando elegancia.
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Criminales
RomanceBella, sensual, audaz, astuta y mal hablada: Son las características que describen a Kyla, una chica sin pelos en la lengua. La cuestión es, Kyla es un imán para los hombres... y más para los hombres realmente malos. Dominic es un chico que nada en...