Pecado 1.

2.5K 72 27
                                    











Ira.












Ash apretó el volante con fuerza cuando su Challenger Demon amenazó con patinar sobre la helada carretera.

El paisaje rural de campo y árboles estaba cubierto por una gran capa de blanquísima nieve no había otros coches.

En un día en que la policía había aconsejado a la gente quedarse en casa y evitar las peligrosas condiciones de la carretera, Ash disfrutaba del reto de probar su habilidad al volante. Aunque poseía una legendaria colección de coches casi nunca tenía la oportunidad de conducirlos él mismo. Podría no saber muy bien dónde estaba, pero eso le preocupaba poco. Seguía confiando en que, en cualquier momento, encontraría una entrada a la autopista que le permitiría regresar a Portland, y por lo tanto, a la civilización.

no arredraba ante la dificultad alguna... Sencillamente porque las dificultades no existían para él. Llevaba una existencia tranquila y bien organizada. Cualquier problema, cualquier incomodidad se evitaba con una buena inyección de dinero. Y el dinero no era obstáculo para un hombre como él.

La fortuna de los Bones, forjada originalmente en la construcción naval, había empezado a tener auge en la adolescencia de Ash. Aún así, su conservadora familia quedó estupefacta cuando decidió no seguir los pasos de su padre y su abuelo, convirtiéndose en cambio en financiero. Unos años después, sin embargo, los murmullos de desaprobación se habían convertido en aplausos cuando Ash tuvo un éxito meteórico.

Ahora, a menudo aconsejaba a gobiernos sobre sus inversiones. el era, a la edad de veinticuatro años, no sólo adorado como un ídolo por su familia, sino un magnate de las finanzas y adicto al trabajo.

En cuestiones personales, estaba tocando el final del pozo. Sus emociones siempre habían sido férreamente controladas por su mente ágil y disciplinada pero perdió totalmente su cuadriculado y frío cerebro cuando en su empresa de finanzas ubicada en Atenas, entró Alexia buscando a una de sus amigas que no veía hace años y él se quedó prendado ante tremenda donosura en una muchacha tan pequeña.

No fue tan fácil llevársela a la cama, pero cuando ya lo había hecho... No estaba satisfecho. Así que fue a por más. Viajó desde Atenas hasta Portland sólo para pedirle matrimonio, en lo que pensó que se quedaría como una aventura de verano se convirtió en un serio compromiso.

La carretera a la civilización estaba ya ante sus ojos. Miró la hora en su teléfono y gruño por lo bajo al notar que ya era la hora. El abogado debería estar entrando en la oficina con el papel para firmar.

Su matrimonio se había acabado. Alexa le había dado el divorcio porque se había largado con otro hombre que la había dejado embarazada. Y podría haber soportado el divorcio, la vuelta a Atenas, y demás... Pero tenía que lidiar con algo muchísimo más grave.

Su hijastra.

Que ya no era su hijastra. Alexa había decidido que él era el mejor postor para cuidarla, eso lo encandiló como nunca nadie lo había hecho. Así que hoy era el día. Hoy iba a firmar un papel para que Danielle esté legalmente casada con él y poder volver a Atenas con ella.

—Te estaba esperado —susurró ella con las manos en los bolsillos apretando las piernas por el frío.  —Sube.

Ella rodeó el coche mientras Ash apretaba la mandíbula. La inspeccionó a medida que subía. Suspiró acelerando mientras Danielle apenas se ponía el cinturón.

SinnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora