tú lo haces.

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NO IMPORTABA si la odiabas o si la amabas, todo el mundo en el instituto conocía a Terra Grace Whitemore. Era imposible no hacerlo. Terra era la presidenta del consejo estudiantil, del equipo de baile, tutora ocasional para química, historia y literatura... además de co-capitana del equipo de Lacrosse.

Cualquiera que viera a Terra pensaría que es imposible que ella fuera capitana del equipo de Lacrosse. Terra era la típica chica bonita y popular: los chicos querían tenerla y las chicas querían ser ella. Sin embargo, Terra era más que eso. Había jugado lacrosse desde que era pequeña, mucho antes que su hermano mellizo Jackson. Terra fue de hecho una de las razones de que Jackson entrara en el lacrosse.

Sin embargo, una vez que comenzabas a verla jugar, sabías que Terra había nacido para eso. Los pases de Terra siempre eran precisos y sus goles casi perfectos y naturales, pero no era que fuera la mejor jugando sino que siempre había tenido una habilidad nata para socializar.

Su hermano era famoso por su actitud fría y amistades selectivas, pero Terra era todo lo contrario. Procuraba hablar y llevarse bien con todos, además de que conocía el nombre de todos en el instituto. Era más eso que nada el por qué fue seleccionada como capitana junto con Jackson. Co-capitana, debía decir ahora.

Terra había aceptado el liderazgo de McCall al instante. Scott McCall era más que bueno. Era ágil, hábil y rápido. De hecho, había sido ella quien se lo había propuesto al entrenador, muy a disgusto de Jackson pero a Terra no le importaba. Hacía tiempo que a Terra no le importaba lo que Jackson hiciera o pensara.

Terra había vivido demasiado tiempo dedicándose completamente a su hermano. A que todo lo que Jackson quisiera, lo consiguiera. Ahora, ya se había rendido.

Terra fue distraída de sus pensamientos cuando sintió la mano de un miembro del equipo tocarle el hombro, deteniéndola.

—¿Estás bien? —preguntó, en voz baja, solo para que ella lo escuchara. Terra volteó a verlo a los ojos a través del casco, ignorando sus latidos erráticos del corazón.

—Sí —dijo Terra, sin aliento. Isaac sabía que no estaba diciendo la verdad pero solamente asintió y se fue corriendo al otro lado de la cancha.

El resto del entrenamiento Terra puso todo su corazón en el juego. Si Terra tenía algo era que sabía en qué momento el portero estaba vulnerable para correr y atinar un gol en su portería. Por eso en el momento en que vio que Danny se distrajo, creyendo que había ganado ya el entrenamiento, Terra no lo pensó dos veces y corrió tan rápido como sus piernas lo permitían, anotando un gol limpio.

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—Gran juego, Danny —felicitó Terra al chico, limpiándose el sudor de su frente con una mano. Danny puso los ojos en blanco, apoyándose contra los casilleros.

—Me anotaste fácilmente.

—Pero fue jodidamente difícil, hombre —rió Terra, cansada—. Aunque sí deberías de checar tu lado izquierdo. Proteges más el derecho que el izquierdo, lo noté y es por eso que supe a dónde tirar.

—Lo tendré en cuenta, capitana —asintió Danny. Terra procedió a hacer su ritual habitual. Siempre, después de un entrenamiento, pasaba a decirle a cada jugador lo bien que lo había hecho y si podía mejorar cómo hacerlo.

—McCall, Stilinski —saludó Terra, recargando su codo en el hombro de Stiles—. Lo hicieron genial. Stiles, veo que aplicaste lo que te dije la otra vez. ¿Pudiste notar la mejoría?

Stiles asintió energéticamente.

—Absolutamente, Terra. ¿Algún consejo para mejorar mi agarre en el palo?

Far away /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora