Pecado 37

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El homicidio.













Y los meses pasaron. Ashley se sometió a la operación, se puso en manos de maravillosos cirujanos que lo sacaron adelante. Le extirparon el tumor y por suerte, ahora estaba bien, sólo que al principio le fallaba el oído derecho, la mano derecha y de vez en cuando le fallaba el ojo derecho, por lo que ahora tenía que llevar gafas. Ella aseguraba que él se veía jodidamente sexy, pero él decía que eran muy molestas.

Al principio tenía que ir en silla de ruedas, pero luego empezó a caminar, a conducir... Su vida empezó a ser normal, siempre con ella a su lado. La mano de Ashley ya estaba bien, el oído también y el ojo, al parecer, era lo único que no se iba a arreglar pero igualmente sólo veía borroso.

Ahora estaban dando un paseo por los jardines de Lucas. Ashley le contaba tantas cosas... Ahora que tenían mucho tiempo juntos, compartían historias de su vida, como si no se conocieran desde el principio.

— Ashley —lo llamó Danielle mientras se sentaba encima de sus piernas— ¿Has pensando alguna vez en irte lejos de Grecia? Ya sabes, dejando tu trabajo, y tu familia para empezar de cero.

—La verdad es que no. Amo mi trabajo, y cuando todo va bien estoy muy agusto... Y la verdad estaba incomodo trabajando a distancia en Oregón.

—Ya... Pues yo sí. Soñaba con irme lejos de Oregón, pero cuando se me dio la oportunidad, no quise.

Ambos se miraron.

—Ese fue mi mejor error —dijo haciendo que Ashley sonriera tan dulcemente, conmovido por la dulzura de su acompañante.

—¿Quieres ir a cenar? Hoy me apetece comer algo diferente... ¿Comida China?

—Sí, claro —asintió ella—. Oye Ashley ¿Te sigue doliendo algo?

—No... No, para nada —sonrió besándola en la mejilla—. La mano ya va cada vez mejor y ya sabes lo del ojo —hizo los ojos en blanco.

—Te ves muy guapo,  Ashley , créeme —rió ella suavemente.

—No te creo, además no estoy cómodo... Las gafas me molestan cuando intento...

Besarla. Ella ya le había robado un beso para callarlo. Ashley se detuvo al oír un grito de adentro de la casa.

Ambos se incorporaron... Pero Ashley actuando más rápido, tomó a Danielle y de la mano la llevó hasta la entrada trasera. Ahí abrió la puerta del compartimento de vinos y se metieron ahí.

—Cariño —susurró él muy nervioso acariciando su cabello y quitándole arrugas de la ropa— Quédate aquí, volveré a por ti, y si me pasa algo, llama a Eliot.

—Quiero ir contigo —dijo Danielle.

—No voy a arriesgarte, quédate aquí por mi, por favor.

Esta vez fue un disparo. Ashley cerró los ojos con el corazón latiendo con fuerza.

—Ashley, no vayas, te puede... Te puede matar.

—Él me quiere a mi, no quiere a mi familia... Pero tengo que asegurarme de que están bien. Quédate aquí, por favor pequeña, te lo ruego.

Danielle asintió. Ashley le besó la frente y justo antes de cerrar la puerta y salir corriendo le dijo un confuso pero tan irreal:

Te amo.

Ashley subió las escaleras totalmente desarmado. Al llegar a la entrada, sus padres estaban temblando de pánico, los pudo divisar, estaban bien, y lo que vio... Fue a Ashton.

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