quiero que me quiera y lo quiero ahora.

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Isaac se quedó estático un segundo, incapaz de saber si Terra hablaba en serio o solamente era ella haciendo un comentario gracioso. Volteó a verla, buscando en su mirada rastros de burla, solo encontrando lo más raro visto en Terra: inseguridad.

—¿Hablas en serio? —preguntó Isaac, incrédulo. Terra asintió, no confiando en su voz— . Somos amigos.

—Los amigos también se besan, Isaac —se atrevió a decir, alzando la mirada. Luego, añadió en un tono burlón más característico de ella— . ¿Acaso no has visto la serie de televisión?

Isaac tragó saliva. Su mirada fue directo a los labios de Terra; tan suaves que incitaban a acercarse.

—Será solo un beso —dijo, su voz cortándose al final. Terra asintió, acercándose a Isaac tomando el control de las cosas.

—Un beso de amigos —prometió.

Isaac observó en cámara lenta como Terra lo tomaba de la nuca, pasando sus dedos por su cabello como tantas veces lo había hecho pero nunca con tanta intimidad oculta. Lo miró a los ojos, como si le quisiera decir algo con la mirada a través de sus ojos azul verdoso. Antes de que Isaac pudiera descifrar qué era, lo besó, y todo pensamiento lógico se esfumó de él.

Nunca había sido besado en realidad, pero sabía que ningún otro beso se sentiría como ese. Los labios de Terra eran suaves, similares a terciopelo, y al contrario de lo que pensaría Terra besaba de la misma manera, con una delicadeza innata. Sus labios se movían ligeramente sobre los de él, claramente llevando el control de la situación de una manera que lo volvía loco. 

Las manos de Terra se enredaron en su cabello cobrizo mientras la mano de Isaac se aferraba a la cintura de la chica. Era un adicto, y necesitaba más de Terra.

Cuando el aire entre ellos se acabó, Terra se separó de él a regañadientes. Isaac se sonrojó ligeramente al sentir sus ojos de un color dorado lobuno y sus garras comenzando a sobresalir. Quería apartar la mirada, pero la visión que tenía ante sus ojos se lo impidió. Terra se veía hermosa con el sol acariciándole el rostro por completo.

—Eres un hombre lobo. Todo se siente más intenso ahora —explicó Terra sin necesidad de que Isaac preguntara—. Además, los hombres a tu edad son una masa de hormonas que piensan en sexo todo el día.

—¿Se sintió para ti como para mí? —preguntó Isaac, curioso. Terra sonrió, como si supiera un secreto que ansiaba compartir.

—Fue el mejor beso de mi vida —admitió sin pena alguna. Luego, de la nada, entró a su cuarto y se inclinó por la ventana del balcón para ver a Isaac—. Hasta luego, Isaac.

❌❌❌

Terra despertó horas después, lista para el partido de lacrosse en la tarde, con una docena de mensajes del entrenador sobre si iría al entrenamiento y uno de Scott. Decidió llamarle mientras pintaba sus uñas del rojo de su uniforme de lacrosse.

—¿Qué hay, Scotty?

—Tenemos que hablar.

—Empieza.

—¿Recuerdas el libro que Deaton mencionó? ¿El que los Argent deben tener con todo lo sobrenatural que han cazado?

—El bestiario.

—¿No quieres decir bestialidad? —se burló Scott, pensando que Terra se había equivocado. Terra bufó.

—Cariño, sé lo que dije. Recuérdame cuando todo esto pase también darte asesorías sobre vocabulario y gramática.

Far away /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora