puedo ser lo que tú quieras... sólo quédate.

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Allison se movía entre las sombras, con su arco en la mano intentando controlar el temblor de su cuerpo. Quería venganza.

Repentinamente, el silencio se rompió. El kanima se lanzó contra su padre, y Allison sin pensarlo le clavó una flecha en la cabeza a la criatura. Inmediatamente, Terra apareció a su lado, con la respiración entrecortada y los ojos ansiosos, observando la reacción de su hermano.

Fue como si no le hubiera hecho daño. El kanima se quitó la flecha sin esfuerzo alguno, y aunque no pudiera hablar, se podía notar que estaba molesto.

—Allison, corre —ordenó Terra a la chica, tomándola de la mano jalándola al ver que no se movía. El kanima rugió detrás de ellas, pero ninguna volteó.

Se escondieron detrás de un viejo baúl en el estacionamiento de la comisaría. Terra vio el cuchillo empuñado en la mano de Allison pero no dijo nada. ¿Qué podía decir, en esas circunstancias, cuando su hermano iba a matarlas si ellas no se defendían?

La puerta se abrió, el metal rechinando al hacerlo. Detrás del baúl, Terra se llevó un dedo a los labios, indicándole a Allison que no hiciera ruido. Sacó sus garras, lista para usarlas si era necesario. Allison se asomó, viendo al kanima caminar cerca de ellas. Jadeó. Terra puso su mano sobre su boca, impidiéndole soltar otro sonido que las delatara.

Allison señaló un hueco por donde ella y Terra podían meterse, y lograron esconderse justo segundos antes de que el kanima saltara a donde habían estado previamente.

—Voy a matar a tu hermano —murmuró Allison. Terra no comprendió sus palabras hasta que la vio saltando por los aires con el cuchillo empuñado en la mano dispuesta a herir al kanima. Terra enarcó una ceja. No temía por la seguridad de Jackson, el chico había sido minutos antes atravesado por el cráneo con una flecha, por el amor de Dios. No. Temía por esa niña tonta que creía que podía ganarle a lo sobrenatural.

Allison logró encajarle el cuchillo al kanima mientras éste la tenía tomada de la garganta con fuerza. No le hizo daño alguno con el cuchillo, por supuesto. El kanima rasgó la garganta de Allison, paralizándola al instante y haciendo que cayera al suelo.

De la nada, Matt apareció, acercándose peligrosamente a la chica, tirada en el suelo.

—No la toques —rugió Terra, saltando al lado de Allison, empujando a Matt. Apenas lo había hecho, el kanima la tomó del brazo, gruñendo.

—Tranquila, Terra —sonrió Matt—. Tú siempre serás mi chica favorita. Cuando todo esto acabe, ya verás que tú y yo somos perfectos el uno para el otro.

—¿Sabes, Matt? Estoy jodidamente asqueada de ti —dijo Terra, sus ojos brillando con furia pero su voz raramente tranquila—. No somos perfectos. No me fijaría en ti ni en un millón de años. No solamente no eres mi tipo, eres un maldito acosador. Y si por un momento pensaste que tú yo podríamos estar juntos, en tu jodida fantasía, temo decirte que nunca podría pasar. Estás jodido, Matt. Siempre lo has estado y siempre lo estarás. Eres un cobarde. Eres un maldito manipulador. Eres un antisocial sin amigos. Estás en el equipo de lacrosse solamente porque te tenemos lastima. Eres insignificante. Eres nada. Y vas a morir después de todo esto, y lo último que vas a ver será mi rostro sonriendo victoriosa, y después de eso, no voy a volver a pensar en ti. Nadie lo hará, porque nunca significaste algo para alguien –Terra sonrió –Y nunca significaste nada para mí.

Matt dejó de un lado a Allison y tomó a Terra del cuello, ahorcándola.

—¿Sabes el dicho de: si no eres mía, no serás de nadie? —rugió. Estaba demente. Su mirada lo delataba. La ira lo cegaba. Tomó su pistola y la apuntó a la frente de Terra, presionando.

Far away /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora