Se había quedado dormida en el auto. Se veía destruida y quiero ayudarla, en serio.
La cargué en mis brazos mientras la admiraba, parecía una pequeña bebé durmiendo pero me abstuve de pensar mucho en su belleza. No quería ponerme sentimental.
Subí las escaleras con ella a cuestas y esperé a que Oliv abriera la puerta, llegó a mi lado con una cara de pocos amigos, pues al parecer no le gustaba esto de yo cargarla, sonreí en mis adentros ante el pensamiento. Si supiera.
Entré a la casa con mucho cuidado de no lastimarla, debo de admitir que la chica tenía suerte, yo subir a una persona 3 pisos encima mío o yo cargandola es un milagro, debe de considerarse bendecida.
Paré en seco y mi cara se puso roja al ver a Rosa sentada en uno de los muebles, acompañando a los chicos. Esta se paró inmediatamente al verme.
-hasta que llegas, te estaba...- miró a la chiquilla y sus ojos se abrieron y luego me miraron, creo que sé lo que esta pensando.-¿esa es la secuestrada?.- preguntó anonadada y me miró con sus ojos abiertos.- ¿esa es la que te pone tan caliente?.- susurró como si se tratara de un secreto del estado. La miré con mis ojos fríos y le hice entender que no era buen momento, esta asintió y se volteó hasta el mueble, sentándose nuevamente pero sin dejar de mirarme como si fuera un asalta cunas, un loco pedófilo, un violador de niñas, un maniático.
-vuelvo en seguida.- le avisé a la morena y esta asintió. Caminé por el pasillo y saqué las llaves como pude evitando despertarla pero esto no sucedió. Abrió sus grandes ojos azules y miró los míos desde abajo, sentí mis rodillas temblar ante su mirada. Esta se levantó en mis brazos y me obligó a bajarla.
-gracias.- susurró, miró hacia otro lado esperando que abran la puerta para ella y así lo hice. Abrí la puerta para que ella pudiera entrar e iba dejarla sola pero algo me dijo que no lo hiciera.
Entré a la habitación y cerré la puerta detrás mío. Se veía desganada y quitó el abrigo que llevaba encima, tirandolo a la cama.
-¿estás mejor?.- pregunté acercándome a ella.
-claro que no.- contestó y me miró.-estoy mal, muy mal.
Su cara se puso triste y varias lágrimas salieron de sus preciosos ojos, el corazón se me partió en dos y olvidé al viejo Dominic por un rato. La abracé con todas mis fuerzas pero sin ahogarla ni maltratarla, para que sepa que yo estaba ahí con ella. Esta se escondió entre mis brazos y se encogió como si se sintiera protegida. Recosté mi mentón de su pelo y cerré mis ojos sintiéndola.
-tranquila, estoy aquí.- susurro como si fuera un bebé, aún tenía cerrado mis ojos y gozaba de tenerla así. Tan cerca de mí, acerqué mi nariz a su pelo y sentí que estaba en el cielo.
Levantó su cabeza después de un rato y me miró, sus ojos estaban rojos y tristes.
-ella no tenía la culpa de nada, solo quería ayudarme, él no tenía porqué matarla.- juntó sus cejas y callé sus lamentos con un beso suave.
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Criminales
RomanceBella, sensual, audaz, astuta y mal hablada: Son las características que describen a Kyla, una chica sin pelos en la lengua. La cuestión es, Kyla es un imán para los hombres... y más para los hombres realmente malos. Dominic es un chico que nada en...