La envidia.
Por la mañana cuando obligaron a la novia a abrir los ojos, su marido ya no yacía con ella en la cama. Lydia estaba enfrente de ella sonriente con una enorme bolsa de trajes colgando de su delicado brazo.
-¡Hermosa! -sonrió besándole la mejilla.
-¿Y Ashley? -preguntó aterrada mientras miraba a todas las empleadas entrar en una perfecta fila india hacia el baño para preparar a la novia.
-Se fue hace horas -sonrió levantando a Danielle de la cama.
La adolescente tuvo el reflejo de tender la cama pero ella lo evitó confundida por la actitud de la segunda esposa oficial de su hijo.
-Tienes que prepararte -la empujó hasta el baño-. Tu boda empieza dentro de cuatro horas.
-¿Son las siete de la mañana? -preguntó adormilada y Lydia asintió.
-¡Te he elegido un vestido precioso! Estoy segura que te calzará a la medida y a ti se te verá... -bufó sin aire-. ¡Vas a parecer toda una princesa! Y dejarás sin palabras a mi hijo.
Sonrió tímidamente mientras Lydia le quitaba la ropa interior. Ella abrió mucho los ojos ante el espejo mientras ella se deshacía de sus braguitas.
-Ay hija mía -la guió hacia la ducha-. Todas tenemos lo mismo. Ya sea en mayor o en menos cantidad, más bonito o más feo... Todas somos iguales.
Metiéndose en una ducha rápida de diez minutos Lydia corrió para ponerle ropa interior de encaje y un vestido de boda. El más precioso que pudo haber escogido.
Mientras tanto Ashley ya estaba listo pero estaba metido en su estudio adelantando trabajo porque la luna de miel le iba a quitar mucho tiempo.
-Hermano -dijo Ashton desde la puerta quejándose del traje y la corbata que Mia le obligó a ponerse-. ¿Qué mierda haces, estúpido? ¡Es tu boda!
-No, es una pérdida de tiempo -dijo intentando que las matemáticas no se fuesen de su calculador cerebro.
-¿Qué dices? -le quitó el reporte financiero-. ¡Ni Dios entiende esto!
-Será que soy mejor que Dios -sonrió dándose por vencido al aceptar que su hermano no iba a moverse de ahí.
Ashton se sentó admirando el estudio secreto de su hermano, apoyando los codos en la mesa de mármol lo observó atentamente.
-Estás obsesionado con el trabajo -le reclamó-. Y mejor quito las manos de aquí porque nadie sabe cuántas mujeres habrán estado encima de esta mesa contigo -su expresión de asco hizo que Ashley sonriera.
-Han sido muchas -rió.
-¿Ves? ¡Ya te he hecho sonreír! -él también rió-. ¿Has dejado a Danielle sola?
Mirando a ambos lados asintió con un raro sentimiento de culpa al notar que Ashton negaba con la cabeza varias veces.
-¿De verdad quieres casarte? No lo parece...
-Ya estamos casados -suspiró pasando una mano por su pelo teniendo en cuenta que nunca pudo ocultarle nada a su hermano.
-Yo cuando me case con Mia, no pienso dejarla sola ningún momento -sonrió fantaseando con el día de su boda.
Ashley pensó en Danielle e inevitablemente la comparó con Mia. La novia de Ashton era una belleza italiana que su hermano miró en uno de sus viajes y tuvo que traerla para vivir y llevaban, hasta ahora, seis locos apasionados años, en cambio Danielle no tenía nada de especial. No era tan perfecta como su madre, es más... Para el era un saco de pulgas, perfecto para fastidiarte un día entero.
ESTÁS LEYENDO
Sinner
General FictionLa mejor manera de vencer al deseo es cediendo a él, cediendo al pecador.