Cap 27: "Déjame tenerte".

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La besé con hambre y deseo

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La besé con hambre y deseo. Me sentía afortunado de tenerla cerca mío, palpitando contra mi. Aún no podía creer que estuviera aún de nuevo conmigo en mis brazos y que yo estuviera acariciandola como si ella todavía tuviera 15 y yo fuera aquél muchacho de 21 que se quedó prendado de esa chiquilla.

Aún sigue encendido el fuego de la pasión entre los dos, nos delata la forma de tocarnos, de mirarnos, de escribir nuestros nombres en la piel del otro.

Ella tenía su nombre en la mía.

Por más que besara y tocara a otras mujeres, yo estaba aburrido de su tacto, no sentía absolutamente nada. No había adrenalina en mi corazón cuando las tocaba o simplemente no había interacción de mi parte de ninguna forma.

Con alguien me tenía que vaciar, eso lo sabía, pero estaba tan aburrido de tantos hoyos que solo me proporcionaban eso, correrme y ya... quitarme el estrés.

Por más que otra me besara, acariciara mi piel y se montara en mi pene, no era lo mismo. Ni se acercaba a hacerlo.

Pero ahora, ahora siento explosiones de placer por todo mi cuerpo con solo tenerla cerca y abrazarla contra mi, llenandome de su olor, sintiendo su cuerpo, el único que me volvía loco a punto de querer correrme con solo verla.

-déjame tenerte.- susurro en sus labios.- déjame hacerte mía una vez más.

Estaba loco del deseo y no me importaba nada, quería saber si alguien la hizo sentir como yo en todo este tiempo, aunque mi cuerpo hierve de la rabia ante la idea, pero eso seguro fue una realidad. No sabía cuando iba a por fin pisar el burdel donde estaba, y si Tom no me obliga ese día creo que todavía estuviera sentado en mi casa sin hacer nada, sin haber sabido nada, sin ella, nuevamente.

Una vez más, gracias Tommy.

Empuñó mi cabello entre sus dedos y suspiré ante esto, me encantaba su tacto violento, en vez de lastimarme me excitaba como la mierda.

-vamos arriba.- murmuró contra mis labios

Sonreí ante lo logrado y mi pene saltó de alivio y emoción. Pensaba que me dejaría con este tormento entre las piernas pero, ella me desea tanto como yo a ella, quiere sentirme tanto como yo a ella, quiere hacerme suyo.

Mi interior gruñe ante la idea, me encanta maldita sea. Que haga lo que quiera conmigo.

La alcé subiendola a mi cuerpo y sin problemas caminé con ella encima, sus piernas estaban rodeadas en mi cintura y sentía como sus dientes jugaban con la piel de mi cuello, succionando. Me temblaron las rodillas al sentir esto y gemí sin esperar mas, la empotré contra la pared más cerca que tenía.

Agarré sus nalgas y la alcé, mordiendo su labio inferior con fiereza, esta gimió y chupó mi lengua con parsimonia dejándome loco y sin idea con ese movimiento. Mi pene duele, duele al estar encerrado y no poder salir. En estos años nadie me había puesto tan duro, tan deseoso, con tanta hambre de un cuerpo.

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