Pecado 26

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El dominio.














—Me dejaste tirada en Creta —dijo lentamente Danielle entrando a la oficina de Ashley.

Ashley apartó su atención de los informes, quitándose las gafas, la miró mordisqueando la base de éstas.

—¿Perdona? —la miró.

Era verdad. Ellos habían estado semanas en Creta esperando que él se recuperara, obviamente no lo veían porque Mia estaba encima de él todo el rato.

Hasta que un día... Desapareció y era que había vuelto a Atenas sin decir ni mu.

—Yo no soy tu padre, niña. No tengo que estar encima de ti todo el día —dijo con desprecio.

—Bueno... Pensé que sería lo mínimo que podrías hacer por los que te salvaron la vida.


—Como ya te dije, no puedo confirmar eso porque no me acuerdo de nada —volvió a tomar el informe—Ahora si me disculpas... Tengo que hacer mucho papeleo.

Ella se echó hacia atrás, pero no iba a llorar, hoy no. Hoy tenía que plantarle cara y decirle toda la verdad, desde Ashton hasta Mia.

—No me voy a ir.

Ashley volvió a levantar la mirada y suspiró.

—Vale, pues si tu no te vas por las buenas, haré que te saquen por las malas.

—¿Por qué ese cambio? Antes estabas todo el rato controlándome, ahora no te importa si respiro.

—Ya te lo dije, yo quiero casarme con Mia y tu lo impides.

Ella jadeó, Cada vez que oía en la misma frase ''Mia'' ''casar'' una parte de ella se destruía.

—Pero, ¿Por qué estás tan ciego? ¿Por qué?

—No sé qué esperabas —se levantó con cierta dificultad— No soy tu héroe, no soy tu príncipe, no existen esas mierdas de Disney, ¿entiendes? No sé qué esperas de mi.

—Pensé... Que esta vez... —dijo ya con las malditas lágrimas de rabia en los ojos— ¿Acaso sabes lo que es ser la segunda opción?

Ashley se rió fuertemente. Cada que soltaba una carcajada era una fuerte oleada de electricidad a su corazón.

—Ni siquiera eres una opción.

Auch.

—Pero...Yo estuve aquí, estuve aquí para ti. Siempre lo he estado. Te tomé de la mano mientras me rogabas que no te dejara morir, lloré por ti, te tomé de la mano mientras llorabas del dolor, te... —suspiró— Ese día lo di todo por ti.

Al parecer eso sí había acabado con Ashley. Él ya no la miraba, miraba al suelo.

—Pudimos haber muerto ahí y Ashton lo sabía, maldita sea, insistió en llamar a la policía, pero yo no... Arriesgué tu vida, la de tu hermano y la mía. ¿Y tu te vas con Mia? ¿Estás ciego? Ella aparece justo en el momento exacto para quedar bien. Ella... —sollozó— Ella no tiene tu sangre aun bajo las uñas o en la ropa.

—Cállate —bramó.

Ella jadeó pero negó con la cabeza.

—Me...Me duele que la defiendas a ella. El día del atentado yo estaba ahí, di mucha información para que te sacaran de ahí... Y ella cuando tuvo la oportunidad te dejó solo. ¿Crees que yo sería capaz de ello?

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