Pecado 5.

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La gula.
















El olor a waffles, café y cereales despertaron a Danielle casi inmediatamente.

Su esposo, estaba ya vestido. Hoy no llevaba el pelo tan bonito y perfecto como todos los días, es más, hoy parecía que sólo se había pasado la mano por este.

-Buenos días -saludó sonriente mientras leía algo en su laptop.

-Buenos días -saludó ella.

-Ve a ducharte, hoy saldremos por ahí -le guiñó un ojo y no entendía el porqué de su bipolaridad.

-Vale... -asintió ella levantándose con las sábanas y lo sintió.

Maldijo hasta al último viviente en la tierra. Lo miro aterrada, no le quedaba otra opción que pedirle a él que la ayudara.

-Ashley... -empezó, inmóvil.

-¿Ocurre algo? -preguntó mirándola de pies a cabeza cubierta por la misma sábana con la que anoche se había secado las lágrimas.

-Sí... Este... -tartamudeó-. ¿Puedes ir a buscar compresas para mi?

-¿Compresas? -preguntó dejando el celular y levantándose.

-Sí... Me ha venido la regla -se mordió el labio avergonzada.

Haciendo los ojos en blanco, cogió la tarjeta de la habitación y se dispuso a salir para comprar las benditas compresas.

- Danielle. Es que tu también -se quejó negando con la cabeza-. Si sabes que te va a venir, ¿Por qué no las trajiste?

-Me daba vergüenza pedirlas -ya tan pronto la hacía sentir tan culpable.

-¿Por qué? Mi madre te lo habrá dicho, todas tiene lo mismo y va a pasar lo mismo si o si.

Asintió levemente mientras él tomaba su billetera y se la metía en el bolsillo.

-Vuelvo en cinco minutos pero si te pasa algo, me llamas al móvil e inmediatamente estoy aquí, ¿De acuerdo?

Ella asintió agradecida. Ashley salió de la habitación y le dio tiempo de dejar las sábanas y caminar hacia el baño siendo consciente que su parte más intima dolía como nunca le había dolido algo.

Abrió la llave del agua caliente y esperó a que se calentara pero tocaron a la puerta. Colocándose una bata fue a ver quién era.

-¡Servicio de habitación! Este paquete acaba de llegar. Firme aquí -ella firmó-. ¡Feliz luna de miel!

Y tan rápido como vino, el hombre desapareció. Ella cerrando la puerta inspeccionó el paquete. Decía "Para Mr Bones" dijo ella mientras abría la caja.

Al principio no entendió nada porque la caja estaba perfectamente dividida. Tenía un montón de sobres de carta que sin duda contenían cartas dentro, cajas más pequeñas que no entendía lo que eran hasta que las sacó y se puso roja como un tomate.

Eran vibradores. Los dejó en su sitio y fue hacia el baño. Ni siquiera había entrado cuando Ash apareció. Traía una bolsa llena de compresas, de todos los tamaños, olores, etc.

-No sabía cuál preferías, así que te compré muchas.

Al ver que eran de la marca cara se sonrojó. Pero el tema fue evadido cuando notó la caja cerrada sobre la cama.

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