Pecado 32

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La mentira










Ella dormía profundamente pero se despertó por un estruendo. Jadeando abrazó al cuerpo que tenía al lado. Estaba lloviendo a cántaros en Atenas. Y aún peor... El cielo estaba iluminado por relámpagos y truenos... Otra de sus fobias.



-¿Les tienes miedo? -preguntó al verla sollozar con los ojos cerrados.


Ella levantó la mirada y justo un rayo iluminó la habitación mostrando el rostro del sujeto. Y no, no eran grises llegando al azul, eran azules como el profundo mar.

Jadeando se separó agresivamente de él. Ashley la retuvo por las muñecas, pero no estaba nada agresivo, sino que simplemente no quería que se fuera.

En cambio ella estaba entre el pánico por Ashley y el pánico a las tormentas.

-¿Y Ashton? -preguntó con el corazón en la garganta.

-Está en el hospital con Lucas. Le dio un ataque porque al igual que tu, odia las tormentas.


Ashley soltó las muñecas de ella para abrazarla pero ella no se dejó, se removió en la cama y corrió tan rápido como pudo por los pasillos de la casa de Lydia y Lucas con Ashley detrás de ella.

Saliendo al jardín, la lluvia parecía que inundaría Atenas completamente. Cuando iba a seguir corriendo, el suelo se iluminó por un rayo haciendo que ella cayera al suelo con el cuerpo temblando.

Ashley la tomó de la cintura e inmediatamente corrió a meterse a la casa otra vez.

-Por Dios -suspiró con el cabello empapado- No vuelvas a hacer eso.

Ella, en el suelo, se abrazó las piernas y comenzó a llorar con la cabeza escondida entre las piernas.

-Hey, no llores. Vamos... Te va a resfriar.

Ashley la llevó en brazos con delicadeza hasta la habitación, pero esta vez, la habitación que solía ser de él. Estaba intacta, tal y como la dejó cuando se fue a la universidad. La dejó sentada en un pequeño sofá que usaba para leer, y corrió al armario.

Sonrió al ver la ropa tan ridícula que usaba antes sacando una camiseta blanca, se acercó a ella.

-Ponte esto -sonrió con dulzura Ashley.

Ella aceptó la camiseta y mientras Ashley se daba la vuelta buscando ropa interior para ponerse, ella comenzó a vestirse. Un rayo iluminó la habitación haciendo que ella sollozara.

Ashley se giró al oírla y la imagen fue devastadora. La había visto más veces así, cuando él la golpeaba. Estaba abrazando sus piernas con los ojos apretados y con las manos en los oídos.

-Pequeña -la llamó Ashley.

Se arrodilló enfrente de ella y le quitó la camiseta mojada. Le quitó los pantalones de dormir de Ashton que estaban congelados y le puso la camiseta de él.

Ashley tomó una sudadera que a él le quedaría muy ajustada y a ella muy grande. Se la pasó por la cabeza y justo otro rayo iluminó la casa completa.


-Ese ha sonado muy cerca -gimió cubriéndose los oídos y cerrando los ojos.

-Levantate - Ashley la tomó de las manos-. Quiero enseñarte algo.


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