Odio
Ashley entró tan rápido como pudo al hospital para seguir a la panda de enfermeros que llevaban la camilla a su hermano.
Su mundo se derrumbó al notar que Ashton llevaba un traje negro.
Maldijo mordiéndose el labio porque cayó en cuenta de algo.
El asesino no iba a matar a Ashton, iba a matarlo a él... Sólo que los confundió.
Ahora su hermano tenía una herida de navaja en la espalda por culpa de él.
Algo raro estaba pasando, sin duda. Llegan cartas más amenazadoras, Alexia llama, Ashton sale herido, Mia vuelve, no sabe nada de Ryan... Esto es lo más raro que le ha pasado en la vida y estaba pasando una tras otra.
Suspirando en la cama se giró para ver a Danielle.
Ella se había rendido al sueño en el hospital, y él tomó la decisión de volver a casa porque ahí se sentía más seguro y tendría más oportunidades de proteger a Danielle si algo ocurriese.
Dejando al hospital plagado de guardaespaldas, médicos privados y grandes cantidades de dinero para que atendieran a su hermano de la mejor forma posible, su cabeza no dejaba de volver al mismo sitio: La culpa la podía tener Danielle...
Desde que ella entró en su vida todo ha sido caos y destrucción.
Negando con la cabeza se levantó para ir a la cocina, Aquiles lo siguió ronroneando y restregándose contra su pierna.
No podía dormir y la sensación de vacío cada vez se expandía más por todo él. Ashley era una persona que no creía tan fielmente en los sentimientos, él prefería teorizar que los sentimientos no son cosa del corazón, sino del cerebro y él como dueño de su cerebro, obviamente podía controlarlo.
—¿Ashley?.
Mirando hacia atrás ahí estaba ella, Todavía tenía el pelo liso y largo por las extensiones, y él sólo le había quitado la ropa dejándola en ropa interior.
—Me desperté y no estabas —dijo Danielle— ¿Estás mejor?
Quería decirle que si, que no se preocupara, que todo iba a estar bien.
Pero en realidad su mente estaba tan ajetreada que no sabía cómo podía acabar, tenía tanto miedo de saturarse y desmayarse como siempre le pasaba...
Y es que siempre que se desmayaba tenía la suerte de estar sentado o cerca de su hermano... Esta vez sólo estaba Danielle cerca y podía caerse y romperse la cabeza aunque ella intentara evitarlo.
—Volvamos a la cama —sugirió ella.
—Vamos.
Ella se acercó a él y poniéndose de puntillas lo besó en los labios. Él la tomó de la cintura y ella, como pudo, cruzó los brazos en el cuello de él. Ashley era mucho más alto que ella y casi no llegaba, pero tomándola del trasero la subió a su abdomen y ahí si pudo besarla a gusto.
—No...—empezó ella cuando las manos de Ashley iban más allá.
—No puedes calentarme e irte tan airosa —dijo con el rostro escondido en el cuello de ella.
—suéltame —ella lo empujó.
Él la miró con rabia, Esto había sido la sentencia de muerte, Esta mocosa nunca aprende.
—¡Eres una maldita zorra calientapenes! —bramó.
Ella suspiró dándose la vuelta para no tener que pelear con él, pero él fue más rápido y tomandole del brazo hizo que lo mirara.
—Mira, pequeña zorra, en la vida vuelvas a darme la espalda.
—¿Estás bien?.. Qué bipolar eres.
—¿Bipolar yo? —se ofendió—. ¿Sabes con quién está hablando?
Ella lo miró aterrada, ya estaba cansada de tener que lidiar con esto, Le daban esos ataques tan horribles, cambios de humor, etc y ella no estaba para soportarlo más.
— Suéltame —ordenó ella.
—¿Y si no qué? —amenazó.
—Llamaré a tu padre y se lo contaré todo, Sería una pena que muriese sabiendo que su hijo es un maltratador.
Ella se libró de él, pero Ashley estaba inmóvil en su sitio mirando a un punto fijo, tenso... Incrédulo, de pronto le entraron unas ganas enormes de llorar porque... Ni sabe porqué.
—No vuelvas a decir eso —pero no era una amenaza, era una súplica.
Ella lo miró negando con la cabeza, Suspirando lo miró a los ojos, atreviéndose después de tanto tiempo.
—No, yo nunca te haría daño con algo así.
—¿De verdad?
—Totalmente, te quiero.
Danielle lo abrazó y él seguía un poco en shock por las palabras de ella.
—Volvamos a la cama —sugirió tomando su mano y caminando hacia la enorme habitación.
Cuando ya se hubieron acostado ella miraba perdida la ventana, hasta que escuchó su voz en la oscuridad.
—Ahora sí, en la vida vuelvas a retarme, o si no, te golpearé hasta que pierdas el conocimiento, y créeme, nadie te va a echar de menos, buenas noches.
Él le dio la espalda y al rato se quedó dormido y ella mirándolo sabía que tenía que planear algo y acabar con su frialdad de una vez por todas.
— Eres una mierda, Ashley —dijo medio dormida.

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Sinner
General FictionLa mejor manera de vencer al deseo es cediendo a él, cediendo al pecador.