Far away /Teen Wolf

como si me hubieran arrancado el corazón.

Dicen que los gemelos tienen una conexión. Una conexión psíquica, casi mágica. No hay evidencia médica de esto, pero era algo que Terra y Jackson habían experimentado cuando eran pequeños. No era algo tan grande como ser capaz de leerle el pensamiento al otro, ni saber lo que uno iba a decir sin necesidad de palabras. Era algo más normal. Terra y Jackson solían conocerse tan bien el uno al otro que sin palabras sabían lo que el otro sentía. Solo eso.

Hasta aquel día en primaria, estaban en salones separados cuando Terra comenzó a sentir un dolor alrededor del ombligo. Lo ignoró totalmente, intentando concentrarse en el libro que estaba leyendo en la clase de historia. Lo culpó al hecho de que no había comido nada el día anterior porque tenía nauseas e intentó concentrarse en la clase.

Finalmente, incapaz de soportar el dolor, se puso de pie y tomó el pase para ir al baño sin decir nada más. La profesora apenas la volteó a ver, acostumbrada como todos en la escuela de que Terra Whittemore hiciera lo que la placía.

Fue Jackson quien hizo que la encontraran minutos después, tirada en el baño llorando del dolor, porque él mismo había sentido el dolor de Terra como si fuera suyo, y de alguna manera había sabido exactamente donde estaría. Terra había ido al hospital por una apendicitis. No había vuelto a suceder algo parecido, y nadie podía explicarles por qué. Los doctores decían que era mera coincidencia. Terra lo había olvidado cuando se distanció de su hermano, restándole importancia.

Terra no recordó eso hasta que fue demasiado tarde, y sin embargo, todo pasó demasiado rápido. Todos estaban celebrando que Stiles no paraba de anotar goles, asegurando el éxito del partido. Faltaban treinta segundos para que el partido finalizara. Terra estaba distraída, sin dejar de ver en dirección a los vestidores, donde Scott había desaparecido en busca de Isaac, caminando de un lado a otro, nerviosamente, al otro extremo de la cancha, alejada de Jackson.

Diez segundos para que acabara el partido. El árbitro se llevó el silbato a los labios, silbó, y justo en el momento en que el reloj llegó a cero, Terra cayó de rodillas.

No podía describir el dolor. Era como si le hubieran arrancado una parte de ella. Comenzó en su estómago pero se extendió en todo su cuerpo. No podía respirar, el aire le faltaba. No entendía lo que sucedía, estaba totalmente bien.

Entonces recordó.

Creyó gritar. Tal vez lo hizo. Se puso de pie y corrió, buscando con la mirada frenéticamente a su hermano. Todos celebraban la victoria del partido sin saber que su mundo acababa de derrumbarse. Las luces se apagaron por un instante, y cuando volvieron, todo el mundo estaba corriendo.

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Corrió hasta Jackson, quien estaba tirado en la cancha, con los ojos cerrados. Terra apenas y podía verlo a través de las lágrimas. Sintió manos intentando jalarla, alejarla, pero ella se zafaba. Sabía que le había encajado sus uñas a los que intentaban mantenerla atrás pero no le importaba. Pronto, sintió unos brazos alrededor de ella, lo suficientemente fuertes para detenerla.

—¡Aléjense de nosotros! —se escuchó a si misma gritando—. ¡Déjennos!

—Shhh —susurró la voz de Isaac a su oído, siendo él el que la estaba deteniendo—. Melissa se va a acercar para revisarlo, ¿sí?

Terra asintió, dejando de luchar, parada con Isaac rodeándola viendo a su hermano tirado en el suelo. Sintió los fuertes brazos de Isaac alrededor de ella, pero Terra ni se movió. Quería que todo el mundo se alejara. Quería que el tiempo se detuviera. Quería a su hermano vivo pero estaba muerto. Lo sabía.