Cap 3: "Inhumano".

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Había soñado con la chiquilla, había soñado que me la cogía con fuerza y sin tabúes

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Había soñado con la chiquilla, había soñado que me la cogía con fuerza y sin tabúes. Y si solo lleva un día aquí, ¿qué pasará si dura más tiempo?.

Sentí algo pegajoso dentro de mis pantalones y por mi mente pasó una idea de lo que podía ser. No, nunca me había pasado.

Alcé la tela del pantalón y me encontré con una corrida grande. Me había corrido mientras soñaba con la chiquilla. Abrí mis ojos y no pude creerlo, nunca me había pasado algo así.

No puede ser.

Salté de la cama y entré al baño a tomar una ducha larga limpiando todo rastro de ese orgasmo. No puedo creerlo, miré mi pene. ¿Qué te está pasando imbécil?.

Sequé mi cuerpo y me cambié, debía de solucionar esto lo más rápido posible, si no me iba a volver loco.

Olí el delicioso desayuno que hacía Gretta para nosotros. Desde que mama murió, la abuela Gretta se ha quedado con nosotros y a pesar de nuestra forma de vida no se queja, pero si nos aconseja como toda abuela preocupada.

Miré a los tres chicos sentados en la sala hablando sobre unas cosas que ni siquiera me interesaba. Solo quería hacer la llamada del rescate ya, para ver si se podía solucionar esto rápido, me estoy desesperando y eso que es el segundo día con ella aquí.

-¿hoy se hará la llamada de rescate?.- preguntó Rob.

-como siempre.- asentí, buscando un poco de agua en la nevera y virtiendola en un vaso de cristal para así beberlo.-buen día Gretta.- Besé su frente.

-buen día Dom.-saludó.- ¿tienes hambre?.- preguntó.

-muchísima.- respondí.

-mira.- me llamó a lo que yo la mire.- Dejaste a la niña morirse de sed, ¿en dónde están tus modales?.- preguntó y yo rodé los ojos.

-se me había olvidado abuela, tranquila, lo siento.-me disculpé antes de que empezara a darme una charla intensiva sobre buenos modales y sobre la teoría de que lo que haces se devuelve. Hablarme del karma.

Esta sólo me miró y asintió.

-bueno, que no se vuelva a repetir.- murmuró.

-lo prometo.

Salí de la cocina e hice una seña para que algunos de ellos me acompañara. Me acomodé el arma en mi pantalón mientras Oliv se levantaba y  luego salíamos del apartamento sabiendo lo que había que hacer. Era una costumbre salir de la ciudad solo para hacer esa llamada pues podrían rastrearla, llegar a nuestra casa y jodernos.

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