Sinner

Pecado 19.

La intolerancia.

—¡La prueba es negativa!

Ella se giró con los ojos muy abiertos mirando a Ashley entrar con la prueba en la mano.

—¡No es mi hijo! —bramó mientras él se acercaba amenazador a ella.

—Pe... Pero yo...

Fue acallada con un golpe seco en la mejilla. Ella chilló de dolor mientras se tapaba el rostro.

—¿Quién es el padre? —gruñó tomándola del cuello y sentándose otra vez encima de ella.

—Ashley...

Él presionó más la mano y ella gimió tomando la muñeca de Ashley pidiendo que la soltara.

—Si no me dices un nombre te rompo la cara —advirtió—. Ahora, ¿Quién es el padre?

— Ashley Bones —respondió ella urgente.

—¡No me mientas! —gritó poniendo la mano en puño—. ¿Quién es?

—Eres tu, te lo juro —lloró cada vez respirando menos—. Yo... Yo no he estado con otro hombre que no seas tu, te lo juro.

la tomó del cabello levantándola y dejándola en la pared. Las piernas le seguían doliendo por la operación pero a él no le importaba.

—Ashley —gimió ella.

—Me has mentido —murmuró peligrosamente—. Me has sido infiel... Te has quedado embarazada de un bastardo que no es mío —gruñó elevando la voz tomándola del cuello y dejándola prácticamente elevada en el aire.

—¡No! —pudo chillar—. Por favor, mira... Te lo juro, eres el único.

—Mentirosa.

—Pu... Puedes mandar a hacer otra prueba, no tengo nada que ocultar.

Ella se mordió el labio y la soltó en el suelo. Cayendo lo miró desde arriba.

—Cree mi, por favor —gimió.

—Esta puta prueba dice lo contrario, hice tan bien en matar a ese bastardo.

—Es tuyo —gimió—. Te lo juro, no me...

Pero fue tan tarde que él ya empezaba a darle patadas en todo el cuerpo.

Ella gemía cada vez gritando con tanta fuerza que esperaba que alguien la escuchara pero al parecer Ashley les pagaba el doble para que guardasen silencio.

—Traidora —gruñó tomándola del brazo y levantándola.

—Eres un cobarde —gruñó ella. Ashley se tensó.

—Repite —advirtió con la voz ronca, ella escupió sangre al suelo para luego mirarlo a los ojos.

—Cobarde —musitó—. Me estás acusando de algo que yo no he hecho... Ni siquiera me escuchas, solo vale tu palabra y encima me golpeas, cuando sabes que yo soy mucho más vulnerable e indefensa que tu...

Pero era acallada por enésima vez recibiendo golpes fortuitos de él en todo el rostro y cuerpo. Ashley gruñó al oír el teléfono.

Dando zancadas hacia el teléfono lo contestó agresivamente.

—¿Sr Bones?

—Sí, soy yo —gruñó.

—Somos de la clínica donde estuvo su esposa, queríamos comunicarle que la prueba de embarazo, por hacerla tan deprisa, está equivocada.