2. Cansancio emocional

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Lillian Neff

Ella me acariciaba el cuerpo entero en el mueble, jadeaba en su oído con cada toque que era placentero.

-Desnudate- me pidió y me sonroje mas de lo que ya estaba.

-Yo, no, no estoy preparada para para, eso- susurré nerviosa.

-Desnudate- repitió esta vez más exigente.

Pase saliva y ella me hizo levantarme. Me parece frente ella con vergüenza.

-No me hagas repetirlo otra vez- me advirtió mirandome con seriedad y yo asentí.

Me quité el short de dormir, junto a la camisa, quedando en bragas.

-Las bragas- me dijo y yo hice un puchero-, obedece, Lilly.

«Lilly, me dijo Lilly» pensé emocionada.

Ella me miraba impaciente, yo las baje y ella me tendió la mano, se las puse ahí.

Hice un ameno a taparme con muchísima vergüenza. Tya me tomo las manos y me las puso sobre la cabeza.

Me tocó los pezones, la cintura, me apretó las nalgas, no se que me buscaba. Se levantó y me miro las orejas, la boca, la nariz.

Pasó a mirarme las manos, los brazos, me acarició los codos.

Su mirada bajó a mis piernas, me hizo sentarme y me miro los pies, la planta de los pies, las pantorrillas, me quede fría cuando sus manos abrieron mis piernas, miro mis muslos por dentro, acarició la piel de ahí y cuando su mirada se posó en mi vagina no sabia donde meterme.

Me abrió un poco mas las piernas y chillé bajo cuando pasó el dedo por la zona húmeda y sonrió con diversión.

-¿Que haces? - pregunté bajo, nerviosa.

-Fui estudiante de medicina, tres años enteros- me dijo-, vas a ser mi mujer, necesito estar al tanto de en que estado está tu cuerpo.

"Vas a ser mi mujer" eso resonaba una y otra vez en mi cabeza.

-¿Eres virgen?- me preguntó y yo me sonroje más aun-, si, si lo eres. Te pregunto porque las chicas gay del internado cogen entre ellas y me causaba curiosidad- yo no iba a hacer eso, no me sentía lista.

-Tengo dieciséis años, no haría eso- susurré nerviosa.

-¿Hacer qué? ¿Follar?- preguntó sentándose frente a mi.

Asentí, se carcajeó en mi rostro, como diciéndome que no.

-Hablamos mañana, te quiero durmiendo, Lillian- me beso la frente y subió las escaleras.



Al día siguiente, la puerta de la habitación se abrió.

-Son las nueve, Lilly, debes desayunar- me dijo ella.

-Tengo sueño- susurré y ella se sentó y me acarició la frente.

-Tomaremos un vuelo a París al medio día, linda, necesito que te prepares - me pidió, abrí los ojos y Tya me sonrió.

Asentí y me ayudó a sentarme.

-Buenos días - susurré con una pequeña sonrisa.

-Buenos días, dormilona- me dijo-, vente, vamos a darte desayuno.

Comí riquísimo, Tya cocinaba genial.

-¿Tya?- la llame cuando estaba casi lista.

-Dime- preguntó entrando a mi cuarto, tenia el cabello húmedo, estaba usando una camisa azul celeste remangada, con un pantalón negro roto y unos vans.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora