La crueldad.
Ashley dio una patada haciendo que ella rodase por las escaleras. En el suelo, sin aire, sangrando por el labio, la nariz, con una brecha enorme en la cabeza, marcas de los dedos de él... Apenas pudo incorporarse sintiendo que se había partido por la mitad.
Ashley sin ninguna palabra, la levantó tirándola con fuerza a la mesa del recibidor haciendo que se golpeara el vientre dejándola sin aliento provocando que cayera de rodillas al suelo intentando que pasara algo de oxígeno a pesar de la sangre que recorría su garganta y nariz.
Él la volvió a tomar del brazo, esta vez pegándola contra la pared. La miró a los ojos y cerrando el puño, asentó un fuerte puñetazo haciendo que diera brincos de dolor.
— Detente —rogó cayendo al suelo casi sin fuerzas.
Pero él estaba cegado. Estaba rojo de la rabia, sudaba y cada golpe incrementaba su fuerza. Gruñendo la volvió a levantar y la miró al rostro a pesar que a ella le colgaba la cabeza de lo débil que estaba.
—Mírame —exigió con la voz ronca— ¡Que me obedezcas, joder!
La tomó del cabello e hizo que lo mirara a los ojos.
—En tu puta vida vuelves a engañarme —le dio una bofetada, débil comparada con todos los golpes — ¿Me oíste?
Ashley la empujó haciendo que cayese sobre la mesa del centro... Que era totalmente de vidrio. Rompiéndola cayó sobre los cristales que se incrustaron en su espalda. Intentó levantarse pero él colocó su pie en el pecho de ella prohibiéndole que se levantara.
Es más, hizo tanta presión que ella juraba que los vidrios le habían perforado los pulmones Ashley volvió a levantarla tirándola al suelo haciendo que se golpeara la cabeza contra un mueble... Y ahí pateó su cuerpo con mucha fuerza.
Ella soltaba bajos gimoteos, consumiéndose en el dolor, consumiendo su vida lentamente. Deseaba morir de verdad... Ya no podía con todo esto.
Él la tomó con fuerza del cabello y la tiró al sofá. Ahí... La tomó del cuello asfixiándola.
Ella arañaba las manos y los brazos intentado librarse de él, intentando no morir. Ashley la soltó para luego darle una fuerte bofetada.
Ella cayó al suelo boca abajo, esculpiendo sangre, Gimoteó llorando pero Ashley la volvió a levantar y la tiró otra vez contra los vidrios de antes.
—Vas a aprender a no volver a mentirme.
Ella jadeó cuando él la tomó de la cabeza y la tiró contra el sofá. Ahí, se subió encima de ella y comenzó a asestar fuertes golpes por todo su rostro y cuerpo.
Ella sólo podía retorcer las piernas en signo de dolor... Cada vez más débil, cada vez más muerta.
Ya ni se defendía. Si la mataba... Que no pasara de hoy. Ya no quería vivir así, ya no quería depender de él y sus asquerosos golpes.
—Ashley —musitó pero fue acallada por otro golpe que fue la definitiva para romperle por completo el labio.
Cerró los ojos para no saber por dónde venían los puños. Sólo oía el eco de los gruñidos de Ashley al asestarle cada goloe. Ya, hasta aquí llegó. Cerró más fuerte los ojos, pensando en el sentido de su vida, ¿Para eso la trajo su madre al mundo? ¿Para sufrir?
De pronto, escuchó la puerta principal abrirse. Abrió los ojos levemente, casi imposible porque la inflamación de estos mismos no la dejaban ver nada, y miró a Ashley que miraba sorprendido la entrada. Tenía el puño en alto, la camiseta blanca manchada de sangre, gotas de sudor deslizándose desde su cabeza hasta por su nuca y desapareciendo en su espalda.
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Sinner
General FictionLa mejor manera de vencer al deseo es cediendo a él, cediendo al pecador.