El indeterminismo.
—¡Feliz cumpleaños!
Ashton abrió los ojos y lo primero que vio fue a una preciosidad de chica que vestía su camisa. Llevaba un pequeño cupcake al cual le había puesto una vela.
Sin saberlo, a uno de marzo, se había convertido en la persona más feliz del mundo. Ahora estaba llena de vitalidad. Aunque el 1 de febrero, que fue su cumpleaños, la pasó en silla de ruedas por lo que Ashley había hecho a finales de enero... Ashton intentó hacerlo más ameno, llenándola de besos, regalos y mucho amor.
Ahora, un mes después, seguía teniendo cicatrices físicas, pero después de llorar noche tras noche... Ya no quedaban cicatrices en su corazón.
Ashton y ella eran pareja ahora. Ashton estaba más feliz que nunca y eso la contagiaba a ella, inevitablemente.
—Tienes que vestirte —rió ella mientras él tiraba de su brazo y dejaba el cupcake en la mesa de noche.
—¿Y si me vistes tu? —sonrió acercándola para besarla.
—Será un placer.
Ashton la besó con suavidad en los labios.
—Hoy tienes el recital —le acarició ella el rostro.
—Quiero quedarme en la cama contigo —hizo un puchero.
—Pues va a ser que no —se levantó ella.
—¡No me voy a levantar! —dijo como niño pequeño fingiendo falsa rabieta.
—¿Estás seguro?
Ella empezó a desabotonar la camiseta de Ashton. Se dio la vuelta y la tiró al suelo y corrió hacia el baño. Ashton mordió el labio e inmediatamente corrió detrás de ella.
Esa chica lo iba a volver loco.
——
—¡No te toques! —le pegó ella en la mano al verlo inquieto queriendo subirse hasta los codos la manga de la chaqueta del traje.
Iban en coche hacia un recital nocturno que daría Ashton en el enorme teatro real ateniense. Estaba tan nervioso que se movía de un lado a otro, inquieto.
—No me gusta tapar mis tatuajes —gruñó—. Es como taparme la cara... Son parte de mi.
—Perdona cariño, tu pene es parte de ti pero siempre la tienes cubierta.
—No, no. Contigo no.
Ambos rieron tomándose de la mano.
—Siempre lo haces bien, esta no será la excepción.
—Te quería preguntar algo —tomó las piernas de ella y las colocó en su regazo.
—Claro.
Ashton titubeó varias veces antes de empezar a hablar.
—En casa de mis padres haremos una pequeña cena por mi cumpleaños. Y el problema es que... —suspiró y la tomó de una mano para besarle el dorso de esta— Sé que es duro, y no quieres ver a Ashley.
Al oír su nombre, Ashton pudo ver como sus pupilas se dilataban con pánico. Le recordaba a cuando Aquiles se asustaba y hacía la pupila enorme y las orejas hacia atrás.
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Sinner
General FictionLa mejor manera de vencer al deseo es cediendo a él, cediendo al pecador.