eres un maldito psicópata asesino.

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—Scott, ¿sabes con cuantas personas hablo al día? —preguntó Melissa por el teléfono a su hijo, escéptica.

—Este tiene dieciséis años y cabello oscuro. Parece un adolescente normal.

—Parece malvado —añadió Stiles lo suficientemente alto para que Melissa lo escuchara.

—Ya hablé con la policía sobre esto.

—Hola, Melissa —saludó Terra con voz de terciopelo y una amabilidad exagerada. Se la ganó completamente.

—Hola, Terra. ¿Cómo estás?

—No tan bien porque el chico del que te estamos hablando es un maldito desgraciado. ¿Crees que pueda enviarte una foto de él? Tal vez lo reconozcas, tal vez no, pero me harías un enorme favor. ¿Qué dices? Y te invito a cenar la próxima semana después de que usemos mi membresía en ese spa lujoso del centro.

—Sin duda eres la hija de tu padre —murmuró Melissa—. Pero eres buena, me convenciste con lo del spa. Mándame la foto.

Scott mandó la foto a Melissa. Hubo una pausa en el teléfono.

—¿La recibiste? —preguntó Scott.

—Sí...

—¿Lo reconoces? ¿Lo recuerdas?

—Sí. Recuerdo que lo detuve porque estaba embarrando el pasillo —respondió Melissa—. Chicos, ¿qué sucede?

—Nada. Te lo explicaré luego, debo irme —balbuceó Scott, colgando.

—Tenemos pisadas alrededor de las huellas de neumáticos en el sitio —murmuró el sheriff, abriendo una de las carpetas.

—Si coinciden, Matt estaría en los tres asesinatos —dijo Stiles.

—El remolque, el hospital y la fiesta —completó Terra.

—En realidad, en cuatro —dijo el padre de Stiles—. Pagó con tarjeta de crédito un cambio de aceite en el garaje donde mataron al mecánico.

—¿Cuándo? —preguntó Stiles.

—Un par de horas antes de que llegaras, Stiles.

—Papá, si uno es un incidente, dos una coincidencia y tres es un patrón, ¿qué se hace con cuatro?

—¿Ser felices los cuatro? —Murmuró Terra en voz baja, ganando la atención de todos—. Perdón, me acordé de una canción.

—Cuatro son suficiente para una orden de registro —dijo el sheriff, ignorando a Terra—. Scott, llama a tu madre y dile que venga de inmediato. Con una identificación, puedo obtener una orden de allanamiento. Stiles, ve a la entrada, que dejen entrar a la mamá de Scott cuando llegue. Terra, ¿quieres que añadamos a los cargos acoso? —preguntó, cuidadosamente. Terra titubeó.

—Sheriff, nadie va a creerme —musitó quedamente—. Todos en la escuela van a decir que me lo busqué.

—Tal vez, pero Matt estará en la cárcel y pagará por lo que hizo.

—Bien —murmuró en voz baja—. Lo haré.

—Llena este formato.

Stiles corrió a la entrada, buscando a la oficial que los había recibido. No la vio hasta que inclinó su mirada al suelo. Estaba tendida en el suelo, muerta, con los ojos abiertos y sangre por todos lados. Stiles notó entonces que su arma no estaba donde se supone debería estar.

Se dio la vuelta, con el corazón latiéndole a mil por hora, solo para encontrarse con Matt, apuntándole en medio de la frente. Matt sonrió levemente, con los ojos brillosos.

Far away /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora