Cap 26: "Mi Diosa".

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Me encontraba nervioso. Ahora sabía todo y recordaba una y otra vez mis palabras hacia ella sin ni siquiera dejarla hablar, me siento culpable. Hay un sentimiento negativo que oprime mi pecho sin dejarme respirar, ella se había alejado y se veía que no quería hablar conmigo más por mi tono de voz hacia ella.

Lucía callada y Ky no era así, era alguien vivaz que no daba a esconder sus comentarios. Lo sabía. Ella se sentía mal por haberme dejado y ni siquiera llamarme, pero tenía sus razones y a estas alturas del juego es que lo vengo a saber. Después de haberle dicho todas esas cosas. La que no me querrá ver será ella.

Vi el papel una vez más y miré la casa que tenía en frente.

Suspiré y cerré mis ojos por un segundo tratando de calmar la ansiedad que abarcaba mi cuerpo de manera rápida y completa. El nerviosismo no ayudaba y mis manos temblaban. Lo que esa mujer hacía en mí.

Bajé del auto y activé la alarma. Caminé rápidamente por el pequeño camino en medio del jardín bien cuidado y podado. Suspiré aún nervioso y ansioso, ojalá que no me eche, me lo merezco.

Iba a caminar pero dos hombres fuertes se metieron en mi camino dejándome aturdido. ¿De dónde habían salido?

-Falsa alarma, solo es Dominic Ayers, el jefe dijo que pasaría por aquí.- musitó dándome la bienvenida.

Lo miré en reojo y seguí caminando hacia el pórtico y lo atravesé para llegar a la puerta.

Suspiré lenta y duramente, alcé mi mano para tocar el timbre con mi dedo índice. Sonó un ligero tintineo y miré hacia atrás para ver como los hombres se volvían a esconder entre los arbustos para vigilar mejor. Luis la tenía bien cuidada entonces.

La puerta se abrió y me dio la imágen de una chica que acababa de levantarse, me acordó a la vez que la vi levantarse en mi casa y pude admirar una vez más su belleza. Era hermosa aunque se acabara de levantar, de sudar. En todos los ámbitos era tan perfecta.

Su cara me miró por un segundo y vi que dudó sobre dejarme pasar o no. Oh no, por favor.

-perdóname.- murmuré antes de que cerrara la puerta en mi cara.

Me sentía tan idiota ahora, tan indefenso, solo ella me hacía sentía así.

Esta me miró y suspiró duramente echándose a un lado para que pueda pasar, lo cual aproveché en un segundo. Entré a la casa que era acogedora y bonita, tenía colores cremas y de un amarillo casi mostaza en algunas paredes dándole un look cómodo y reconfortante. Estaba todo organizado y habían varios estantes que se veían antiguos, lo cual me encantó. Parecía que una señora vivía aquí, con la diferencia que no había gatos. Pero todo se veía hermoso desde mi punto de vista.

Miré hacia atrás y casi me falta el aire al verla con unos pantalones cortos, tan cortos que parecían bragas y una blusa con hombros caídos y pegada a su silueta color blanca. Vi sus pezones asomarse por la ligera tela y me contuve de morderme el labio inferior, la deseaba nuevamente, la quiero.

Tenía un moño desordenado, casi todos sus mechones cortos estaban fuera de el y este caía libremente por su nuca. Cruzó sus brazos debajo de sus pechos y me miró.

-así que tú eres la razón por la cual Luis me dijo que cogiera el día libre.- alzó sus cejas, estaba molesta.

-eso parece.- miré mis dedos y dejé de jugar con ellos como lo estaba haciendo desde que entré aquí, o mucho antes. No estaba seguro. Tomé asiento.

-¿por qué se empeña en arreglar mis cosas?.- se tocó la frente con sus uñas largas y cerró sus ojos.- me estaba llenando la cabeza de cosas malas tuyas para sucumbir el deseo de volverte a ver.- suspiró y caminó hacia mí lado, dejándose caer en el sofá, la miré.

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