Lillian Neff
Ella me acariciaba el cuerpo entero en el mueble, jadeaba en su oído con cada toque que era placentero.
-Desnudate- me pidió y me sonroje mas de lo que ya estaba.
-Yo, no, no estoy preparada para para, eso- susurré nerviosa.
-Desnudate- repitió esta vez más exigente.
Pase saliva y ella me hizo levantarme. Me parece frente ella con vergüenza.
-No me hagas repetirlo otra vez- me advirtió mirandome con seriedad y yo asentí.
Me quité el short de dormir, junto a la camisa, quedando en bragas.
-Las bragas- me dijo y yo hice un puchero-, obedece, Lilly.
«Lilly, me dijo Lilly» pensé emocionada.
Ella me miraba impaciente, yo las baje y ella me tendió la mano, se las puse ahí.
Hice un ameno a taparme con muchísima vergüenza. Tya me tomo las manos y me las puso sobre la cabeza.
Me tocó los pezones, la cintura, me apretó las nalgas, no se que me buscaba. Se levantó y me miro las orejas, la boca, la nariz.
Pasó a mirarme las manos, los brazos, me acarició los codos.
Su mirada bajó a mis piernas, me hizo sentarme y me miro los pies, la planta de los pies, las pantorrillas, me quede fría cuando sus manos abrieron mis piernas, miro mis muslos por dentro, acarició la piel de ahí y cuando su mirada se posó en mi vagina no sabia donde meterme.
Me abrió un poco mas las piernas y chillé bajo cuando pasó el dedo por la zona húmeda y sonrió con diversión.
-¿Que haces? - pregunté bajo, nerviosa.
-Fui estudiante de medicina, tres años enteros- me dijo-, vas a ser mi mujer, necesito estar al tanto de en que estado está tu cuerpo.
"Vas a ser mi mujer" eso resonaba una y otra vez en mi cabeza.
-¿Eres virgen?- me preguntó y yo me sonroje más aun-, si, si lo eres. Te pregunto porque las chicas gay del internado cogen entre ellas y me causaba curiosidad- yo no iba a hacer eso, no me sentía lista.
-Tengo dieciséis años, no haría eso- susurré nerviosa.
-¿Hacer qué? ¿Follar?- preguntó sentándose frente a mi.
Asentí, se carcajeó en mi rostro, como diciéndome que no.
-Hablamos mañana, te quiero durmiendo, Lillian- me beso la frente y subió las escaleras.
Al día siguiente, la puerta de la habitación se abrió.
-Son las nueve, Lilly, debes desayunar- me dijo ella.
-Tengo sueño- susurré y ella se sentó y me acarició la frente.
-Tomaremos un vuelo a París al medio día, linda, necesito que te prepares - me pidió, abrí los ojos y Tya me sonrió.
Asentí y me ayudó a sentarme.
-Buenos días - susurré con una pequeña sonrisa.
-Buenos días, dormilona- me dijo-, vente, vamos a darte desayuno.
Comí riquísimo, Tya cocinaba genial.
-¿Tya?- la llame cuando estaba casi lista.
-Dime- preguntó entrando a mi cuarto, tenia el cabello húmedo, estaba usando una camisa azul celeste remangada, con un pantalón negro roto y unos vans.