La esclavitud
Ashley tomó el cuerpo de Danielle atrayéndolo hacia él para tener más acceso a su cuello.
Ella gimió cuando succionó la delicada piel de su cuello.
—No hagas ruido si no quieres que venga.
Danielle asintió mordiéndose el labio mientras él volvía a escarbar con sus labios en el cuello de ella.
—¿Y decías que yo no te daba placer? —se burló él al notar los escalofríos y suspiros de placer de su esposa.
Él la levantó casi sentándola y con su pene en su entrada.
Ella agitó su respiración al notar que Ashley iba a hacer de las suyas otra vez, que iba a hacerle daño sin duda...
Cerrando los ojos sintió como iba entrando suave, lenta y dolorosamente.
Ella se mordió el labio para no gemir, ni gritar.
—Eres tan pequeña —gimió Ashley.
A pesar de las vendas en la nariz ella podía respirar por la nariz tan fuerte que juraba que se le quitarían las vendas.
Ella soltó un suspiro evitando un gemido cuando él aumentó más el ritmo. Tomando fuertemente aire, ella se escondió en su cuello.
Si, Esto le empezaba a gustar.
O Ashley de verdad no tenía intención de hacerle daño o estaba ahorrando toda su energía, potencia y virilidad para castigarla.
Sus castigos
En su mente hizo una mueca de dolor combinada con una de asco.
Abrazando a Ashley por la espalda tímidamente, escuchó la puerta, ambos se quedaron inmóviles.
"Ya...Ashton nos pilló" dijo ella en su mente cerro los ojos para aguantar la vergüenza, escucharon una voz femenina.
—¿Ashton? —se escuchó por toda la casa.
—Es Mia —susurró Ashley— Creo que querrán un poco de privacidad.
Ashton estaba durmiendo en el sofá así que ella dedujo que Mia ya lo había encontrado... ¿Pero qué hacía Mia a esta hora de la madrugada en casa de Ashton? Al parecer Ashley tenía la misma pregunta.
Salió de Danielle acomodándose el bóxer.
Ella lo miró tímidamente mientras se levantaba hacia el armario tomando un pantalón de deporte para él y una sudadera gris.
—Ponte tu ropa —exigió.
—Mi pijama está también secándose...
—Toma —gruñó sacando una camiseta de Metallica enorme y unos pantalones igual.
Ella se los puso como pudo.
Ashley la tomó de la mano y caminó decidido hacia la puerta.
La abrió y la primera imagen que tuvieron fue de Mia acariciando el Cabello de Ashton que dormía profundamente.
—¡Dios mío! —chilló— Ashley me has asustado —soltó un suspiro—. ¿Danielle? ¡padre nuestro! ¿Qué te ha pasado en la cara?
—No es de tu incumbencia —gruñó en respuesta Ashley.
Ashton, por las voces se despertó inmediatamente. Abrió mucho los ojos al ver a Mia, y Ashley llevándose a Danielle.
—¿Mia? ¿Qué haces aquí? —preguntó confundido.
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Sinner
General FictionLa mejor manera de vencer al deseo es cediendo a él, cediendo al pecador.