isaac y terra contra el mundo.

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Terra desabrochó tres botones de su blusa, dejando ver un poco de escote. No tenía mucho que mostrar, pero a su corta edad la vida le había enseñado que los hombres se vuelven locos por las tetas sin importar el tamaño. Aplicó dos capas de su labial rojo favorito, más rímel, practicó su sonrisa perfecta frente al espejo y con toda la seguridad del mundo que solo ella podía tener caminó al lobby de la comisaría.

Un hombre de unos treinta y tantos estaba encargado, examinando unos papeles con su vista fija en ellos. Terra se aseguró de hacer sonido al cerrar la puerta tras de ella, haciendo que él volteara a verla, no sin antes asegurarse de que Stiles y Derek hubieran pasado. Su mirada fue recorriendo a Terra desde sus piernas perfectamente bronceadas por horas entrenando enfundadas en su diminuto short hasta su escote, finalmente deteniéndose en su cara. Terra se lamió los labios y con total seguridad, se encaminó al hombre.

Afortunadamente, era un poco lindo. Piel oscura, ojos coquetos, sonrisa tímida. Y definitivamente iba al gym. Delicioso.

—Hola —saludó el oficial—. ¿Puedo hacer algo por ti?

—Yo... digo... este... —balbuceó Terra, con falsa timidez, escondiendo un mechón de cabello detrás de la oreja—. ¡No me mires así! Me pones nerviosa —rió Terra. Los ojos del hombre brillaron, divertidos—. En serio, deja de hacerlo.

—¿Cómo quieres que te mire entonces? —se burló.

—No con tus ojos de chocolate derretido. Mierda. ¿Dije eso en voz alta?

—No te preocupes. Tú también tienes ojos hermosos.

—Ahora solo te estás burlando de mí —Terra hizo un puchero, llevando la vista del oficial directamente a sus labios.

—Nunca haría eso —le prometió el oficial. Terra se mordió el labio, jugando con su cabello justo a la altura de los senos. Alzó la mirada, observando tras sus espesas pestañas al oficial. Él tragó saliva, desviando su mirada de sus ojos a sus labios a sus pechos—. ¿Puedo ayudarte?

—Mi casa está muy lejos de aquí y realmente necesito usar el baño. ¿Crees que puedas prestármelo? —la sonrisa del oficial se fue borrando poco a poco.

—No puedo hacer eso.

—Por favor. Estaría taaan agradecida si pudieras romper una pequeña regla por mí —el oficial parecía indeciso—. Si me ayudas, tal vez yo también pueda romper una de mis reglas.

—¿Cómo cuál?

—No coger en la primera cita.

Al ver que el oficial aun no parecía convencido y que el tiempo de Isaac se acababa, Terra se inclinó dándole una gran vista de su escote y tomó un papel de la pila que tenía. Terra iba a anotar un número falso, hasta que una idea le vino a la mente. Con caligrafía perfecta, apuntó el número de Derek seguido de un nombre falso.

—¿Alguna otra regla que necesite romper por ti? —preguntó Terra, aprovechando que ya tenía medio cuerpo en la mesa, inclinándose al oído del oficial.

—¿Lo podemos hacer por detrás? —Terra hizo una mueca de asco, aprovechando que él no la estaba viendo.

—Claro que sí. ¿Luzco como una monja?

—El baño está al fondo a la izquierda.

—¡Gracias! Eres el mejor.

Idiota. ¿Por detrás? ¿En serio? ¡Por ahí salía la popó! ¡Como si ella dejaría a un desconocido hacerle eso! Aunque tal vez si Isaac lo pidiera... ¡Claro, Isaac! Terra corrió, siguiendo la esencia del chico. 

Far away /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora