Hipocresía
Por varios meses las cosas se calmaron.
Mientras Ashton reposaba tardes eternas de verano mientras toda la su familia se iba a la isla privada y Danielle preferío quedarse con él estudiando griego y piano.
Ahora estaba en el instituto griego llamado Αριστοτέλης.
El instituto era prestigioso en Grecia, y era bastante bonito, ya se había metido al equipo de volleyball y estaba orgullosa por qué por una vez en la vida se le daba bien un deporte.
Ashley salía con sus sermones con que tenía que preocuparse por los estudios y no distraerse con actividades extraescolares pero ella prometió que iba a ir bien en las signaturas así que terminó cediendo.
Ahora ni se veían por los horarios encontrados, él trabajaba por mañana, ella estudiaba por la mañana, él se quedaba a almorzar cerca de la empresa, ella volvía a casa a almorzar, él trabajaba hasta muy tarde, ella iba largas tardes a la biblioteca y siempre volvía antes de que se ocultara el sol, segundos antes de que el mar Egeo se tragara al coloso.
Ashley volvía muy tarde sólo para acostarse y encontrarse con una Danielle profundamente dormida.
Ese era uno de esos días, sólo que ella se había despertado cuando sintió a alguien acostarse a su lado.
—¿Qué tal tu examen? —preguntó en medio de la oscuridad y silencio nocturno.
—Creo que sacaré, como mínimo un nueve.
—Me alegro mucho. ¿Cuándo te dan las notas?
—Dentro de una semana —suspiró ella— Tengo tantos exámenes que creo que explotaré.
—Creo que lo harás bien —la animó—. ¿Sabes? Hoy me ha pasado algo muy raro.
Se giró para verlo mejor, Sonrió dispuesta a escucharlo.
—Fui a por un café un momento, y cuando volví a mi oficina... Aquiles estaba sentado en mi silla. Ya te imaginarás mi cara... Resulta que tu gato se subió a mi coche cuando yo no lo veía.
Danielle rió sorprendida mirando al gato acostado en un sofá que él compró específicamente para el gato.
—¿Y cómo lo trajiste? —preguntó ella.
—Fue muy bueno, una de mis secretarias le dio comida y agua y me lo traje.
—¿Lo cargaste? —preguntó mordiéndose el labio.
—Sí —admitió.
Ella rió dándole la espalda y él, para su sorpresa, la abrazó por detrás.
—¿Vas a ir mañana al partido de volleyball?
—Sí, ¿por?
—Es que mañana tengo un hueco libre y pensaba llevarte a Cabo Sunion.
—Tengo que ir mañana, nos acercamos a la final y...
—Ya... me lo imaginaba, bueno no importa.
Ella sintió como aflojaba el brazo, pero no lo quitaba.
Se disculpó cerrando los ojos y suspirando pensó en que tal vez estaba intentando llevar la fiesta en paz.
Como ya no se veían, no tenían tiempo para pelear, así que tal vez con todo ese tiempo.. Tal vez haya llegado a la conclusión que no quiere pelear con ella...

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Sinner
Fiksi UmumLa mejor manera de vencer al deseo es cediendo a él, cediendo al pecador.