tú eres lo único que se siente correcto.

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—¿Por qué necesitamos ayuda de ellos? —preguntó Isaac, escéptico, caminando detrás de Derek con Erica a su lado.

—Porque es más difícil de matar de lo que pensé y aun no sé quién sea.

—¿Y ellos si saben?

—Puede que sí. Ese es tú trabajo —indicó Derek—. Terra confía en ti.

—Me golpeó —replicó Isaac, escéptico.

—Pero no te mató —dijo, como si fuera algo bueno.

—Yo puedo con Stiles o con Scott —se ofreció Erica.

—Con el que sea —respondió Derek, cortante.

—Sabes que la luna llena se acerca, Derek —observó Isaac.

—Soy consciente de eso.

Afirmando sus palabras, comenzó a sacar de un baúl un montón de cadenas pesadas de metal.

—Esto parece cómodo —canturreó Erica, tomando una de esas entre sus manos. Derek se la arrebató en un instante.

—Dijiste que nos enseñarías a cambiar cuando quisiéramos —le recordó Isaac, serio.

—No ha habido tiempo —respondió Derek distraídamente.

—Pero si tienes que encerrarnos en la luna llena, significa que estás solo contra los Argent.

—No nos han encontrado.

—¡Aún! —Derek hizo caso omiso a sus palabras, saliendo del almacén donde vivían—. ¿Y si olvidamos el kanima?

¿Y si no me haces tener que traicionar a Terra?, pensó Isaac.

—¡No podemos! —gritó Derek. Hizo una pausa, hablando más lentamente—. Pero había algo en la manera en que Gerard lo miraba. No le tenía miedo, para nada. No sé qué sabe él, ni lo que planea, pero estoy seguro de una cosa. Debemos de encontrarlo primero.

 ✖✖✖

Terra sumergió su cuerpo en el agua helada de la alberca de la escuela preparatoria de Beacon Hills, nadando rápidamente en cuanto sintió el frio calándole los huesos. Nadó, y nadó, y nadó. Quería olvidarse de todo. No quería volver a su casa. No quería tener que ver a Jackson de nuevo. El agua disimuló las traicioneras lágrimas que se escapaban por sus ojos.

Notó que su nado de dorso no era tan perfecto como debería, así que nadó de un extremo a otro hasta mejorarlo. Pero luego notó que su brazada era demasiado rígida, así que no podía salir hasta perfeccionarla. Terra no paraba de encontrar mil defectos invisibles y no podía parar de nadar. Nadó hasta que las piernas se le acalambraron, hasta que ya no las sentía y las lágrimas le impedían respirar, quemándole los pulmones.

Salió del agua. Apenas puso un pie afuera sus piernas la traicionaron, demasiado cansadas y sin poder soportar su peso, se doblaron. Terra puso las manos para contener la caída pero no llegó. Isaac la sostuvo, mirándolo sin decir nada. Sus ojos lo decían todo: estaba preocupado.

—Odio debate —sollozó Terra, lanzándose a sus brazos. Isaac la atrapó, abrazándola sin pensarlo—. Odio tenis. Odio el club de lectura. Odio el club de teatro...

—Shh... —susurró Isaac a su oído, apretando sus brazos alrededor de ella como si intentara mantenerla junta. Terra lo necesitaba, sintiéndose rota en mil pedazos y siéndole imposible no aferrarse a él.

Far away /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora